Críticas de espectáculos

Hércules/Rodetacón Teatro/61 Festival de Teatro Clásico de Mérida

Hércules, un inédito y brillante musical

 

La compañía extremeña RodetacónTeatro, que en los últimos años se ha especializado en ofrecer al público espectáculos musicales de entretenimiento familiar (algo muy característico en los musicales de las películas de Disney), con «El Maravilloso Mago de Oz» y «Tarzán», atractivos montajes ideados -con austeridad y competencia- para escenarios de mediano formato por el productor donbenitense Juan Carlos Parejo y por el director catalán Ricard Reguant, ha cosechado un nuevo éxito en esta edición del Festival, donde participa por primera vez, con un inédito y brillante musical basado en el mito de «Hércules». Si bien, lo que ha vuelto a llamar la atención ha sido que los montajes de compañías extremeñas, que disponen de un menor presupuesto, sigan superado a otros montajes foráneos caros, demostrando con imaginación y sentido de la espectacularidad que conocen muy bien las posibilidades artísticas del espacio romano.

El texto teatral -mejor diría guión- de Miguel Murillo es una narración dramatizada, divertida y azucarada, de las peripecias del semidiós grecolatino, asentada sobre las bases artísticas del melodrama, donde las historias negativas de determinadas acciones se dan como foro para exaltar cosas positivas. El dramaturgo extremeño acerca ingeniosamente el género melodramático al musical tradicional americano -al estilo circense de las exhibiciones de Búfalo Bill y del musical Barnum- con escenas sincopadas de algunas aventuras del personaje, especialmente de los 12 famosos trabajos encomendados por la diosa Hera. Escenas vistas y otras relatadas poco trascendentes pero que adquieren vuelo universal desde el mundo clásico hacia el mundo actual, sabiendo el autor que Hércules es un protagonista de sublimación que defiende valores, con la grandeza del superhéroe, luchando contra el destino impuesto desde una posición ética y desde la justicia y el amor.

La puesta en escena de Reguant (experto director artístico de este género teatral que consiguió un MAX de las Artes Escénicas para su espectáculo «Chicago» en 2001) conserva básicamente las características de los mencionados montajes extremeños -realizados por un equipo muy creativo en lo musical (Ferrán González), coreográfico (Nuria de Córdoba), luminotécnico (Luis Perdiguero) y en la indumentaria (Maite Álvarez)-, pero ahora adaptados con talento a la grandiosidad del Teatro Romano. Un montaje nuevo con las espléndidas letras de las canciones de Xenia Reguant y algunos arreglos de dramaturgia sobre la escena de ambientación circense, que en su conjunto logran, desde el principio hasta el remate de la historia, la unidad expositiva de los componentes artísticos: de la imagen, la interpretación, la danza y la música. Es decir, el excelente resultado de una sincronización sumamente difícil de lo visual y lo auditivo. Todo coexistiendo en comunión perfecta de metamorfosis de la escena, de un amplio cóctel explosivo multicolor en singular ritmo de vitalidad y alegría en donde se sirve acción, diversión y espectacularidad.

En la interpretación, consigue un variado elenco de actores disciplinados y bien organizados: Pablo Abraira (Hércules viejo), Paco Arrojo (Maestro de ceremonias y Zeus), Víctor Ullate (Yolao), Noemí Gallego (Hera), Javier Pascual (Hércules joven), Clara Alvarado (Yol), Nuria Sánchez (Maruxsa), Elena Gómez (Atenea) y Jorge Amor (Anfitrión). Todos destacan. Incluso los que actúan por primera vez en el teatro, como es el caso de Javier Pascual que responde muy bien en su rol de héroe helénico al inteligente juego escénico que le brinda Víctor Ullate, arropando su actuación. Resulta extraordinaria la armonía entre la música y las voces de los actores -transparentes, expresivas y ajustadas a la cadencia/ritmo de la narración y el diálogo- que resaltan la belleza poética, unas veces de humor blanco y otras de nostalgia, de la historia, logrando transportarnos fácilmente al mundo mágico y tierno del personaje central: ese héroe otoñal que ahora se gana la vida relatando sus hazañas en teatros de provincias, añorando el amor de su vida. Pero, sobre todo, destacan y asombran los virtuosos bailarines y acróbatas capaces de dominar muchos estilos, recorriendo el espacio con giros, saltos, piruetas y composiciones estéticas exquisitas de un admirable dinamismo.

En las caveas, niños y adultos voluntariamente aniñados, aplaudieron con intensidad y entusiasmo la noche del estreno.


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