El Teatro Valdés de Avilés acoge la primera función de la obra, diez años después
Este sábado, 2 de septiembre, Javier Gutiérrez y Luis Bermejo protagonizarán, solos en escena, un nuevo duelo interpretativoen ‘El traje’, dentro de la programación de escenAvilés de verano. Juan Cavestany firma el texto y dirige la función, retomando un proyecto que levantó ya hace una década junto a los dos intérpretes.
Tras coincidir en los últimos meses como los eternos Paco el Bajo y Azarías en ‘Los Santos Inocentes‘, Javier Gutiérrez (Luanco, Asturias 1971) y Luis Bermejo (Madrid, 1969), retoman un proyecto surgido cuando aún se estaba viviendo de cerca la crisis de 2008 y se sucedían los casos de corrupción. «Javier, Luis y yo necesitábamos sacudirnos esa suciedad a base de humor negro», explica Cavestany (Madrid,1967) que retoma de nuevo un montaje que aparentemente es sobre un traje, pero que «habla de los anhelos y miserias humanas, algunas congénitas, otros implantadas o heredadas a nuestro pesar».
Con ‘El Traje‘, el guionista, director y dramaturgo madrileño, se propone llevar al espectador «por una especie de túnel del terror y la risa, de la mano de dos gigantes de la simulación, la verdad y la máscara».
Esta comedia negra, que trata de la corrupción política y moral, se desarrolla en unos grandes almacenes de la capital, donde el primer día de rebajas se desencadenan una serie de sucesos que van a convocar a las entrañas del templo del consumo a un vigilante de seguridad y a un hombre de negocios.
Ha habido un accidente, y el ejecutivo, que tan solo iba a comprarse un traje, que algo ha tenido que ver con los hechos, es interrogado en una habitación trasera del edificio por un vigilante de seguridad, situación en la que el humor se mezcla con la tensión y el suspense y es aprovechado para reflexionar sobre la corrupción o la soledad y colocar al público frente a los anhelos y miserias humanas.
La producen Vania, ProduccionesOff y ¡Carallada!, con Nacho Redondo como ayudante de dirección, escenografía y vestuario de Mónica Boromello, iluminación de Eduardo Vizuete y espacio sonoro de Juan Ochoa.
