Hipotecados.
HIPOTECADOS.
Teatro Real Cinema.
Autor: Daniel Besse.
Versión española : Juan José de Arreche.
Director: Francisco Vidal.
Intérpretes: Pedro Osinaga, Manuel Tejada, Remedios Cervantes y Emilio Buale.
LA DEUDA MÁS LIGERA.
Nos cuesta infinitamente más pagar la hipoteca de la amistad, del amor, de la lealtad o, simplemente, la que contraemos al vivir, si lo hiciésemos, como simples seres humanos. Tal vez sea, porque esa hipoteca no admite cheques en blanco, al portador o talones cruzados; quizá, porque esa hipoteca no se paga nunca o, por mejor decir, venimos hipotecados a un mundo necesitado de “porqué”, alimentado de egoísmos y de segundas intenciones.
Daniel Besse ha jugado de un modo sumamente inteligente con el título de esta comedia y con los diálogos de tres amigos, en una noche de esperas, reflexiones y mentiras a la intemperie.
El autor no cree en la amistad ideal, enjaulada en compromisos, en lo que se debería haber dicho y se ha callado por no herir; en lo que se ha de aparentar, mientras se ansía una voz amada al otro lado de la línea telefónica; en los sueños que se desmoronan al no conseguir aquello que se quiere, mientras la desilusión nos arrebata una máscara que se aferró a nuestro ser de un modo automático y existencial. Pero, tal vez, por ello, porque nosotros mismos no somos, lo que se dice, perfectos, hemos de aceptar los rotos de un traje remendado a fuerza de lágrimas; las arrugas en un rostro por aparentar algo que no se siente; las infidelidades escondidas por no romper algo tan frágil como inestable. Tal vez, por ello, no debemos exigir un precio tan alto por algo que no valemos… Porque nosotros, ni tan siquiera, habremos pagado la señal de la hipoteca de nuestra vida, de nuestra mentira e indolencia.
Juan José de Arreche ha realizado un arduo trabajo a la hora de traducir el genial texto del autor francés; texto llevado a escena por tres grandes nombres de nuestro teatro: Pedro Osinaga y Manuel Tejada, bajo la batuta de Francisco Vidal.
En un único espacio, el apartamento de Luis y Marta (Tejada y la feliz debutante, Remedios Cervantes) se desarrolla la trama de una comedia que nos reserva un sorprendente final, tan inesperado como hermoso.
Partiendo de una amistad incondicional y sincera, vamos descubriendo las grietas en una relación que subsiste a base de sonrisas falsas y estudiadas apariencias. Todo ello, irá enrareciendo la transparente puesta en escena, sostenida en una estupenda labor actoral, (reiteramos la agradable sorpresa que nos ha supuesto el debut interpretativo de Remedios Cervantes) para concluir con el descubrimiento global de que todos, absolutamente todos, en mayor o menor medida, cargamos con una hipoteca… Quizá, con más de una… Con lo que carecemos de la autoridad moral suficiente, para exigir al otro su solvencia, su integridad, su infinita lealtad o su exclusivo y excluyente amor. Hipotequémonos de amor… Pero no exijamos a nuestro prójimo un pago que, en primera persona, no vamos a poder realizar en una sola y única vida.