‘Isa & Javi’, una historia de amor y locura entre dos jóvenes promesas de la política
Carolina Román dirige a Valeria Alonso y Vito Sanz en la nueva producción de Teatro del Barrio
Todo comenzó a la madrileña: con unas cañas, en un bar del barrio de La Latina de Madrid. Allí, Valeria Alonso y Vito Sanz comentaban una sonada ceremonia institucional de la que se habían hecho gran eco los medios de comunicación. La imaginación de las artistas fue subiendo de revoluciones, como una motosierra. En aquel acto de altos vuelos, la admiración y el amor entre las dos jóvenes promesas de la política que participaban parecían estar, como la Wi-Fi, muy en el aire. ¿Qué hubo detrás de aquel despliegue de distinción, de la polvareda política y mediática que levantó? El quilombo artístico estaba servido, y por supuesto, Teatro del Barrio, con su flamante Premio Nacional de Teatro 2024 bajo el brazo, estaba muy dispuesto a impulsar la producción y acogerla desde su vocación de ofrecer, como siempre, una mirada crítica y ácida del presente, y de proponer formas alternativas de convivencia justo en esta temporada en la que se ha fijado el lema Imaginación radical.
Isa & Javi es un eslabón más en la estela de títulos que impulsa este teatro en torno a la realidad más inmediata, y donde ya figuran Las guerras correctas, El Rey, Ruz – Bárcenas y Estado B-. También se enmarca en la línea de programación del teatro consagrada a combatir los autoritarismos persistentes, que iniciaron La sección. Mujeres en el fascismo español, Homenaje a Billy el Niño, No soy tu gitana o Infiltrado en VOX-.
Sin perder mucho tiempo, Valeria (creadora de origen argentino con trece títulos en su trayectoria como autora y directora teatral además de cortometrajes, Premio de novela Ateneo-Ciudad de Valladolid y que ya colaboró con Teatro del Barrio en la producción Gloria) & Vito (uno de los tres componentes de la compañía Club Caníbal, con quien Teatro del Barrio también guarda un vínculo especial, y que, en cine, ha trabajado junto con Jonás Trueba, Juan Cavestany o Nely Guerrera), se dirigieron a Carolina Román (entre otras, autora y directora de la premiada Juguetes rotos, autora de En construcción y directora de Amareu) y a Óscar Martínez (actor, bailarín y cantante de Castelvines y Monteses, Lehman Trilogy o La Cocina, y ayudante de dirección, coreógrafo y coach vocal de espectáculos como 14.4, Cielos o Ladies Football Club).
Les propusieron sumar fuerzas y crear, en un equipo de cinco de fuerzas junto con Teatro del Barrio, esta gamberrada teatral que se estrena el próximo 11 de noviembre, en torno a la historia de amor entre dos jóvenes promesas de la política y donde la chispa prende en una ceremonia institucional. Tirando del poder emancipador de la caricatura, la sátira, la metáfora, el sainete y el esperpento, esa relación individual permitiría hablar, con irreverencia y algo de juerga, del presente, de fantasías oscuras que llevamos dentro, de fenómenos de masas, de idolatrías explosivas, de ultras que salen del armario y de ciudadanías perplejas, haciendo parada en algunas de las proclamas ultraliberales.
Carolina Román llevaba tiempo dándole vueltas al crecimiento del pensamiento y las políticas de extrema derecha. «Sentía la necesidad de abordar colectivamente cómo pasaron de ser un chiste malo y una canción del verano friki a tener varios escaños en el Congreso de los Diputados, en el Senado, en el Parlamento Europeo. Cómo se ha producido la globalización del pensamiento ultra», explica. Aunque la cosa no parecía ya una casualidad, sino un reto social en toda regla. Claramente, el viraje del mundo hacia la extrema derecha, con sus negacionismos, sus tendencias reaccionarias y sus Estados sin Estado es un fenómeno donde merece la pena meter el bisturí. Pero, aquí, con descaro y «sin paternalismos, mirando de cerca a estos fenómenos políticos, con verdadera curiosidad y sin ideas preconcebidas, pensándolo bien en el acto mismo de hacer la obra», apunta Valeria Alonso, que también pone en valor que «el caos y lo azaroso sean parte de la creación». Para Carolina Román, otra motivación es darle una vuelta a «cómo pueden aparecer de la nada fuerzas muy retrógradas apoyadas por gente muy joven. Cómo esta juventud, además, enfunda ese apoyo en una pátina de rebeldía, y pierden de vista el tiempo y esfuerzo que ha llevado apuntalar ciertos derechos esenciales de los que hoy disfrutamos; unos derechos, por cierto, que no son eternos, y que se pueden manipular, desvirtuar y esfumar».