Fuenteovejuna/Mefisto Teatro/Festival de Teatro Clásico de Olite.
Lectura contemporánea
Obra: Fuenteovejuna. Autor: Lope de Vega. Versión: Liuba Cid. Compañía: Mefisto Teatro (Cuba). Intérpretes: Vladimir Cruz, Claudia López, Roberto Govín, Leonid Simeón, Rey Montesinos, Mauricio Rentería, Fidel Betancourt, Dayana Contreras, Chaple Rodríguez, Ramón Ramos, Modesto Acea, Yolanda Ruiz y Luis Mario Alonso. Músicos: Andrés Cisneros y Antonio Urdaneta. Escenografía: Liuba Cid. Vestuario e iluminación: Tony Díaz. Dirección musical: Reinaldo Echemendía. Coreografías: Elsa Avilés. Dirección: Liuba Cid. Festival de Teatro Clásico de Olite. Escena de La Cava. 30 de julio de 2010.
La compañía cubana Mefisto Teatro ha presentado en el Festival de Teatro Clásico de Olite una versión de “Fuenteovejuna”, que firma Liuba Cid. La lectura contemporánea que la directora cubana hace de la obra de Lope de Vega, es sin duda valiente. Porque valiente es intentar trenzar en un todo coherente el verso barroco de Lope y una acción que en el original se desarrolla en el siglo XV, con las palabras de José Martí, la santería y el sincretismo de la cultura religiosa caribeña. Y todo ello sin traicionar la esencia, el espíritu del texto de Lope.
La propuesta resulta en líneas generales satisfactoria, y la música en directo y el ritmo, juegan un papel destacado en que esto sea así. Música y ritmo, que articulan y dan continuidad al discurso escénico. Sobria y contundente es la puesta en escena. Juega con agrupamientos de gran fuerza visual (enorme el inicio con textos de José Martí y banderas rojas), con espacios acotados por la luz, con la amplitud y la limpieza de movimientos. Concede gran importancia al verso, a la palabra. Lo subraya y lo entrega con sentido y claridad. Los ritmos y la música cubana se integran con naturalidad en el relato (magnífica la escena de la boda de Frondoso y Laurencia) y dan frescura y un tono diferente, original y novedoso a la obra de Lope. También el trabajo interpretativo se mueve en un buen nivel. Personajes y situaciones se muestran con convicción, con fuerza, por momentos con intensidad, con claridad, con limpieza y sin estridencias.
Hay sin embargo, un elemento que no termina de funcionar. Al menos no lo hace en todos los momentos. El personaje de La Hechicera, en ocasiones tiene difícil encaje, chirria un poco y distorsiona. En otros, juega claramente un papel de narradora, y entonces sí cobra pleno sentido en el discurso escénico. En suma, una propuesta muy interesante, con fuerza, riesgo y muy visual, pero que en ocasiones la falta agarrar al espectador por las entrañas.
Joaquín Melguizo