El Teatro Arriaga estrena una producción propia dirigida por Pako Revueltas de teatro para público familiar con música en directo
El Teatro Arriaga de Bilbao estrena la producción propia en euskera ‘Guridi: magical bidaia’, una obra de teatro para público familiar con música en directo, dirigida por el actor y director vizcaíno Pako Revueltas. Sobre un texto de Ángel Mirou, con música principalmente de Jesús Guridi interpretada por el Coro Infantil de la Sociedad Coral de Bilbao, la obra transcurre en el mundo de los videojuegos, los que cree protagonizar el pequeño Salva, encarnado por Gaizka Chamizo. Junto a él, Eneritz Artetxe, Na Gomes, Juanjo Otero y Karmele Matuzola completan el reparto.
Salva es muy bueno jugando a videojuegos, ya sean de estrategia, de juego de rol (RPG) o de disparar a zombies (FPS), pero este nuevo juego que se ha descargado se le va a poner muy cuesta arriba, porque el objetivo final es lograr la empatía, la habilidad para ponerse en el lugar de los demás, y sentir lo que ellos sienten. Y eso, al contrario que resolver puzzles o disparar a zombies, se le da muy mal a Salva.
Pako Revueltas asume la dirección de este montaje como “una especie de reto que me saca de mi zona de confort, pues es una obra que está a medio camino entre el teatro y la lírica, algo que no había hecho hasta ahora”, explica a ARTEZ.
‘Guridi: magical bidaia’, que se representará en euskera con sobretítulos en castellano, nos acerca a un niño de 12 años “que entiende la vida como si fuera un videojuego, en el que él es el protagonista y los demás están puestos en el mundo para interactuar con él. Se crea un mundo imaginario y se cree el centro del universo, lo que favorece la falta de empatía. En realidad, la obra es el clásico viaje del héroe, un viaje de retos y aprendizajes”, explica Revueltas. Sin embargo, el director no quiere hablar de “mensajes”. “El teatro, más que lanzar mensajes, tiene que lanzar preguntas. El espectador tiene que ser el tercer elemento, el que cierre el espectáculo con sus respuestas”.
Con una estética basada en los videjojegos de autor, con blancos, negros y grises, todo transcurre en un gran sótano, un lugar abandonado y surrealista. Además de la música de Guridi, también se interpreta y se baila el tango ‘Lizardi’ de Mikel Laboa.
