Humores y comicidades en la XXXV MITCF de Cangas do Morrazo
Sin humor la vida puede convertirse en un tormento. Incluso en las penurias, el humor es casi siempre el mejor remedio.
En Galicia tenemos la fortuna de contar con un festival dedicado al humor, la Mostra Internacional de Teatro Cómico y Festivo de Cangas do Morrazo, MITCF, que alcanza, en este 2018, su 35 edición.
También tenemos la fortuna de que la directora artística de la MITCF sea María Armesto, una dramaturga y feminista, con un amplio concepto del humor y la comicidad. Su programación para la XXXV MITCF ha desplegado, no solo muchos de los colores del humor, sino también nuestra capacidad de entender y disfrutar la comicidad desde perspectivas muy diversas e, incluso, insospechadas.
Además, María Armesto, junto a Che Mariño y al coordinador, Salvador del Río, han apostado por unos espectáculos en los que el humor nunca es sexista sino que viene acompañado de una conciencia respecto a la igualdad de género e, incluso, a la disolución de las bipolaridades mujer/hombre.
Otra virtud que es necesario poner en valor es la apuesta por una programación intergenaracional, con compañías y artistas consagradas y otras emergentes y noveles. Esto nos ayuda a percibir como la comicidad y el humor, de manera sutil, también están modulados por la edad.
A continuación ofrezco algunas notas sobre algunos de los espectáculos de sala que pudimos gozar en esta edición de la MITCF.
PREGÓN INAUGURAL
La XXXV MITCF se abrió el 29 de junio de 2018, en el Auditorio Municipal de Cangas, con el pregón del titiritero Eduardo Cunha, “Tatán”, un alegato humorístico a favor de la libertad de expresión y en apoyo a los presos políticos, a las mujeres y colectivos que siguen sufriendo violencia. Un alegato a favor del teatro y de la transmisión intergeneracional, entre los que empezaron con el teatro profesional en Galicia, hace cuarenta años, y las nuevas incorporaciones.
REALISMO TEATRAL & REALITY SHOW en DIVINAS PALABRAS REVOLUTION
Después del pregón pudimos ver el espectáculo de gran formato Divinas Palabras Revolution, DPR, del Centro Dramático Galego, CDG y el Grupo Chévere.
La dramaturgia de Manuel Cortés y Xesús Ron, Xron, encaja en el escenario, de modo realista, el set de grabación del show de tele-realidad DPR.
La escenografía de Suso Montero reproduce miméticamente, de forma realista, algunos de los espacios de la sección de una casa, dotada con cámaras de televisión.
El inicio es una retransmisión televisiva, en dos pantallas a ambos lados del escenario, de un telediario de la Televisión de Galicia, TVG, que emite el suceso desencadenante de la obra Divinas palabras de Valle-Inclán, traído a la actualidad: la muerte de Xoana, la madre de Laureaniño, un chico con diversidad funcional que no se puede valer por si mismo. Laureaniño se queda huérfano, con una cuenta bancaria en la que acumula 200.000 euros, recaudados por su madre gracias a la solidaridad de la gente, después de recorrer, con el lisiado, los platós televisivos y de exhibir su desgracia y desamparo en las redes sociales.
Después de esta retransmisión, en el telediario, del suceso desencadenante, pasamos al “reality show” encajado, de forma realista, en el escenario.
Ahí, el elenco actoral, también activa la convención realista, representando, de manera actualizada, a algunos de los personajes de la fábula de Valle-Inclán.
El tono de la interpretación, en algunas actrices y actores, recuerda ese registro paródico y farsesco que emplean las actrices y actores que hacen sketches en programas de entretenimiento de la televisión, como el Land Rover Tunai Show o el Luar de la TVG, citados directamente en la pieza. Esto se conjuga con otro registro más realista que apuesta, incluso, por aproximarse a lo real, permaneciendo en la realización de actividades y tareas cotidianas dentro de la casa, exentas de un nivel o tensión dramáticas. Estas actividades o tareas cotidianas e intrascendentes, cocinar algo rápido, comer, beber, recoger la casa, descargan de tensión dramática y de preparación las acciones de la fábula de Valle-Inclán. De tal manera, cuando se llega a un momento de conflicto dramático, éste no ha sido preparado mediante un desarrollo previo que facilite su organicidad y su verosimilitud.
Dentro de la casa de este “reality show”, DPR, están Pedro Gailo, interpretado por Mamuel Cortés, hermano de la difunta Xoana, tío de Laureaniño; su mujer Marigaila, interpretada por Patricia de Lorenzo; y la hija de ambos, Simoniña, interpretada por Ánxela Ríos; también la hermana de la difunta Xoana, igualmente tía de Laureaniño, Marica, interpretada por Mónica García; junto a Migueliño, interpretado por Borja Fernández; Candás, interpretado por Tone Martínez; Tatoola, interpretada por Victoria Pérez; Laureano, interpretado por Tomé Viéitez y Sétimo Miau, interpretado por Antón Coucheiro.
El director del programa, demiurgo y mago, que vendría a aglutinar ese lado esotérico que contiene la obra original, Sétimo Miau, decide meter en la casa del “reality show” DPR al huérfano Laureaniño, y ahí comienzan los conflictos de conveniencia y lujuria.
La miseria material que justificaba, de algún modo, la miseria moral de aquella sociedad atávica de la tragicomedia de aldea de Valle-Inclán, se substituye, en la pieza del CDG, por la miseria ética y moral de la sociedad del espectáculo y del consumo actual.
Sin embargo, los sucesos de la historia, que contiene la obra original, trasladados a esta versión, no resultan verosímiles dramáticamente.
Aunque la realidad, como se suele decir, siempre supere a la ficción, ésta, la ficción realista que en DPR se activa, siempre tiene unas reglas (como cualquier otro juego) narratológicas de motivación y justificación causal (e, incluso, psicológica).
El show televisivo de la realidad se nos representa, como ya he señalado, encajado en el escenario y metido dentro de un realismo teatral mimético (que juega con un referente real reconocible: los “reality shows”). Ahí se activa, por tanto, el pacto de juego, con la espectadora y con el espectador, asentado en la vero-semejanza de los realismos y ahí, esta dramaturgia de Manuel Cortés y Xron, no encuentra las coartadas o justificaciones dramáticas necesarias que organicen, que hagan orgánicos, los sucesos que se representan (por ejemplo: asesinato “involuntario” del lisiado, traslado del cadáver a la habitación de la tía para deshacerse de responsabilidades, violación de Marigaila, etc., ante cámaras de televisión).
Se mantiene, eso sí, el lado espectacular de esos sucesos representados, a modo de “coups de théâtre”, pero se desmorona el nivel dramático e incluso patético que, subterráneamente, los debería erguir sobre el escenario.
En todo caso, es de agradecer el riesgo artístico asumido, esa aventura que un espectáculo de estas dimensiones supone.
PARAÍSO PINTADO de Pepa Plana, el 30 de junio de 2018, es, en si mismo, el juego teatral que extrema la simpatía en las artes del clown.
Aquí estamos ante un clown con una conciencia feminista no explícita, sino vehiculada a través de un humanismo que recupera la ternura y la ingenuidad, sin perder, en ningún caso, la divertida malicia que la vida requiere.
La payasa pertenece, en Paraíso Pintado, a un coro de ángelas. No es un ángel, sino una ángela. Sale de ese tapiz porque quiere volar y quiere ser Ángel de la Guarda, en vez de permanecer en la pintura de ese paraíso, entre los acordes celestiales.
Pepa es inquieta, no es conformista, busca aventuras y emociones. Y en esa búsqueda, nos lleva a nosotras/os también de viaje con ella.
Pepa quiere volar, quiere bailar, quiere jugar… es un poco gamberra, e incluso se le escapa algún taco, por lo cual, casi de inmediato, Dios le envía un rayo que le da una descarga, como quien recibe un azote.
Pepa, la ángela, no consigue volar, entonces le pide al Señor ser Ángel de la Guarda del Mar. Y ahí el espectáculo nos ofrece una visión submarina fantástica, en la que la payasa interactúa con los seres que pueblan los mares, hasta que, por encima, pasa un barco, quizás una patera, y convierte el sueño en pesadilla. Entonces Pepa, la ángela, pide volver al Paraíso Pintado del que había salido.
Porque el leitmotiv de esta pieza es la reivindicación de los sueños, como las alas necesarias para volar.
La payasa Pepa Plana se mueve en un humor blanco, que aquí, en este Paraíso Pintado, adquiere tonos azul celeste y azul marino.
La gracia de la persona y la técnica de clown singularizada, se alían para hacer las delicias del público, sin exageraciones ni estridencias, siempre en un tono fluido y agradable.
A LEITUGA de EME2 Producións, el 1 de julio de 2018. Una pieza bien hecha en todos los sentidos, tanto por pertenecer, dramatúrgicamente, al modelo del drama o “pièce bien faite”, como por la impecable realización por parte del elenco (Xosé Barato, Mercedes Castro, Antonio Durán “Morris”, Federico Pérez y María Vázquez) y de la dirección de Víctor Duplá.
A leituga comienza como una especie de comedia de costumbres, actualizada, sobre los malos rollos familiares entre tres hermanos y las parejas de dos de ellos. La reunión anual por el aniversario del padre, que se encuentra, desde hace nueve años en estado de coma, y los cruces de acusaciones y reproches, amargan esa fiesta de tono funesto.
Poco a poco, de manera fluida y magistral, la obra de César Sierra, traducida al gallego en un estilo muy verosímil, y sin alardes literarios, por José Luis López Roca, acaba convirtiéndose en un debate ideológico y moral sobre la eutanasia.
A esta meritoria evolución de la comedia de costumbres, edificada sobre lo personal y lo doméstico, hacia el debate ético y moral, también ideológico, sobre la vida y la muerte, la vida digna y la eutanasia, contribuye, en gran medida, el equilibrio en las interpretaciones de los personajes, siempre en el punto justo en los momentos de comicidad, sin pasarse ala exageración farsesca ni a la caricatura.
El formato del espectáculo se mueve con habilidad dentro de un realismo con un corte televisivo, sin embargo no hay sitcom, ni hay estereotipos. Hay una apuesta firme por la verosimilitud y por los matices.
La comicidad, en la mayor parte de los momentos que recuerdo, se debe a la oposición o contraste entre caracteres, entre las actitudes vitales que cada personaje encarna. Esto genera conflictos con el desarrollo dramático necesario para alcanzar clímax, que la dirección escénica sabe canalizar para no caer en el lugar común, ni en el culebrón. Por ejemplo, la pelea entre la hermana mayor, interpretada por Mercedes Castro, y la mujer del hermano del medio, interpretada por María Vázquez. Una pelea sobre la maternidad y los hijos, en la que acaban envueltos el resto de los personajes. Ahí, en vez de seguir en el realismo mimético, que resultaría de folletín, optan por estilizarlo y distanciarlo, aplicando el “slow motion” y un efecto lumínico adecuado, y consiguen el efecto cómico, sin ocasionar estridencias en la línea de acción.
En resumen, A leituga es una pieza que se hace necesaria por el tema que aborda y por la capacidad empática que despliega para despertar en el público una risa compungida, una atención placentera, pero, a la vez, desasosegante.
NÓMADES, estreno de la joven Cía. Xarope Tulú, el 3 de julio. Es una dramaturgia colaborativa posdramática, compuesta por Atenea García, Nicolás Zamorano, Gena Baamonde, Diego Martínez y María Roja. Dirige Gena Baamonde y actúan María Roja, Atenea García y Diego Martínez. La música y la escenografía son de Nicolás Zamorano. El diseño de iluminación es de Laura Iturralde.
Nómades es un espectáculo agradable de ver, para todos los públicos, en el que María, Atenea y Diego desarrollan diferentes juegos en los que, sin hacerlo explícito, se relativizan los roles de género femenino/masculino, para diluir, amablemente, ese binomio y demoler las polaridades que construyen seres restringidos a unos patrones predeterminados.
También relativizan la importancia de las características externas de las personas y, por tanto, los cánones de belleza dictados por la sociedad de consumo.
Algunas de las acciones que realizan para eso son: hacer enumeraciones de cosas que “una niña es, puede, sabe, calcula, dirige, quiere, debe… hacer”, por ejemplo: “una niña puede ser camionera”, “a una niña puede no gustarle el rosa”, “una niña puede llamarse Lucas”; juegan a mostrarnos pequeñas partes de su cuerpo que podrían ser motivo de complejo, pero que para ellas no implican ningún problema: las estrías, un callo, unos pelitos…; bromean con el género de las palabras en el juego de observar “Veo un hombre, o es una hombra?”; hacen coreografías en las que parodian las actitudes de los chicos que caminan marcando lo machos que son, en contraste con un caminar desenfadado y divertido; etc.
Las partes más plásticas de Nómades tienen que ver con la manipulación de enormes acordeones de papel de diferentes tamaños y colores, con los que componen una paisaje escénico abstracto y lúdico o con los que simulan concursos, como si hiciesen trucos de magia, para elaborar, con esos acordeones de papel, faldas y pantalones de fantasía, que transforman a las actrices y al actor en una especie de cyborgs o títeres. También el juego con las proyecciones audiovisuales de las manos de María sobre el vestido de Atenea, en el que los dedos hacen de piernas, o los ojos de Diego sobre dos abanicos hechos con los acordeones de papel, que nos observan y nos hacen guiños.
El juego de luces y músicas acaba de articular, con esos dispositivos escénicos y con el movimiento actoral, un espacio agradable, simpático, en el que desborda el buen rollo.
Sin embargo, la dramaturgia adolece de clímax y de una estructura rítmica en la que haya contrastes eficaces o repeticiones y variaciones que, por acumulación, doten de intensidad. La pieza, en general, queda lánguida.
La virtud de no apostar por una pieza impositiva o asertiva, así como el posible encanto de las pequeñas cosas y de los detalles insubstanciales, acaba por no encontrar el ímpetu que la dramaturgia debería buscar para generar un enganche más emocionante con la recepción.
II TORNEO DE DRAMATURXIA DE GALICIA, organizado por DramaturGA, Asociación Gallega de Dramaturgia y por la XXXV MITCF de Cangas, se celebró el 3 de julio en Salasón, con la coordinación de Esther F. Carrodeguas y Santiago Cortegoso.
Esther F Carrodeguas, en compañía de la actriz Mabel Rivera, que salió, de manera espontánea, de entre el público, hicieron una parodia de un concurso de dramaturgia, con la ayuda de dos personas del público, que imitaban dramaturgos en acción, y otras dos personas, que parodiaban una inmediata lectura dramatizada de los textos recién improvisados. Esto y la versión carnavalesca del tema “Cabaré” de Liza Minnelli, realizada por Carrodeguas, sirvió para abrir la contienda.
Justo después, un equipo de actrices y actores defendieron las piezas breves Con Fabulación de Clara Gayo, Magnitudes de Ernesto Is, Queixo Explosivo de Paula Carballeira y Caída Libre de José Prieto.
La ganadora, por aclamación popular, y sin que se supiese, previamente, quién era la autora o autor de las piezas que competían en el ring escénico, fue Caída Libre de José Prieto. Una obra con ritmo de comedia, agilidad en el diálogo y juegos de palabras eficaces. Humor negro y naif, al mismo tiempo, sobre la libertad, con una fábula no exenta de ironía trágica o retranca: es bueno ser libres y tirarse al vacío, siempre y cuando se lleve un paracaídas. La pareja que busca liberarse, vienen a encarnar los roles del payaso listo y del payaso medio tonto, la mujer se tira desde una enorme altura y el hombre va detrás de ella, por eso de sentirse libres, pero en el medio del camino una se salva y el otro se estampa. C’est la vie!
TEATRO INVISIBLE de Matarile Teatro, el 4 de julio en la Sala de Exposiciones del Auditorio Municipal de Cangas.
Creo que es la tercera o a cuarta vez que veo este “solo” polifónico y polícromo de Ana Vallés. Y volvería a verlo, porque lo bueno que tiene el Teatro INVISIBLE es que nunca agota la retina y, su libertad y delicadeza, siempre excita el pensamiento empático y despierta la emoción estética.
Teatro Invisible no se desgasta porque se yergue sobre el feliz encuentro con la espectadora y con el espectador, desde una proximidad non exenta de magia y de la distancia necesaria para permitir ese espacio en el que lo personal cede a lo colectivo, a lo trascendental, a los destellos del arte.
Teatro Invisible es una declaración de amor al teatro y, al mismo tiempo, una lección de teatro. Amor sin sentimentalismos, sin azúcar ni melindres. Lección sin dirigismo, sin decirnos lo que tenemos que pensar o sentir, sin aleccionar.
De repente, entras en la Sala de Exposiciones del Auditorio Municipal de Cangas y te encuentras con un espacio limpio, embellecido por la iluminación inédita y por la disposición de los escasos dispositivos escénicos. Un espacio casi abstracto, hecho de líneas y profundidad. Ahí, Ana Vallés, como una maga, como una maestra de ceremonias, va a contarnos lo que es para ella el teatro, va a desarrollar una instalación plástica, dinámica, de la que afloran pensamientos filosóficos, existenciales, artísticos, enunciados verbalmente o escanciados de sus movimientos coreográficos, en diálogo con esa luz siempre sorprendente de Baltasar Patiño, esa luz que no ilustra, que no adorna, esa luz que actúa directamente o a través de su reflejo indirecto, a través de su sombra o de su parpadeo.
De entre el público, la actriz Sonia Rúa salió a bailar y a hacer de marioneta y de manipuladora, en un simulacro de Bunraku, junto a Ana Vallés. También de entre el público, la actriz Mabel Rivera se sentó a la mesa y compartió el vino y las uvas de Cangas con la Vallés, antes de la evocación de Kantor.
Teatro Invisible invoca, a través de relatos de auto-ficción, a Kazuo Ono, en la temperatura de las manos en el saludo, a Tadeusz Kantor en su entierro, para introducir el tema de la muerte, a Gilles Deleuze, en la mesita de un café parisino, a Georges Didi-Huberman en el restaurante 16 de Compostela, después de una conferencia en el Centro Gallego de Arte Contemporáneo, CGAC.
Al rematar el espectáculo, durante el aplauso, Sonia Rúa me murmuró al oído: “¡Qué envidia! ¡Qué libertad!” Pues sí, esa es una de las condiciones del arte: la libertad.
SILDA & HADRIÁN es una coproducción de pequeño formato de la XXXV MITCF, con texto de Manuel Lourenzo, interpretación de Casilda Alfaro y Adrián Ríos y dirección e iluminación de Salvador del Río. Se ha estrenado en Salasón de Cangas, el 4 de julio.
Salvador del Río hace aquí, en complicidad con Casilda y Adrián, un eficaz y divertido ejercicio de estilo, al basar el espectáculo en el juego de la simetría o variación:
En la primera parte, nos presentan a la actriz y al actor ensayando el texto de Manuel Lourenzo, bromeando con la obra, en un juego meta-teatral, para hacer una sutil parodia sobre algunos de los trazos más literarios del texto, para así subvertirlos.
En la segunda parte, nos representan a los personajes de la obra de Lourenzo, una actriz de Cangas, Silda, y un actor de Moaña, Adrián. Una experimentada actriz de casta y un joven actor de método. Él hace de Cristo, Súper Star, y ella lo observa, no sabemos si con deseo o, sencillamente, con colegueo. Hay flirteo y hay parodia del flirteo, entre el teatro y el teatro en el teatro.
Lo más bonito de todo, al margen de ver a una actriz y a un actor que disfrutan con lo que hacen y que, al mismo tiempo, nos hacen disfrutar a nosotras/os, es que, entre las bromas y el humor, sí que se acaba por filtrar ese juego erótico festivo y desenfadado entre Silda y Hadrián, los personajes. El deseo entre dos personas de diferentes generaciones, pero, así mismo, también entre la actriz y el actor que la propia ficción, como en un juego de espejos, confunde.
Dichosas las confusiones que despiertan los centelleos del deseo erótico. (El teatro también es eso: Eros a bromear)
MAGHI PER UNA NOTTE de la Cía. Lucchettino (Italia), el 5 de julio.
Luca Regina y Tino Fimiani, en Magos por una noche, nos ofrecen un espectáculo en el cual el virtuosismo se esconde tras el clown y una humanidad y simpatía desbordantes, que llegan al público para enamorarle.
Maghi per una notte, recibió el Premio Mandrakes d’Or de la Academia Francesa de Ilusionistas, en el Festival Internacional de la Ilusión y de la Prestidigitación. Es, en efecto, un espectáculo de factura magistral que hibrida clown, teatro, números de cabaré, prestidigitación y magia. Todo esto sazonado con un humor blanco que llega a todos los públicos. En el Auditorio había niñas y niños disfrutando, al lado de personas mayores, y todas fascinadas, encantadas y risueñas.
En el comienzo, Luca y Tino, van elegantemente uniformados de acomodadores del teatro y se dedican a hacer travesuras ingenuas y muy divertidas a las espectadoras y espectadores. Algunos de los gags, de una sencillez asombrosa, son repetidos para crear una previsibilidad que refuerce, aun más, la comicidad, porque, entonces, la espectadora y el espectador, ya van a estar a la espera para que los actores repitan la jugada y, en ese reconocimiento, el juego se refuerza más.
Una vez suben al escenario, nos ofrecen toda una amplia gama de números de humor y magia. En algunos la risa estalla al mostrar el truco, en otros, en contraste, la risa cede al asombro y al pasmo cuando, de repente, no vemos el truco y la magia funciona de manera hechicera. También utilizan recursos muy simpáticos clownescos, la torpeza al intentar montar y usar un micrófono, el recurso a las expresiones faciales ilustrativas y a los guiños del clown, siempre muy singularizadas en cada uno de los actores. Números de magia con el espacio sonoro y la música, con objetos y ropas, con cigarros, con cuerdas y paños, con frutas de mentira, etc.
Maghi per una notte es una pieza ágil, desbordante, con una sencillez aparente y una total falta de pomposidad u ostentación, lo cual la vuelve muy próxima e incluso entrañable.
Cabe destacar, además, la actitud, en todas las acciones escénicas, no heterosexista, sin exhibir marcas de género, en un trato igualitario respecto a las espectadoras y espectadores a los que se dirigían directa o indirectamente. La participación del público en los números cómicos siempre se guió por un trato no (hetero)sexista ni de género, ni de edad. Si le daban unos besos a una mujer, también se los daban a un hombre, si parodiaban un galanteo, lo dirigían a una mujer igual que a un hombre, y nunca desde una actitud que marcase la masculinidad tradicional, sino desde la propia singularidad de las “buenas personas” que se adivinan en los dos actores.
Velahí cuando el entretenimiento y la magia, en su actitud y en sus formas, de manera implícita, nos dan una lección de humanidad y de igualdad. Los mensajes, en las artes escénicas, a veces no necesitan ser sesudos ni, mucho menos, obvios.
PLAYOFF de Marta Buchaca, con dirección de José Luis Arellano García. Un espectáculo de La Joven Compañía de Madrid, el 6 de julio.
La pieza de Marta Buchaca va tejiendo situaciones de conflicto en el seno de un equipo de fútbol de mujeres, dentro de la forma tradicional del drama, intercalando algunos monólogos para ahondar en los personajes y contornando, esas situaciones de conflicto, con fragmentos de índole más espectacular en los que realizan tareas deportivas (vestirse y reponerse en los vestuarios, salir al campo y simular momentos del partido de fútbol).
La dramaturgia va presentando a cada personaje, de las 7 jugadoras, cuando van entrando al vestuario para prepararse.
De manera parecida, durante el partido de fútbol, van intercalando monólogos al público, de cada una de las jugadoras, en los que nos revelan sus miedos y sus problemas, mientras las otras compañeras siguen en el campo de juego, en “slow motion” detrás de la cancha, compuesta por paneles transparentes móviles.
7 jugadoras, 5 heterosexuales y 2 lesbianas. Algunas casadas y con hijos, otras con parejas, otras con amores no correspondidos… El peso de las familias, para bien o para mal, las acompaña a todas. Todas salen al campo de juego arrastrando problemas personales, que se ciernen sobre el partido, en momentos en los que se congela el tiempo y se dilata para dejar que, por turnos, cada jugadora, en los momentos cruciales de la segunda parte del partido, en los minutos finales y en la prórroga, intercalen sus monólogos en los que nos revelan sus pensamientos. Ya en el vestuario, los conflictos se desatan de manera interactiva, a través del diálogo dramático realista.
Al súper objetivo de ganar el partido, como metáfora, también, de emancipación de la mujer, se van interponiendo diferentes obstáculos y conflictos de índole personal, afectiva y familiar (enfermedad terminal y muerte, durante el partido, de la madre de 2 de las jugadoras; revelación del diagnóstico de VIH de otra jugadora; desamor de la pareja de lesbianas y revelación sobre la relación que una de ellas ha mantenido con una compañera del equipo que es heterosexual y tiene un novio desde hace nueve años; las dificultades para ejercer el liderazgo de la capitana del equipo, etc.) Y ahí surge el debate sobre la actitud necesaria para sobreponerse y ganar, cuando se es mujer.
El último espectáculo de sala, en el Auditorio Municipal de Cangas, al que ya no he podido asistir, fue Jazz Bodas de Fígaro, de Vania Produccions de Catalunya, el 7 de julio.
En esta última jornada de la XXXV MITCF también se conceden el Premio Xiria a la Labor Teatral para la actriz Mabel Rivera y el Premio Mujeres en Acción para la investigadora feminista Asunción Bernárdez Rodal.
Humor y comicidad declinados en múltiples perspectivas y enfoques. Reivindicación. Libertad. Igualdad. Humor y comicidad como armas de construcción masiva, en una XXXV Muestra Internacional de Teatro Cómico y Festivo de Cangas do Morrazo, que ha contado con la afluencia masiva de público y que, en esta edición de 2018 se ha hermanado con el Singlot Festival, de Sant Feliu de Guíxols, que dirige Andreu Buenafuente.
Afonso Becerra de Becerreá.