Instrucciones para abrazar el aire/Arístides Vargas/Malayerba
La Casa
Obra: Instrucciones para abrazar el aire – Autor: Arístides Vargas – Intérpretes: Charo Francés, Arístides Vargas – Iluminación: Gerson Guerra – Dirección: Arístides Vargas, Charo Francés, Gerson Guerra – Producción: Malayerba (Ecuador) – Sala Central Lechera – Cádiz- 23-10-12 Festival Iberoamericano de Teatro
La memoria; la resistencia; el olvido; el dolor; la sombra que persigue a los vivos, la esperanza de recuperar a los desaparecidos. En 1976, en la ciudad de la Plata, en plena barbarie de la dictadura militar argentina, un suceso que conmocionó con efecto retardado al conocerse posteriormente, una casa abatida por tiros de los milicos, con armamento de todos los tamaños. ¿Qué había dentro? Aparentemente unos cocineros dedicados a envasar conejo en escabeche. Pero la vecindad, el estado de terror, la delación los cerca, es una pareja con una niña, en la etiqueta de cada envase había un panfleto, al fondo, tras una pared, una imprenta clandestina. No preguntaron, los acribillaron. ¿Dónde está la niña? ¿Vive, murió en el asalto? ¿Por qué tanta saña ante esa casa, convertida en la Casa para la memoria histórica?
Son hechos reales, contados por la abuela de esa niña desaparecida, pero convertidos en poesía escénica, en memoria viva, en arte, en emoción. Un trabajo excelso de dramaturgia, los dos actores, una situación, una narración en tres planos, una capacidad de comunicación de los intérpretes, unos personajes que inician un camino hacia la nada, hacia esa necesidad de abrazar el aire para poder abrazar la vida que se intuye, que se escapa, que está en otra corporalidad. Y en las transiciones suenan nanas en euskera, una conexión telúrica, un toque de emoción, una sensibilidad; nanas navarras, vizcaínas, cantadas por mujeres de pueblo, grabadas en los años cincuenta. Un añadido de la memoria sentimental que alcanza otra dimensión.
Economía de medios, todo es escueto, menos la inteligencia escénica, menos el derroche interpretativo de la pamplonesa Charo Francés, una actriz inconmensurable. Un compromiso artístico, una estética para hacer de ese compromiso una actitud, un discurso teatral que cala, que revienta las presas de lo correcto para ser caudal de protesta ante la impunidad y el silencio cómplice. Y la Casa, convertida en todas las casas, en todas las patrias, en todas la ausencias. ¡Qué gran lección de teatro!
Carlos Gil Zamora