Aclárate la voz

Gracias

Llega el verano, se acaban las clases y con ellas el año lectivo. Momento de hacer repaso del recorrido transitado; de lo sembrado y de lo recogido; de lo aprendido y de lo perdido; de lo renovado y de lo olvidado… Otro año más que como todos los anteriores al desprenderse mudamos la piel. Años que van dejando huellas y surcos de experiencias en el cuerpo emocional, en el bagaje psíquico, en el baúl de voces de la memoria. Riqueza atesorada. Momento para el reconocimiento y el agradecimiento a todos aquellos y aquellas que han contribuido a mi deseo de crecer como persona y como profesional. Acto que se impone como extremadamente necesario en un año, que por las circunstancias que todos sabemos, ha sido y está siendo duro. Extremadamente necesario diría, porque si no me paro a contemplarlo, corro el riesgo que el agotamiento propio del esfuerzo invertido lo ensombrezca todo y no permita percibir lo labrado, lo sembrado y lo recogido. No sería justo ni para mí ni para quienes me acompañan en el camino. Me lo debo, os lo debo.

Gracias a Bettina Aragón Hillemann, compañera de voces que desde las similitudes y las diferencias completa mi trabajo. La colaboración que se viene dando desde hace dos años ha facilitado que pueda extender los lienzos de la labor que ya estaba y que espontáneamente mi mirada se adentrara en pliegues que hasta antes no había descubierto, profundizando y fortaleciendo la consciencia de lo existente. En la riqueza de los matices se asienta la solidez.

Gracias a los integrantes de Kabia ( Gaitzerdi) que me permiten ir de su mano por los entresijos de su creatividad. Y, clase tras clase, vivo con placer el gozo de sus hallazgos y la satisfacción de ayudarles a parirlos. Gracias por vuestra entrega y constancia. Con vuestras voces viajo lejos.

Gracias a Carlos Gil que me ha abierto la posibilidad de adentrarme en este mundo de la reflexión escrita, de publicar historias de voz e historia de la voz sobre las páginas digitales de este periódico. Una posibilidad, con la que desde otro ángulo, construir palabra a palabra recorridos vividos y fortalecer la trayectoria construida. Estimulante y, a veces, terrorífico cuando el horizonte de la pantalla en blanco amenaza con mantenerse de ese color. Pero siempre, algo nace y se va plasmando en letra. Sus devoluciones y comentarios me son de gran ayuda.

Gracias a los profesores de Cantabria que se pelean por llevar la calidad a la vivencia de su quehacer diario. Difícil tarea esa de poner presencia y voz en un continuo de improvisaciones escénicas de una hora de duración ante un público, en ocasiones, nada fácil por el simple hecho de que no te ha elegido libremente, y en unas condiciones, a veces, en las que no sabes con qué te vas a encontrar. Eso es poner a prueba la confianza en la experiencia. Desde aquí mi reconocimiento a este gremio que se deja las voces en su trabajo sin que se reconozca este hecho como riesgo laboral.

Gracias a tod@s l@s que participan en los talleres cuatrimestrales de «El Placer de Cantar» y quienes me eligen para trabajar en clases individuales. Es un tópico, pero no por ello menos real; el profesor siempre aprende del alumno. Las líneas generales del camino a transitar en la formación vocal son comunes para todos. Pero después, – y aquí está en gran parte lo que transforma en mágico y maravilloso cada uno de los momentos compartidos -, ese camino se convierte en único cuando transcurre a través de los paisajes de otro cuerpo, de otros parajes imaginarios, de otras herencias culturales. Mágico por la sorpresa de lo creado y descubierto en el juego alquímico de la voz. Mágico porque muestra un matiz personal e intransferible próximo a otros que ya has oído pero con un sello diferente que, a su vez, lo hace único.

Gracias.


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