La industria de ocio y cultura en España supuso el 6 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) en 2002, cifra que indica una posición privilegiada de nuestro país respecto a otros del entorno europeo e incluso del mundo, según el catedrático de Teoría Económica José Manuel Lasuén. El catedrático de Teoría Económica José Manuel Lasuén así lo avanzó hoy al tiempo que reivindicó la necesidad de «un mayor impulso por parte de los Gobiernos hacia el hecho cultural». Lasuén hizo estas declaraciones en la presentación del libro ‘El crecimiento económico y las artes’, publicado en Datautor (colección de la SGAE para textos de investigación) y del que es coautor junto al profesor Javier Aranzadi.
Para este profesor «el conocimiento cultural es esencial y las cifras demuestran que España es muy competitiva y cuenta con un idioma que constituye un tremendo difusor de cultura».
En España, en 1997 el porcentaje que aportó la industria cultural al PIB fue del 4,5 por ciento. En el caso del Reino Unido, el porcentaje en el PIB era del 4 por ciento dos años antes, con una participación del empleo en este sector del 5 por ciento. En Australia (1999) los datos son del 3 por ciento del PIB y el 3,8 por ciento del total de asalariados. En Finlandia (1997) el porcentaje del PIB ascendía al 4,1 por ciento y era del 3,8 en el caso de Noruega (1999). El sector cultural abarcó el 5,5 por ciento del PIB en los Países Bajos (1998), con un 5,5 por ciento sobre el total de la población activa.
En Estados Unidos, la industria de la Cultura y el Ocio representaba en 1999 el 7,33 por ciento de su PIB, con un crecimiento muy notable desde el 5,4 por ciento registrado en 1987. El 4,2 por ciento del total de estadounidenses en activo trabajan en este sector.
Estos indicadores son muy irregulares en el caso de América Latina, con un peso específico en el PIB que oscila entre el 0,7 por ciento de Ecuador y el 4,01 y 4,03 por ciento de Venezuela y Colombia, respectivamente.
Por otra parte, el catedrático de Teoría Económica José Ramón Lasuén señaló que la actitud del mundo político español frente a la Cultura «ni siquiera existe» y que «ni en el Gobierno actual ni en la oposición, ni en los partidos nacionalistas se observa que sean conscientes de este problema, quizás lo hagan dentro de treinta o cuarenta años».
Eduardo Bautista, presidente del Consejo de Dirección de SGAE que presentó este libro, resaltó las posibilidades que tiene España como «potencia de futuro» en materia cultural y recordó que la Cultura es «el elemento de cohesión social más crítico e importante que existe».
Para los autores de este libro la Cultura es un elemento de inversión importantísimo. «El sector público en España representa el 40 por ciento del PIB –dijo Lasuén–. Un indicador bajo en Europa pero alto respecto al resto del mundo y, especialmente frente a Estados Unidos donde, por ejemplo, existe una baja protección social».
En su opinión, el Estado español «funciona bastante bien en este sentido, es una Administración pequeña pero muy competente, honrada y eficaz aunque ese criterio no lo aplica bien en política cultural». Asimismo, advirtió que en contrapartida, esa gestión pública es poco imaginativa, chata y va a remolque de los demas». Avanzó que en dos o tres décadas la industria de la Cultura alcanzará en nuestro país el 15 por ciento del PIB, incluyendo innovación, ciencia y educación.
Por otra parte, el catedrático de Teoría Económica, reivindicó lo que denominó «conocimiento emotivo» frente a la frialdad del conocimiento puramente empírico y recordó que en el mundo político éste no se reconoce, aunque sí en el mundo empresarial. «La creatividad no es sólo cuestión de inteligencia, sino que es fundamentalmente motivación, obsesión, sudoración», dijo. «Manejando emociones está comprobado que se pueden conseguir muchos votos y la emoción evita la irracionalidad», sentenció.
