K Producciones y Teatro Arriaga estrenan en el CDN ‘Naturaleza muerta en una cuneta’
El juego psicológico en el que se ven inmersos familiares y conocidos de la joven Elisa Orlando que aparece asesinada junto a una carretera, así como las pesquisas policiales y las indagaciones periodísticas que suceden al crimen son los elementos principales de los que se ha valido el autor Fausto Paravidino para crear la obra Naturaleza muerta en una cuneta que K Producciones y el Teatro Arriaga estrenan el próximo viernes (21 de septiembre) en el Centro Dramático Nacional de Madrid, donde permanecerá durante un mes. La obra se presentará en febrero de 2013 en el Teatro Arriaga de Bilbao.
Aunque la obra original está protagonizada por media docena de personajes y está escrita como si se tratase de una sucesión de monólogos que son en realidad confesiones policiales, la dramaturgia que Ángel Solo y el director del espectáculo Adolfo Fernández han ideado para esta producción contempla un total de 36 personajes que serán encarnados por los seis actores que participan en la representación, con la pretensión de que «los personajes referenciados en los monólogos cobren vida».
Esta obra que Fernández leyó en 2001 tras haberse aficionado a la lectura de obras policíacas «no solo de Vázquez Montalbán, sino de Camilleri, Mankell,…», le llevó a percatarse de que esos autores introducen en sus novelas «que empiezan con el juego de lo policiaco, un nítido compromiso social, ético y político, al incluir elementos que son verdaderos análisis macroeconómicos». Por ello, el director destaca que uno de los aspectos más interesantes radica «en la interesante trama que articula en torno a la realidad social actual».
18 horas
La pieza se ubica en una indeterminada zona rural donde los padres de la víctima, ambos licenciados y pertenecientes a la clase media-alta, desconocen la vida que llevaba su hija fuera del hogar familiar, en la que se mezcla con la realidad más incómoda, marginal y delictiva. Naturaleza muerta en una cuneta es un thriller policiaco que se desarrolla tras el hallazgo del cadáver de la joven y que describe las 18 horas que le siguen ya que ese es el tiempo del que dispone el inspector encargado de la investigación para resolver el caso antes de que el asesinato trascienda y Elisa se convierta en una muerta que aparecerá en todos los noticieros televisivos.
La obra es, según el director, «la sucesión de acontecimientos y los movimientos de un policía que intenta solucionar ese problema con los escasos medios con los que cuentan en la pequeña comisaría de una ciudad, en la que los drogadictos y camellos trabajan para la policía» y en la que tomando como excusa la tremenda tragedia acontecida, «el comisario político sugiere al inspector que dé la imagen de que se trata de una ‘historia de drogadictos’ , que sólo mueren quienes se meten en el lugar inadecuado y que eso es lo que hay que transmitir a la sociedad».
Además de haberse decantado por dotar a la puesta en escena de un tono más coloquial que evite la frialdad de los testimonios policiales, el director ha optado también por «romper la cuarta pared y, en algunos momentos, hablar directamente al público como si se tratase de un documental cinematográfico».
De esta primera inmersión de K Producciones en el campo de lo humano, «porque en nuestras anteriores producciones hemos entrado casi siempre en el campo de lo político», Fernández destaca el hecho de que provoca la reflexión «en torno a la vida de nuestros hijos», lo que lleva a los padres a debatirse en la dicotomía entre la necesidad de conocer la vida de sus hijos y respetar su derecho a la libertad.
Naturaleza muerta en una cuneta se desarrolla en un espacio ocupado por un gran muro de hormigón armado que tiene adosada una escalera, pero que puede ser transformado. Ese gran bloque de 30 metros cuadrados que puede asemejarse a un paredón de fusilamiento, el lugar en el que se trafica, un espacio que separa el paraíso del infierno… pero que además manda un mensaje de soledad e incomunicación, se levantará sobre un suelo que presenta una especie de césped gris «que entra en consonancia con las tonalidades que proporciona la iluminación», señala Fernández. El muro puede abrirse durante la representación para mostrar diferentes espacios, tales como las habitaciones de los padres y del resto de los personajes que intervienen.
Para diseñar el espacio sonoro y las composiciones que se incluyen en la puesta en escena K Producciones ha vuelto a contar con Mariano Marín, que ha diseñado una banda sonora «muy cinematográfica» en la que se incluye un tema de evocaciones croatas que canta Susana Abaitua en directo.
Fausto Paravidino
Fausto Paravidino es un dramaturgo, actor y director italiano que se caracteriza por tratar géneros tan diversos como la crónica autobiográfica, la tragedia o el documento denuncia, pero centrándose siempre en los problemas juveniles de su coetáneos. Definido por Adolfo Fernández como «un tipo comprometido» y «un autor del siglo xxi», Paravidino ha recibido el reconocimiento en teatros de Inglaterra, Francia y Alemania y de la juventud europea gracias a una escritura en la que destaca el ritmo de sus diálogos «directos y rápidos, como si fueran cinematográficos». En 2004 recibió en Italia el premio Vittorio Gassman por ‘Naturaleza muerta en una cuneta’.
Ficha artística
Obra: Naturaleza muerta en una cuneta.
Autor: Fausto Paravidino.
Traducción: Silvia de Marta.
Dramaturgia: Ángel Solo, Adolfo Fernández
Intérpretes: Susana Abaitua, Sonia Almarcha, David Castillo, Adolfo Fernández, Ismael Martínez, Raúl Prieto.
Escenografía y vestuario: Ikerne Giménez.
Iluminación: Pedro Yagüe.
Música, espacio sonoro: Mariano Marín.
Audiovisuales: Eduardo Moreno.
Ayudante de dirección: Ángel Solo.
Dirección: Adolfo Fernández.
Producción: K Producciones, Teatro Arriaga de Bilbao.
Duración: 1 hora 45 minutos.
Lugar: Teatro Valle-Inclán (Sala Francisco Nieva) – Madrid.
Fechas: 21 de septiembre al 21 de octubre de 2012.