Nosotros vivimos al día de lo que trabajamos.
¿Cuántas veces hemos escuchado esta queja ahora que todo parece detenido y nos encontramos al pie de un precipicio (si no es que estamos cayendo día a día sin darnos cuenta). Compañías aéreas, servicios, restoranes, hoteles, vendedores, y un gran etcétera, acompañan a esta queja. Pero son los artistas, los creadores y obreros de la escena los que más sufren esta situación: sin espectáculos están al borde de la miseria, sin que a nadie parezca importarle. Salvo honrosas excepciones, es una situación general en el mundo.
Actores, cantantes, bailarines, cirqueros, tramoyistas, guionistas, etc., viven de lo que producen. Y en estos tiempos de parálisis, lo conseguido a base de esfuerzos inauditos se viene abajo en unos cuantos días: proyectos aplazados, festivales suspendidos, teatros cerrados, y se avizora un futuro muy incierto sin saber qué es lo que espera a estos creadores.
¿Y la situación en México?
No quisiera escribir lo que sigue; me molesta, me lastima. Un gobierno de izquierdas ¿de izquierdas?, ha resultado un enemigo de la cultura y de la ciencia. Lo que ocurre en México es una traición: la clase artística, votó casi masivamente por el ahora presidente, y promovió con mucha fe la llegada de López Obrador al poder. Año y medio más tarde los creadores de todas las artes, se dan cuenta que el presidente y sus subalternos han hecho todo lo posible por quitar subsidios y ayudas a la creación y a la ciencia.
El último ataque va contra el FONCA (Fondo de Creación Artística) y contra Foprocine (Fondo de creación cinematográfica). Tomando como pretexto sacar fondos para luchar contra la epidemia de Covid-19, aprovechando la inquietud generalizada, se anularon todos los fideicomisos de ayuda para la cultura, las artes y la ciencia. Mecanismos que han mostrado su eficacia a pesar de las fallas normales de un sistema de asignación de ayudas para la creación y becas por proyectos. Entre los afectados está un fideicomiso dedicado al espléndido museo de San Ildefonso, en el centro de la ciudad, sitio en donde está la raíz del muralismo mexicano y que ha presentado exposiciones de notable calidad.
Lo más grave es que como ha ocurrido anteriormente, ante la supresión de ayudas, el gobierno ha denunciado que hay un fondo de corrupción en el manejo de estos fideicomisos, acusación infundada, pues los sistemas de control son muy estrictos. Pero el presidente mexicano acusa de corrupto todo aquello que quiere suprimir, como el Seguro de Salud Popular, los Refugios de Ayuda para Mujeres víctimas de la violencia, y ahora este ataque en forma a la creación artística, en plena epidemia de Covid-19.
Quisiera que México fuera como Alemania que ha considerado a la cultura como un bien primordial de la nación. En estas latitudes la cultura, las artes, el cine, es considerado como un lujo, una actividad a la que hay que mermarle recursos, pues no importa si desaparece. Y eso que el cine mexicano ha logrado mucho reconocimiento en los últimos tiempos.
Al final de cuentas parece que los fideicomisos fundamentales para la cultura en México no van a ser suprimidos. La Secretaría de Cultura logró defenderlos. ¿Por cuánto tiempo? Bajo la sospecha de corrupción, de ser inútiles a la sociedad, de ser un bien superfluo, la amenaza es permanente. Esperamos que la comunidad artística sepa defender sus derechos, sus logros y finalmente a su público.
Por desgracia, seguimos constatando que en momentos de crisis la cultura es lo que menos importa. Aquí y allá.
Enrique Atonal
Ciudad de México, abril 2020.
