Jorge Silva Melo
Esta semana he vivido la conmoción por la pérdida de una persona con la que solo me encontré directamente unas pocas veces. Miro el Facebook y veo una foto de Jorge Silva Melo, acompañada por el texto de despedida escrito por otro colega de las artes escénicas portuguesas. Me quedo asombrado e incrédulo. Esa noche tardo mucho en poder dormir bajo la impresión causada por la idea de la muerte de Jorge.
Nunca me ha gustado escribir necrológicas, pero esta semana he reflexionado sobre la necesidad de rendir homenaje a las personas que, de alguna manera, han dejado un legado especial e importante. Recordar, dar testimonio e incluso dar a conocer a alguien que ha colaborado para un mundo un poco mejor.
Mi primer contacto con Jorge fue el 1 de noviembre de 2013, cuando me envió un mensaje en el que agradecía “uma bela crítica” que yo había escrito en la erregueté | Revista Galega de Teatro sobre la obra 20 de Novembro de Lars Norén, de la Cía. Artistas Unidos de Lisboa, de quien él fue director artístico desde la fundación en 1995 hasta su muerte en este infausto 2022. Me consultaba, también, sobre la posibilidad de traer a Galicia esta pieza, que yo había visto en el Centro Cultural Vilaflor de Guimarães. Entonces recomendé su programación a Roberto Pascual para la MIT Ribadavia y al año siguiente, el 20 de julio de 2014, pudimos disfrutar de este maravilloso trabajo de Artistas Unidos de Lisboa, interpretado de una manera feroz, afectiva y sensual por el joven actor João Pedro Mamede, con la dirección y traducción de Francis Seleck.
En diciembre de 2017 fui al Teatro Diogo Bernardes de Ponte de Lima para ver Jardim Zoológico de Vidro (The Glass Menagerie, 1945) de Tennessee Williams, en la escenificación de Jorge Silva Melo y Artistas Unidos de Lisboa. Una pieza fascinante que no es tan fácil poder disfrutar en los escenarios de proximidad. Más allá de la sensación de fluidez y concentrada sencillez, admiré el delicado trazo en la caracterización de los personajes, con un equilibrio admirable entre la individualidad y su dimensión social. También causó mi admiración la conexión de ese texto clásico con la actualidad. Lo mismo aconteció cuando fui a ver, el 3 de noviembre de 2018, también en el Digo Bernardes, Do alto da ponte (A View from the Bridge, 1955) de Arthur Miller, un montaje de increíble transparencia y complejidad que, pese a estar ambientado en la época en que fue escrita, igual que la obra de Williams, hacía eco de manera emocionante respecto a cuestiones acuciantes del presente. De ambos espectáculos, en gira en Ponte de Lima, redacté artículos y Silva Melo me lo agradeció diciéndome que había sido el primero en escribir algo: “Tem a sua graça; estreámos há um mês e meio e a primeira crítica chega agora e é da Galiza. Georges, anda ver o meu país de ex-críticos…” El humor de Jorge, siempre matizando los hechos.
Después hablamos sobre el estado de la crítica o más bien sobre su ausencia y la anomalía que esto supone en un contexto cultural.
Un tiempo después era yo quien le pedía a Jorge ser anfitrión en el lanzamiento, en Lisboa, de mi libro de ensayo: Confio-te o meu corpo. A dramaturgia pós-dramática, de Através Editora. Acompañados para la ocasión por Marisa Falcón, que estuvo muchos años dando clase en la Escola Superior de Teatro e Cinema de Lisboa y ahora trabaja en Rua das Gaivotas 6, y la escritora Teresa Moure, directora de la colección donde está publicado ese librito. También le había pedido a Jorge el Teatro da Politécnica, que es la casa de los Artistas Unidos, y él me dijo que sí a todo inmediatamente. Recuerdo sus mails directos y simpáticos, sin retóricas accesorias. “Estamos com ensaios finais da peça de Annie Baker [Os Aliens] e com montagem da exposição. Mas até teria graça ser assim [la presentación del libro] com as salas ‘pós-dramáticas’.”
Fuimos muy bien recibidos en el Teatro da Politécnica, donde yo ya había asistido varias veces a espectáculos de dramaturgia contemporánea, siempre con aspectos sorprendentes y muy sutiles, desde la perspectiva de la escenificación, dirigidos por Jorge o por sus colegas de la compañía.
Para la presentación del libro Jorge hizo un discurso brillante, sin llevarlo escrito. Recuerdo la comparación que hizo entre algunas ideas sobre la centralidad del cuerpo y su materialidad, expresas en mi libro, y los rituales de sacrificio que conectan el cuerpo y la carne con otras dimensiones trascendentales, como el ejemplo del sacrificio de Cristo. Siento mucho no haber grabado lo que aquella tarde del día 19 de enero de 2019 Jorge nos contó, aquellas palabras en las que se podía sentir un profundo conocimiento y una rica experiencia sobre las artes escénicas y la vida.
Como dramaturgo tengo un recuerdo muy especial de una obra escrita por Silva Melo que, de alguna forma, me ha marcado, António, um rapaz de Lisboa. Una suerte de neorrealismo portugués, con una radiografía dramática de una ciudad, a finales del siglo XX, a través de la juventud que está a la búsqueda de sí misma y de su lugar en un contexto adverso. Un texto con una inscripción de la oralidad y una estructura fragmentada en puzle muy estimulantes. En Facebook, estos días pasados, el actor, dramaturgo y director de Teatro Praga y director del Teatro Nacional D. Maria II, ha escrito: “Em 1996, com 20 anos, vi pela primeira vez um dos seus espetáculos, com a consciência que estava a assistir a algo histórico. Era o António, um rapaz de Lisboa. O teatro português nunca mais foi o mesmo e eu também não. Obrigado Jorge. Celebremos o Jorge.”
Como cineasta he disfrutado mucho con su filme O tempo, en el que utiliza la pieza teatral de la dramaturga catalana Lluïsa Cunillé Salgado, en traducción de Ângelo Ferreira de Sousa. Jorge me había enviado, como regalo, el DVD cuando supo que yo había traducido al gallego esa obra y que es una de mis preferidas. Del filme de Melo me encantó el tratamiento de la humanidad y misterio de los personajes y las situaciones, también la capacidad para hacer aparecer el tiempo como un elemento relevante de la composición.
Jorge Silva Melo es una de esas figuras poliédricas. El 15 de marzo, Artistas Unidos difundían esta noticia que quiero compartir aquí tal cual:
“Morreu, a noite passada, Jorge Silva Melo (1948-2022), actor, encenador, dramaturgo, realizador de cinema, escritor, guionista, tradutor, cronista, crítico e director da companhia de teatro Artistas Unidos.
Natural de Lisboa, Silva Melo passou a infância e o início da adolescência em Angola, onde os seus pais estavam radicados. Frequentou a Faculdade de Letras da Universidade de Lisboa e, a partir de 1969, a London Film School. Fez teatro em Berlim, Paris e Milão. Antes de partir para Inglaterra foi um dos fundadores do Grupo de Teatro de Letras. Mais tarde fundou com Luís Miguel Cintra o Teatro da Cornucópia (1973), onde permaneceu até 1979. Como bolseiro da Gulbenkian estagiou em Berlim com Peter Stein na Schaubühne e em Milão com Giorgio Strehler no Piccolo di Milano. Trabalhou em França como actor com encenadores como Jean Jourdheuil e Jean François Peyret.
Como realizador de cinema integrou a cooperativa Grupo Zero (1975-79), tendo realizado mais de uma dúzia de filmes, entre eles o mítico António, Um Rapaz de Lisboa (2000). Como actor de cinema trabalhou com Manoel de Oliveira, Paulo Rocha, João César Monteiro, Alberto Seixas Santos, Joaquim Pinto, Manuel Mozos e outros. Da sua filmografia constam filmes sobre diversos artistas plásticos: António Palolo, Nikias Skapinakis, Álvaro Lapa, Sofia Areal, Joaquim Bravo, Ângelo de Sousa e Fernando Lemos.
Em 1995 fundou a produtora Artistas Unidos onde dirigiu e produziu quase três centenas de espectáculos, organizou exposições e editou a colecção Livrinhos de Teatro e a revista Artistas Unidos, promoveu conversas e seminários com autores e alunos. Traduziu, entre outros autores, Pasolini, Goldoni, Pirandello, Brecht, Harold Pinter, Georg Büchner, Heiner Müller. Deixa-nos três livros excepcionais: Deixar a Vida (2002),O Século Passado (2007) e A Mesa Está Posta (2019).
Transformou o teatro português com António, Um Rapaz de Lisboa (1995), O Fim ou Tende Misericórdia de Nós, Prometeu – Rascunhos (1997), ou Num País Onde Não Querem Defender os Meus Direitos, Eu Não Quero Viver (baseado em Kleist, 1999) que escreveu e dirigiu. Encenou grandes autores do século XX, como Luigi Pirandello, Bertold Brecht, Heiner Müller, Arthur Miller, Tennessee Williams e autores contemporâneos, apresentados em Portugal pela sua mão, como Enda Walsh, Jon Fosse, Dimítris Dimitriádis, Juan Mayorga, Davide Carnevali, Claudio Tolcachir, Antonio Tarantino, Spiro Scimone, entre tantos outros.
Trabalhou com centenas de actores, artistas e pensadores portugueses, deixou a sua marca em toda a comunidade artística e teatral portuguesa que ajudou a construir.
Somos os seus herdeiros e é com honra que manteremos viva a sua obra e o seu legado.
Como previsto e desejado pelo Jorge, estreamos a sua última encenação na próxima 4ª feira 23 no São Luiz Teatro Municipal.”
¿Por qué la muerte de Jorge Silva Melo me impresionó tanto? Más allá de lo ya referido, era una persona muy próxima y muy abierta para conocer a quien se le acercase. Un hombre generoso. A su mirada curiosa y tierna se sumaba aquella voz profunda y sincera, aquella manera de hablar, mirándote a los ojos, tan certera y atenta.
¡En mis visitas a Lisboa echaré de menos algo muy importante!
P.S. – Otros artículos relacionados:
“Un drama entre la épica y la tragedia. Arthur Miller por Jorge Silva Melo”. Publicado el 5 de noviembre de 2018.
“Jardín zoológico de cristal. Jorge Silva Melo. José Leitão. Ponte de Lima”. Publicado el 10 de diciembre de 2017.
“Provocación atractiva”. Publicado el 21 de junio de 2013 (Sobre 20 de Novembro de Lars Norén. Cía. Artistas Unidos)