‘George Kaplan’, una comedia contemporánea y conspiranoica sobre el poder y la desinformación
La Bella Otero estrena en el Tantarantatana una comedia del dramaturgo francés Frédéric Sonntag
Emma Arquillué y Pablo Macho Otero, integrantes de la compañía La Bella Otero, proponen a partir del 15 de marzo una de las obras más aplaudidas mundialmente del dramaturgo francés Frédéric Sonntag: ‘George Kaplan‘. El espectáculo se estrena en el Teatre Tantarantana de Barcelona y hará temporada hasta el 9 de abril.
George Kaplan, el enigmático no-personaje creado por la CIA en una de las mejores películas de Alfred Hitchcock (‘Con la muerte en los talones‘), es el hilo conductor de esta comedia moderna sobre las relaciones entre el poder y la ficción, la política y el espectáculo, la sociedad y sus propios mitos. Pablo Macho Otero se ha encargado de la traducción y dirección, además de formar parte del elenco, junto a Emma Arquillué, Juan Esteve, Eudald Font y Anna Roy.
‘George Kaplan‘ es una historia enigmática y divertida que reflexiona sobre el uso político de las ficciones, de los relatos o los mensajes que recibimos a través de los medios de comunicación, y sobre cómo éstos condicionan, estructuran y controlan nuestras vidas, nuestros comportamientos y nuestra realidad: «George Kaplan cuestiona qué grado de ficción hay en nuestras vidas» -explica Pablo Macho Otero-. Los humanos nos caracterizamos por nuestra capacidad de generar ficciones, mitos, imaginarios colectivos como las lenguas, las religiones, las leyes, los sistemas políticos, las normas sociales, el dinero… Ficciones que hemos generado como especie para poder convivir y cooperar… Quien tiene el control de estos grandes relatos, tiene el poder de controlar a las masas, y por tanto, de manipularlas».
«Cuanto mayor es el alcance de tu ficción, mayor es tu poder. No es nada descabellado sospechar que nuestra realidad es la ficción de alguien con mucho presupuesto», apunta el director y actor del montaje, y añade: «Sonntag se pregunta qué papel tiene el teatro en este mundo lleno de relatos, donde parece que la realidad ha superado a la ficción, e intenta desenmascarar a través de la ficción teatral, las ficciones que constituyen la realidad».
Tres obras en una
El espectáculo propone tres obras en una, tres escenas protagonizadas por un grupo activista clandestino en plena disolución, un equipo de guionistas en busca de un concepto para un proyecto de serie y el gobierno a la sombra de una gran potencia enfrentándose a un peligro que amenaza la seguridad interna del país.
La obra, en palabras del director, «ironiza sobre la tendencia que tenemos como sociedad a crear teorías conspiranoicas de todos los relatos que nos llegan. Quizá alguna de estas conspiraciones, que contribuyen a la desinformación masificada, existen, es evidente que los mensajes nos llegan muy filtrados por los medios de comunicación».
«Lo que queremos es mostrar que muchas veces son simplemente paranoias generalizadas y esto hace que el público, de cualquier clase social o bagaje cultural, se sienta interpelado y pueda reírse tanto de quienes están arriba y controlan estos relatos, como de sí mismos, en tanto que son receptores de estos relatos», añade.
La Bella Otero se ha querido diferenciar de otros montajes que se han hecho sobre este texto, dotando a cada una de las historias de un código teatral diferente. Por eso, han tomado como referentes el naturalismo argentino, típico de espectáculos de Javier Daulte, la comedia gamberra al estilo de La Calórica o la experimentación escénica europea de El Conde Torrefiel. La intención de la compañía es volver a la esencia del entretenimiento más puro del hecho teatral: «Queremos que el público salga de la sala con ganas de debatir sobre el espectáculo y su crítica, pero sobre todo queremos que, durante la función, reflexionen desde el entretenimiento, la risa y la desinhibición», dice la actriz y fundadora de la compañía, Emma Arquillué.
‘George Kaplan‘ es el tercer espectáculo de la compañía La Bella Otero, una obra que de nuevo juega entre la realidad y la ficción. «Con Loco Amoris llevamos al escenario la experiencia real de la relación a distancia que tuvimos Emma y yo, sin desvelar nunca qué era verdad y qué no; con Enterrando a Dodot intenté recrear lo que hubiera escrito un dramaturgo del absurdo si le hubiesen encargado un capítulo de Black Mirror, y después la dirigí intentando imaginar lo que habría hecho un director argentino obsesionado con la verdad escénica», explica el director.