El Chivato

Hoy se inaugura la exposición ‘Ros Ribas. Fotógrafo de escena’ en el Teatro Valle-Inclán de Madrid

El lunes 6 de abril de 2009, en la Sala Francisco Nieva el Teatro Valle-Inclán, el Centro Dramático Nacional inaugura la exposición Ros Ribas, fotógrafo de escena, a la que están invitados todos los medios de comunicación.  Incluye una amplísima selección de imágenes de espectáculos realizadas por el fotógrafo Ros Ribas desde finales de los años setenta hasta la actualidad.

La exposición de más de ciento cincuenta imágenes abarca una extensa lista de producciones del Centro Dramático Nacional, Teatre Lliure, Compañía Nacional de Teatro Clásico, Teatro de la Abadía, Théâtre de l’Odéon de París y Piccolo Teatro de Milán, entre otros.  Esta exposición, titulada Ros Ribas, fotógrafo de escena, permanecerá abierta al público en el Teatro Valle-Inclán del CDN hasta el domingo 31de mayo.

Gerardo Vera
Las fotografías de Ros son una mirada lúcida sobre el teatro del mundo. No retrata, sino que se sumerge en lo más profundo, descubre, ilumina, desvela, lleva en la sangre el ritmo de la escena, crea espacios poéticos, capta la fugacidad y por encima de todo traspasa los límites de la técnica fotográfica y entra de lleno en el espacio de la creación teatral más absoluta.
Ros consigue con una sola imagen resumir  las mejores resoluciones escénicas, las atmósferas de un espectáculo, traduce en  esa imagen precisa todas y cada una de las diferentes lecturas que cada espectáculo sugiere, en una síntesis poderosa y definitiva que ya es, por derecho, marca de la casa. Sus mundos visuales apuntan, insinúan, casi nunca definen, dejan un amplio margen para que el espectador complete su propia visión del espectáculo.

Lluís Pasqual
Pep Ros es un grande de la fotografía. Cartier-Bresson decía algo que también Ros repite a menudo: Hacer fotos no es nada. Solamente mirar, eso es todo. Viendo hacer fotos a Pep Ros, viéndole deslizarse por el escenario de una manera inmaterial, situándose a veces a veinte centímetros del actor hasta desaparecer.
El placer de ese gran voyeur no consiste en hacer la foto, sino en haberla visto en el momento de disparar, como un cazador. La pieza cazada, como la foto revelada, es sólo el testigo de ese momento irrepetible, el que une el ojo al disparo.
Pep Ros lo hace con la mirada de los grandes, como lo hace Van Gogh cuando mira y nos enseña la energía de un campo de trigo o Vermeer de Delft en ese instante de suspenso, de vida condensada en la lectura de una carta o en vaciar una jarra de leche conteniendo la respiración.

Patrice Chéreau
Ros es el único fotógrafo que conozco, hoy, que sabe fotografiar el teatro, el nacimiento de un espectáculo en las horas precedentes a un estreno. Que sabe captar el instante del ensayo, el instante en que el actor se abandona, y el tiempo de la representación, cuando todo es fragilidad mostrada, exhibida. Está allí con nosotros, se le oye, sabemos que nos mira, que nos fotografía, y sabemos que trabaja con nosotros, no es un mirón, sabe mostrar con gracia lo que el espectador va a ver, mejor que el propio espectador.

José Luis Gómez
Los ojos del director creen conocer todos los ángulos, todas las perspectivas, todas las zonas de luz y de sombra del espectáculo. Hasta que un día llega Pep, prepara sus cámaras, echa una ojeada a la escenografía, habla quizás con el director y empieza a ver un ensayo cerrado y completo; de pronto empieza a sonar con chasquidos aislados o en ráfagas sucesivas su cámara; por momentos se acerca o se aleja de la acción y los actores, se extrema o se calma su tempo; el espectáculo sigue adelante y Pep, absorto y febril, va reteniendo imágenes esenciales de lo que sucede en el escenario.
De las fotos escénicas de Ros Ribas se desprende una abrumadora capacidad técnica cultivada desde la atención constante y amorosa a su oficio, animado por un don exquisito: el de mirar y el de ver lo que a otros pasa desapercibido.

Mario Gas
Con Ros Ribas, alquimista de la fotografía teatral, uno disfruta, se relaja, juega, gamberrea;  bajo su apariencia ausente y discreta, su luenga barba y un chispear imperceptible en su mirada anuncian, para quien lo quiera ver, que él no viene a retratar, sino a crear vida plasmada en instantáneas y que todo aquello que define a las almas que luego se trasmutarán en personajes, le interesa casi tanto como la genial captación de lo que ocurre dentro de lo que llamamos espectáculo, puesta en escena o, simplemente, teatro.

Calixto Bieito

La mirada de Ros Ribas refleja sabiduría teatral y vital. Su arte nos deslumbra con instantes de inmensa belleza, de profunda pasión y enorme sensibilidad. Desde mis inicios sus fotografías me han ayudado a mejorar en mi oficio y muchas veces me han abierto caminos desconocidos. Mi admirado Ros Ribas explica como nadie lo había hecho hasta ahora la historia del teatro en España.


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