‘El Bandido Cucaracha’/Titiriteros de Binéfar
La memoria del Bandido
En el repertorio de toda compañía suele haber un espectáculo que resulta especialmente emblemático. En el caso de Los Titiriteros de Binéfar ese privilegiado lugar lo ocupa ‘El Bandido Cucaracha’, tal vez porque el teatro, los títeres, guardan la memoria del pueblo y con este espectáculo quisieron devolver a las gentes de los lugares por los que campó el bandolero la historia de Mariano Gabín, el Cucaracha. Ahora, más de veinte años después, los de Binéfar recuperan el relato de aquel bandido legendario que robaba a los ricos para repartirlo a los pobres.
Tiene ‘El Bandido Cucaracha’ olor a polvo del camino y a tomillo, el calor de la leña ardiendo el hogar. Se desprende de la cuidada estética de los elementos básicos del teatro de títeres: muñecos, decorados y retablo. Los personajes perfectamente definidos y diferenciados, la arquitectura popular y los parajes de la Sierra de Alcubierre presentes en la escenografía y el carromato con vestido de cómico trashumante, tienen el aliento de la autenticidad y una gran fuerza visual.
Hay una buena historia que contar y se cuenta con imaginación, recursos teatrales y riqueza de técnicas. Trabajo actoral, romance de ciego, títeres de guante, marionetas, marotes, máscaras y títeres de mesa intervienen para recrear la vida del bandido que se convirtió en mito y pasó a formar parte del imaginario popular que contaban los abuelos a sus nietos.
La carreta que hace las veces de retablo se va transformando para dar lugar a los diferentes escenarios en los que se desarrolla la acción. El techo se eleva para que evoluciones los títeres de guante, por abajo las marionetas y en el centro los títeres de mesa. Los laterales son también usados para lograr diferentes efectos.
La música en directo juega un destacado papel, protagonista incluso en algunos momentos (hermosísima la gaita en la romanza del bandido) y fundamental en las transiciones y los cambios de escenografía.
Y una cosa esencial sin la que el teatro se convierte es algo falso. El espectáculo late, tiene alma y una necesidad profunda sobre la que se construye y se sustenta: mantener viva la memoria del bandido. Los Titiriteros se saben y se sienten depositarios de esa memoria. Y se nota. Impregna el espectáculo con hondura y sentimiento, y se transmite con intensidad al espectador.
Joaquín Melguizo
Obra: El Bandido Cucaracha
Compañía: Los Titiriteros de Binéfar.
Actores-Titiriteros: Paco Paricio y Eva Paricio.
Escenografía y muñecos: Miguel Cardil.
Músicos: Ángel Vergara y Roberto Aquilué.
Dramaturgia y dirección: Paco Paricio.
Teatro del Mercado (Zaragoza)
7 de enero de 2012
Aforo Completo.
Publicado en Heraldo de Aragón 9 de enero de 2012
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