Flotats regresa al Romea 65 años después con ‘Voltaire / Rousseau. La disputa’
Esta producción propia del Romea muestra un enfrentamiento culto y divertido entre dos formas de ver el mundo
El Teatre Romea de Barcelona acoge, hasta el 1 de abril, la obra ‘Voltaire/ Rousseau. La disputa‘, de Jean-François Prévand, adaptada, dirigida e interpretada por Josep Maria Flotats, que comparte escenario con Pep Planas. Esta producción del Teatro Romea lleva a escena un combate entre dos de los filósofos más importantes del siglo XVIII, Voltaire y Rousseau.
Josep Maria Pou, director artístico del Romea, destaca que el regreso de Josep Maria Flotats a la escena catalana es también un reencuentro entre el teatro y el actor después de 65 años de profesión, con toda una carrera de por medio. En efecto, el actor, un jovencito que apenas empezaba entonces, se estrenó en el Romea en una única función bajo la dirección de Miquel Salvat el 28 de enero de 1959 y, desde ese día, no había vuelto a pisar este escenario. Una separación que Pou está contento de poder concluir: «Para mí es una satisfacción muy grande tenerlo aquí y me emociona especialmente. Creo que los nombres de Flotats y Romea deberían haber estado juntos antes, pues es un lugar natural dentro de la historia del teatro catalán».»
Josep Maria Flotats que, dentro de la obra, interpreta a Voltaire, comparte la emoción de volver al Romea después de tantos años. «Es emocionante venir aquí después de tantos años. Me siento muy honrado por el trato recibido y, a la vez, tengo ganas de decir que me siento orgulloso de poder todavía hacer mi oficio defendiendo el teatro que me formó y el teatro en el que creo, teatro de arte, sí, pero, además, teatro de reflexión, indispensable en la sociedad en la que vivimos. Teatro con mayúscula, que es lo que siempre ha hecho Pou. Para mí el teatro es una necesidad». Me siento un humilde servidor, fiel al pensamiento del autor que represento y tengo el privilegio de poder escoger.»
Para el actor y director, el teatro debe impulsar el pensamiento, el desarrollo de una mirada crítica, unas características muy necesarias en los convulsos tiempos que vivimos hoy. «Pienso – continúa- que estamos viviendo momentos muy difíciles y el hecho de poder decir en un escenario cosas en las que uno cree profundamente, haciendo mi oficio lo mejor posible, me da tranquilidad, paz y un sentimiento de estar cumpliendo con mi deber».
A su juicio, el espectáculo ‘Voltaire / Rousseau. La disputa‘ no puede ser más actual en un momento en el que algunos derechos humanos y sociales, que tantas penurias y dificultades costó conquistar, vuelven a verse cuestionados. «En mi último espectáculo, ‘Paris 1940‘, ambientado durante la ocupación de París en la Segunda Guerra Mundial, el personaje del profesor dice a sus alumnos «nunca olviden que son hijos de la república y que han aprendido en la escuela obligatoria laica gratuita qué es la libertad, la igualdad y la fraternidad». Y es curioso hasta qué punto el público, al salir, recordaba estas palabras. El ambiente mundial, en ese momento, ya estaba bastante tenso. Por eso, pienso que es importante y beneficioso servir hoy, de nuevo, a dos personajes tan cruciales del pensamiento moderno, dos filósofos, padres del pensamiento ideológico de la República de la Revolución Francesa, como son Rousseau y Voltaire. Estos dos hombres, aunque opuestos, representan dos formas de ver la realidad, y, en la obra los hacemos debatir en un enfrentamiento culto e inteligente, divertido y lleno de humor. Nuestro objetivo es hacer pasar al público una hora y media de bienestar lanzando preguntas, ideas, ganas de saber más, y de entender cómo es que, en tiempos de Rousseau y de Voltaire, hace más de dos siglos, se hablara de lo que hoy en día todavía no está resuelto.»
Pep Planas, que encarna a Rousseau, el contrincante de Flotats en el espectáculo, también se hace eco de la dimensión política del texto y de las implicaciones que tiene en la sociedad actual. El actor comparte las ideas del filósofo que interpreta: «Precisamente, desde el punto de vista de Rousseau, uno de los debates que se plantea en la obra es: ¿qué hacemos con el pensamiento? Progreso y cultura, sí, pero no todo tipo de progreso, ni cualquier cultura o ideología. Desde el punto de vista conceptual y objetivo, vista la mediocridad y mal comportamiento del ser humano, él, Rousseau, aboga por empezar de nuevo. Es una utopía, pero también una crítica feroz a cómo van las cosas y cómo las ve en ese momento. Son, precisamente, este tipo de ideas que llevarán al pueblo a tomarlos como referentes ideológicos en este proceso de cambio que acabará aboliendo la monarquía absolutista que existía en los regímenes europeos.»
Para Planas, «es realmente un momento muy emocionante y un privilegio poder estar en esta función, porque yo empecé mi carrera, precisamente, con Cyrano de Bergerac, compartiendo escenario con Flotats, que acababa de llegar de Francia. Conocerlo me marcó el camino de qué quería hacer y de cómo lo quería hacer. Él me mostró una manera de actuar y de aproximarme al teatro diferente. Por esta razón, me fui a Francia y estuve 5 años en París intentando mamar todo esto, como había hecho él. Y, afortunadamente, nos hemos podido reencontrar a lo largo de los años, a veces como actor o colaborador, pero nunca como hasta ahora y, para mí, 40 años después, es realmente un honor, un privilegio, un sueño hecho realidad y lo estoy disfrutando mucho.»