Rebel delirium

III Reflexiones Críticas: debate cultural en Catalunya

El departamento de Cultura del gobierno catalán celebró a mediados del mes pasado unas jornadas tituladas «III Reflexiones Críticas», que tenían como objetivo tomar el pulso al estado de la cultura en Catalunya. Llevan el determinante «terceras» porque recogen el espíritu de otras jornadas que se organizaron desde el mismo departamento durante los años ochenta. Estas mesas redondas quieren ser el preámbulo antes de empezar a trabajar con el Plan Estratégico de la Cultura 2011-2021. Será la primera vez que se desarrolla un plan a 10 años vista, algo insólito y que celebramos, porque ya va siendo hora de abordar las políticas culturales a medio y largo plazo.

Antes de comentar un par de reflexiones que se oyeron en el debate (no hay espacio para más), algunas consideraciones previas de carácter general. A) Creo que es acertado que el conseller de Cultura Ferran Mascarell convoque estas jornadas de reflexión, puesto que al menos simbólicamente, demuestran que la cultura está en la agenda política y que ocupa centralidad. B) Cabría repensarse para futuras ediciones la composición de las mesas y sería interesante que fueran más heterogéneas para que haya más contaminación y combate de ideas. ¿Por qué no mezclar gestores económicos y creadores, por ejemplo? ¿Por qué en la mesa de financiación de la cultura son todos técnicos especialistas? ¿No sería mejor mezclar un poco para que aprendamos los unos de los otros? C) Es necesario y conveniente que el tema financiación ocupe más espacio en este tipo de jornadas: de diez mesas redondas, este tema sólo se abordó en una. D) La media de edad de los participantes y del público asistente era alta. Gente menor de treinta años, poquísima. Hay que creerse de una vez por todas que los jóvenes aportamos nuevas miradas y nuevas lógicas de funcionamiento que tienen que ser escuchadas y compartidas. E) En muchas de las mesas salió el tema de la educación como algo fundamental para el futuro de la cultura. No se entiende por qué no había ninguna mesa dedicada a reflexionar sobre las sinergias entre estos dos ámbitos que, tal y como reconoce el mismo Mascarell, durante tanto tiempo se han dado la espalda. F) A la espera de ver qué material sale de todo esto, está bien que los vídeos de las conferencias se colgaran rápidamente en el web del Departamento.

En la mesa «estrategias de financiación» me gustaría remarcar una idea interesante que todos aquellos que nos dedicamos a la cultura tendríamos que estar desde ya pensando cómo desarrollarla. Se trata de la idea de que esta crisis, entre otras cosas, está provocando un cambio de paradigma. Las estructuras y los mecanismos habituales con los cuales se operaba tradicionalmente, ahora ya no tienen sentido. La metodología tiene que ser distinta porque la realidad ya no es la misma. Una de la ponentes, Marta Lacambra, exponía la caducidad del discurso que se usa hoy en día a la hora de buscar financiación. Según Lacambra, la construcción de un proyecto conjunto en el cual la empresa colaboradora se sienta parte del proyecto es fundamental. Para la empresa que patrocina, sentirse parte del proyecto es muchísimo más motivador que hablar de retorno. Es decir, a la empresa ya no le vale la idea de participar de un proyecto porque su logo saldrá en el cartel y porque tendrá una comida con la prensa. Este modelo ya no sirve. Las empresas van a colaborar sólo cuando se sientan parte del proyecto. Conceptualmente esta lógica de trabajo basada en la cooperación me parece que tiene mucho más sentido. Aplicar esta nueva lógica quiere decir que los emprendedores de proyectos culturales nos tenemos que poner las pilas y pensar ideas novedosas y atractivas para las empresas que quieran patrocinar nuestros proyectos. Hay que ser imaginativos, abandonar viejas rutinas y romperse un poco la cabeza. No nos irá nada mal y todos saldremos ganando.

En la mesa redonda que llevaba el título de «Responsabilidades sociales de la cultura» hubo una confrontación ideológica entre Agustí Colomines y Xavier Bru de Sala que me gustaría resumir. Bru de Sala, ex-presidente del CoNCA, defendía la necesidad de que los políticos descansaran de determinadas obligaciones y delegaran las políticas culturales a grupos de expertos independientes. En definitiva, que los políticos cedieran poder y responsabilidades a la comunidad cultural. El presidente de la Fundación CatDem (vinculada a CiU), apelaba por el contrario a la necesidad de que la política se ocupe con valentía de las políticas culturales y que las afronte sin complejos. No puedo estar más de acuerdo con la respuesta que le soltó Agustí Colomines. Tiene que ser la política, decía Colomines, la que asuma la responsabilidad de definir los criterios, de tomar las medidas necesarias y de priorizar los objetivos. Según él, no hay una comunidad cultural, como tampoco hay una comunidad científica: hay comunidades culturales y comunidades científicas. Colomines recordaba que lo que hay son distintos modelos culturales y que hay que combatir y defenderlos en la plaza pública, que son las elecciones.

¿Los políticos tienen que hacer de políticos y asumir responsabilidades, o por el contrario, tienen que delegar el poder a grupos de expertos en la materia puesto que ellos no tienen los conocimientos necesarios? ¿Cómo se controla a un grupo de expertos? ¿Las políticas culturales (o sea, los criterios, las líneas estratégicas, los planes, etc.) las debe marcar la política o la sociedad civil? ¿Cómo gestionar cuando el político es ignorante? ¿Estamos hablando de dos modelos entonces?


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