Linea ascendente.
En estos tiempos en que esta tan de modo hablar de políticas proteccionistas, que si buenas, que si malas, que si lo que se gasta desgasta, que si el dinero debe inyectarse solo en los nacionales o que si esto o que si lo otro, da gusto ver que mientras unos hablan otros hacen.
A mí no me cabe duda que la apertura impulsa y fortalece. Y si se quiere pensar en términos de «producto» nacional, pues la apertura obliga a crecer y subir niveles de calidad, lo que implica en ocasiones asumir niveles de riesgo superiores, máxime cuando se cambia el concepto de competencia por el de investigación, escucha y/o cooperación e intercambio real.
Y eso es lo que ha hecho por segundo año consecutivo la Alianza Francesa con la II edición del Festival Internacional de Teatro Temporada Alta (Uno de los festivales más importantes de España nacido ya hace 25 años en Girona, España) que se llevó a cabo en Lima entre el 8 y el 22 de Febrero del 2017, en el que participaron grupos de España, Francia, México, Chile y Perú.
No puedo hablar del festival en su totalidad. Los tiempos me permitieron transitar solo por las 3 últimas puestas en escena, pero a juzgar por lo que habité, se perfila como una amplia apuesta por contenidos y lenguajes estéticos tan comprometidos como variados, además de permitir un encuentro autentico entre el teatro latinoamericano y europeo con talleres y conversatorios que refuerzan el dialogo entre artistas de un lado y del otro.
Fue cuando menos curiosos encontrarme con «La historia del señor Sommer» (España) de Pep Tosar, Xicu Masó y Lluís Massanet. Una función que se me escapo durante 23 años de varios teatros y que ahora en su aterrizaje en Lima, pude gozarla, además de enterarme (enterarnos los asistentes al conversatorio con pep Tosar) acerca de los entresijos de poner en escena una adaptación de un cuento de Patrick Süskind, autor de «El perfume».
Luego vendría la real satisfacción de ver un trabajo impecable de actor, acompañado de una dirección y texto que nos lleva a reflexionar en espacios realmente íntimos de la existencia. Desde una narrativa que habla de la matanza de cerdos en una región especifica de Mallorca. «Acorar» (España) , dirigida por Rafael Duran y de la mano de Toni Gomila nos transporta de un hecho casero a zonas personales y universales a una misma vez.
Como colofón, el último día del festival, tuve la oportunidad de conocer el trabajo desde dentro y desde fuera del creador peruano Guillermo Castrillón «Escrito por una gallina». Asistí al taller que compartió el artista dentro del marco de los talleres del Festival, y fue grata la forma generosa como nos acercó a su forma de habitar su universo personal (una de las maneras supongo) para llegar a las conclusiones que luego comparte a través de la escena. Conclusiones que obedecen a una verdad mostrada de una forma no convencional, y que obliga al espectador a cambiar de código si es que no quiere perderse del mundo infinito, que nos muestra con una paleta que no es la construcción dramática clásica ni mucho menos. Mundo narrado a través del cuerpo preparado para la exigencia física y técnica de este lenguaje expresivo respirado en cada segmento del cuerpo de la actriz Jimena Lindo.
Fue un placer conocer la existencia de este festival que en mi forma de entender la realidad que ando habitando, marca una línea ascendente en el Teatro Contemporáneo peruano.
