¿Sólo música?

Obra: Grease. El musical de tu vida. Autores: Jim Jacobs y Warren Casey. Produce: Butaca/Filmax Stage & Events. Intérpretes: Carlos Solano, Gisela, Elena Gadel, Antonio Villa, Mayte Gete, Griselda Astudillo, Elsa Álvaro, Laura Olivella, Eugenia Sánchez, Marisa Gerardi, Pau Doz, Gustavo Rodriguez, Jordi Cussi, Victor Díaz, Albert Martínez, Cristina Llorente y Xenia Reguant. Bailarines: Marta Alert, Lorena del Orte, Nuria Singla, Julia Ortínez, Ayako Umei, Sergio Franco, Oriol Marín, Javier Martín, Edgar Ávila, Raúl Martínez, Alfred Vicens. Músicos: Manu Guix, Raúl Gama, Rubén Berengena, Gerard Cantero, J. A. Hernández, Ramiro Obedman y Jonathan Badichi. Escenografía e iluminación: Paco Azorín. Coreografía: Coco Comín. Dirección: Ricard Reguant. Teatro Principal de Zaragoza. 17 de junio de 2010.

El público puesto en pie aplaudiendo y coreando los acordes musicales. Así terminó en su presentación del pasado jueves, “Grease”, la versión producida por Butaca del musical creado por Jim Jacobs y Warren Casey, que subió por primera vez a un escenario en Broadway, en 1971. Será tal vez su conocida partitura, popularizada por la exitosa película que Randal Kleiser realizó en 1978, lo que explique el desmesurado éxito obtenido por esta propuesta, que ha recalado en Zaragoza tras un millar de representaciones a sus espaldas. Ahí estaban “Grease”, “Summer nights”, “Look at me, I’m Sandra Dee”, “Greased lightning” (que provocó una de las más entusiastas reacciones de los espectadores), “You’re the one that I want” o “We go togheter”. Pero aparte de esos conocidos temas, realmente hubo muy poco más. Unas notables coreografías, el buen trabajo del cuerpo de baile, la banda tocando en directo, una escenografía bien resuelta y un acertado vestuario se encuentran, sin duda entre lo mejor del espectáculo.

Un musical no es otra cosa que una obra de teatro con alguna de sus partes cantadas y ha de ofrecer, por tanto, todo lo que es propio y característico de este arte escénico, ha de ofrecer algo más que una colección de números musicales. Ahí es donde este “Grease” se queda claramente corto. Le falta un trabajo dramatúrgico sólido y profundo, le falta un mayor nivel interpretativo (en algún caso las carencias actorales eran alarmantemente evidentes), la falta dirección (¿realmente es necesario que las Pink Ladies o la señorita Lynch emitan tal cantidad de grititos sobre el escenario?) y le falta imaginación.

No se pueden trasladar sin más unas cuantas escenas de una película a un escenario, porque la pantalla y el teatro manejan lenguajes diferentes. Ni siquiera bajo el argumento de que eso es lo que pide el público. El teatro es un acto de creación, y crear significa ofrecer soluciones diferentes a las que otros ya ofrecieron con anterioridad. Cabe destacar la inclusión de Vince Fontaine como locutor de radio (bien Victor Díaz), personaje que aporta cierta gracia e introduce un mínimo juego teatral. Si les gusta “Grease” disfrutarán con los números musicales, pero si buscan teatro, les decepcionará.

Joaquín Melguizo. Publicado en Heraldo de Aragón, 19-06-10