Sud Aca Opina

Jugo de naranja is back

Afortunadamente para tanto oficinista estresado a la hora del ingreso a sus trabajos, el jugo de naranja volvió en gloria y majestad a la esquina de siempre. El mismo carro de supermercado adaptado para el negocio de venta de jugos de naranja recién exprimidos, operado por la misma señora con anatomía de naranja.

No creo que haya regularizado su situación ante la municipalidad, sacando un permiso de funcionamiento, ya que las condiciones sanitarias distan mucho de ser las óptimas pero vende tanto que sucio no puede estar y por último, los compradores se toman esa suciedad bien diluida entre tanto jugo fresco que sale de ese carro.

Las costumbres son muy difíciles de cambiar, sobre todo si tienen que ver con el buen vivir.

Es cierto que, como dije, las condiciones sanitarias no son óptimas pero la frescura de sus jugos y la simpatía de la señora, hicieron que su negocio anduviera de maravillas y los compradores hagan caso omiso de «ciertos detalles».

Algo similar sucede con los diseños de escritorio por ejemplo en el área de la arquitectura donde la geometría rígida de una plaza termina con senderos diagonales sobre el pasto porque ese recorrido es más corto.

Cuando se trata de llegar a mucha gente, se puede proponer pero no imponer y para eso se deben investigar a conciencia usos, costumbres, preferencias, edades, sexos, etc…

Es muy difícil venderles quesos maduros franceses a los mexicanos así como es imposible venderles insectos comestibles a los franceses.

Ejemplos de este tipo existen por millones y a veces la porfía humana es ciega al tratar de imponer.

Las artes escénicas no escapan a este modelo de comportamiento.

¿Cuántas obras no han tenido el más rotundo de los fracasos por un ego exacerbado de sus creadores al menospreciar las preferencias del público al cual querían llegar?

El éxito se asegura con mucho trabajo de investigación serio previo a la creación aunque por otro lado, si no fuera por esos egos descomunales de algunos creadores, indiferentes a la opinión de la masa, seguiríamos presenciando solo tragedias griegas en ágoras al aire libre.

Solo divagando en mi inseguridad, creo que esos espíritus rebeldes son indispensables para generar cambios y aunque fracasen en sus intentos, de seguro volverán una y otra vez con sus ideas.

Todo movimiento tiene una inercia y es por eso que muchas de las figuras icono del arte mundial de todos los tiempos no han tenido vidas fáciles y solo después de muertos su obra ha sido reconocida.

Excepciones existen pero son las menos.

¿Acucioso estudio previo para la creación o creación sincera desde la intimidad del creador sin considerar variables ajenas a su propio sentimiento?

Obviamente la respuesta es personal.

En el mundo de los sentimientos materializados en obra, las recetas estrictas no existen o no deberían existir a pesar de que algunos «productores» hayan encontrado la fórmula mágica para vender. En la música no es un secreto que un estribillo simple repetido al infinito y machacado reiterativamente a los indefensos oyentes tiene prácticamente asegurado el éxito. Muchas veces hemos llegado a tararear una melodía sin que necesariamente esta nos guste.

Es increíble cuantos devaneos existenciales puede inspirar un simple jugo de naranja, claro que esta mañana lo probé mezclado con jugo de zanahoria; bocato di cardinale.


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