Críticas de espectáculos

GESTIÓN DEL TEATRO ESPAÑOL DE MADRID

EL «CLAN» DEL «TEATRO ESPAÑOL», EN MADRID
Pues no van y dicen, digo, dicen, que hay un «clan» en el Teatro Español de Madrid, al que llaman los «intocables», como en la serie famosa de la tele, y lo que hasta hace poco tiempo era nuestro primer coliseo nacional, se ha convertido en un padrinazgo, mecenazgo, amigazno y feudo, hacía don Gustavo Pérez Puig y su esposa Mara Recatero, ambos directores a perpetuidad, desde hace doce, quince, veinte años, que lo dice la gente y es que la gente es muy exagerada, y con la bendición y el ceremonial del señor Alcalde que para eso tiene la mayoría absoluta. Pues yo opino, como Mara Recatero, que eso lo dice a su marido, tú, ni caso, que esos son los envidiosos de siempre, los mediocres, los sandios, los tontos de baba y joroba, y con razón, porque si don Gustavo, o Gustavin, como le llaman en su intimidad, lleva ahí tanto tiempo, es por su valía personal, y la de su esposa, porque como ya es sabido tras de todo hombre importante, tiene que haber una mujer importante, por eso él se llevó a la suya, y en lugar de estar mano, sobre mano, adorándole, como los matrimonios antiguos, se la puso a trabajar a su verita y, de esta forma, lo que no dirige uno, lo dirige el otro, y santas pascuas, todo queda en casa y son dos sueldos para la familia, sobre todo si es numerosa, que eso siempre viene bien. Pues hay quien todavía insiste: «Que digan lo que ganan, anda, por qué no lo dicen», pero bueno, estaríamos listos si todos los que tienen un cargo fueran a decir lo que ganan o las dietas que reciben. Sin ir más lejos ¿usted lo dice en Hacienda? No. Sólo lo que le pillan. Pues entonces. Y si esta pareja gana mucho, pues mejor para ellos, que así viven mejor, y además, porque palmariamente se ha demostrado, que don Gustavo es el mejor director de España, qué digo de España, de toda Europa, y también de Asia y otros continentes, y es el futuro Director en el planeta Marte, ya que, como Dorian, ha conseguido la eterna juventud y sin vender su alma al diablo. ¿Que más se puede pedir a la vaca? La vaca del viejo mundo pasaba su triste lengua por un hocico de sangre derramados en la arena. Y ahora vienen y dicen, que le han contratado en Corea que, despues del fútbol, está el teatro. Pues bueno: ¿Coleanos del Nolte o del Sul? Del nolte…¡Ratatatatatá! ¿Coleanos del Nolte o del Sul? Del Sul…¡Ratatatatá! ¿Coleanos del Nolte o del Sul?….¡Y una mielda, decidlo vosotros plimero! Pero !coño!, que hasta me hacen soltar un taco, ¡mira que decir que hay corrupción en el Teatro español porque lo dirijan una pareja de cónyuges bien avenidos!…Es que también cobran «derechos de autor». Pero ¡caramba! por no repetir el taco ¿no hace eso todo el mundo que puede? ¿Cómo demonios se explicaria tanto coche por Madrid, tantos atascos por la carretera los fines de semana, tanto chalé en la sierra, y tanta vacación? ¿O es que el hombre ha venido a este mundo sólo a sufir y a morir sin haber obtenido una calidad de vida? El que venga atrás que arree. Y luego que si el ex marido de la hija de la hija de la Piconera. O que si a Eloisa está debajo de un almendro porque ha sido desflorada antes de morir. ¡Pero que es esto! ¿O es que las amapolas pueden florecer sin corola y si un buen par de pistilos, ¿o tambien hay que ser licenciado en botánica para entender esto? Afganistán, Afganistan, ¿quién hara tu poema? Yo, no, que me han prometido hacerme Senador. Pero Manzano, el señor Alcalde de Madrid, que ni su partido le apoya, va y pierde en las próximas elecciones…Eso sería dramático, de tragedia griega que no lo quiero ni pensar ¿que sucedería del Teatro Español y de este par de tórtolos? Claro, se irían a Corea a representar a Homero. Pero ¡mucho cuidado en confundirse en la letra, que allí todos son iguales, y no fuera a ser que por un desgraciado accidente, dieran el pie equivocado, y se metieran en un jardin, y se fueran del Sul al Nolte, y ¡zas! ¡el meneo! a la mielda con los dos. Fontefrida, fontefrida, fontefrida y con amor, do todas las avecicas van buscar consolación, si no es la tortolica que

PABLO VILLAMAR


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