Críticas de espectáculos

Kaukasiar kreazko Borobilahéâtre des Chiméres

En línea recta
Obra: Kaukasiar kreazko Borobila
Auto: Bertold Brecht
Intérpretes: Carlos Acosta, Ramón Agirre, Mairu Bancon, Sophie Bancon, Olatz Beobide, Jose Luis Berasategi, Jean-Philipe Daguerre, Hervé Estebeteguy, Lierni Fresnedo, Frédéric Houessinon, Guy Labadens, Muriel Machefer, Catherine Mouriec, Charlote Maingé, Jean-Ives Ostrowiecki, Patxi Pérez, Txomin Heguy
Músicos: Javi Area, Aitor Furundarena, Ritxi Salaverria, Luis María Moreno
Música: Pascal Gaigne
Escenografía: Annie Omchalo
Vestuario: Sophie Bancon
Iluminación: Pierre Auzas
Dirección: Jean-Marie Broucaret
Producción: Théâtre des Chimères, Pok Produkzioak, Théâtre National Bourdeaux Aquitanie
Sala Lauga –Baiona- 19-10-05 – Les Translatines
Un riesgo. Un auténtico riesgo. Una obra tan compleja como “El círculo de tiza caucasiano”, en euskera, con traducción visual al francés (en hegoalde lo harán en español), con una veintena de intérpretes, euskaldunes, africanos, europeos, cubanos y vascos no euskuldunizados, proponiendo un espacio no convencional, con el público a ambos lados de un eje central donde suceden los acontecimientos. Un Brecht hecho con todo, es decir sin obviar nada, ni las canciones de intercesión entre las escenas principales, ni los múltiples personajes, ni la multiplicidad de espacios donde transcurren las acciones.
El resultado es honroso. La utilización que hace Jean-Marie Broucaret de imágenes, personajes, maneras de bailar, de moverse, vestuario de mascaradas y/o pastoralas, le confiere unos rasgos de distinción, y como la propuesta dramatúrgica se coloca en la búsqueda de la identidad como trasfondo, se pueden extraer lecturas de la leyenda narrada que sirvan para entender la situación actual tanto de nuestra realidad más cercana, como la del mundo globalizado.
El texto y su estructura no es nada ligero, pero el montaje le confiere un aire festivo, un tono grandilocuente, quizás excesivamente altisonante en ocasiones, hay momentos en donde actores como Ramón Aguirre y Txomin Heguy y actrices como Lierni Fresnedo elevan la altura comunicativa, la intensidad interpretativa, muy bien arropado en el conjunto, con escenas de movimientos colectivos muy sugerentes y utilizando la rectitud del espacio con libertad para romper la frontalidad, para que se vea el camuflaje, la recomposición, pero guardando sorpresas escénicas. Un trabajo que escapa de la norma, que tendrá limitada difusión, pero que ofrece algo inusual, un texto de la gran literatura dramática universal en euskera con todas las garantías y proporcionando dos horas de buen e importante teatro.
Carlos GIL


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