Kristin Linklater
Entre los últimos artículos bajo los títulos «Naturalidad» y «Parecer» he tocado ese punto de, a veces de difícil equilibrio, entre transitar el proceso y buscar el resultado; he retratado en «La casa habitada» y en «Piedras», esos espacios de la persona en ocasiones conflictivos de donde, a veces, a duras penas, surge el actor o el cantante. Kristin Linklater nos puede ayudar a encontrar respuestas.
Kristin Linklater nació en Escocia en 1936. Se formó como actriz en la London Academy of Music and Dramatic Art. Más adelante volvería a este centro como profesora asistente de Iris Warren en el departamento de voz. En 1963 se trasladó a Estados Unidos donde, inmediatamente, su trabajo fue reconocido por las respuestas orgánicas a las necesidades del actor. Su enfoque se caracteriza en que no desenraiza la voz del actor de la persona. Lo expresa claramente cuando afirma «Escuchamos a la persona, no escuchamos su voz», o en «Quiero oírte a ti y no a tu voz» y en el matiz diferenciador al nombrar a la voz como un instrumento humano y no como un instrumento musical. Se desmarca de la visión de la voz como objeto. Y que no es un objeto, parece algo obvio pero, sin embargo, esta,- a mi modo de comprender el hecho vocal- distorsión está en el núcleo real de corrientes formativas vocales en centros de enseñanza de Arte Dramático y Canto.
«El objetivo es una voz en contacto directo con el impulso emocional y moldeada por nuestra parte racional pero no inhibida por ella. La voz se construye en nuestro cuerpo con un potencial expresivo innato rico en texturas, tonos, armónicos que pueden ser articulados formando parte de la palabra que responda a un pensamiento claro y al deseo de comunicar». Sin embargo, a muy temprana edad la voz aprende a esconderse y a enmascarar su verdad. A enmascarar quién se es. La persona que desea convertirse en actor necesita desbloquear el acceso a toda la capacidad creativa y expresiva de su voz, cuerpo, emociones, intelecto e imaginación. Y necesita aprender a canalizar todo ese potencial expresivo. Aquí nos movemos en aguas que pertenecen a un territorio terapéutico en la medida en que se trata de restaurar aquella libertad para sentir y para expresar que hubo pero que se pudo ir quedando atrapada por el camino de la educación, de los modos culturales y de la vida. Pero, conviene matizar que entrar en territorios terapéuticos, con el efecto positivo que tiene para la persona, si se hace bien, no es, ni de lejos, hacer un proceso de terapia. Palabras de raíz común y paralelas en ciertos aspectos pero con destinos de viaje muy diferentes. K.L. se vuelve a reafirmar, «el trabajo vocal significa que tienes que ejercitar tu respiración, tu voz y a ti mismo».
En el proceso de adquisición de grados de libertad expresiva a través de la voz, es importante, diferenciar lo que es resulta natural de lo que es familiar. Otro matiz diferenciador. El matiz, elemento que permite crecer con claridad consistente. Lo que nos es familiar por el hecho de que conlleva recorridos de pensamiento, presunciones de imagen vocal y reacciones musculares mecanizadas nos va a robar nuevas experiencias y a colocar en la búsqueda de ese resultado que nos de seguridad. Nos empobrece porque va a llevarnos a mirar las nuevas experiencias desde el viejo censor que dice lo que está bien o está mal. De ahí que, en cierto grado sentirse incomodo con algo que se está explorando sea un indicador positivo en un proceso.
K.L. publicó en 1976 su primer libro «Freeing the natural voice», considerado como texto fundamental en el entrenamiento vocal de actores. The Educational Theater Journal lo calificó como un enfoque radicalmente distanciado de los antiguos métodos y que ofrecía inestimables y esenciales recursos formativos. En 2006 presenta una revisión enfatizando en el imago y la imagen como motores de respuestas físicas y emocionales para liberar la voz. Pienso en el concepto de «cuerpo memoria» de Grotowski, el cuerpo que canta, el cuerpo que habla. En 1992, publica una aproximación vocal hacia los textos de Shakespeare en «Freeing Shakespeare´s Voice». ¿No os despierta curiosidad?