Críticas de espectáculos

La cantante calva en el McDonald’s/ Lluïsa Cunillé.

Verosímil irracionalidad

Confieso que no había leído el original texto de Eugène Ionesco «La cantante calva». Lo he leído después de haber visto «La cantante calva en el McDonald’s» de Lluïsa Cunillé. Cada cual tiene sus lagunas. Pero, en este caso, no me arrepiento ni me avergüenzo de tamaña ignorancia porque así he visto este espectáculo sin apriorismos, sin analogías que me pudieran distorsionar, y con absoluta virginidad.

Pero, claro, el texto de Ionesco es tan potente y rotundo que sigue siendo un referente del que Lluïsa Cunillé no ha podido evitar. El texto de Ionesco desmonta los convencionalismos burgueses de la época, al igual que ahora Cunillé. Pero solo de pasada, cabe recordar que Ionesco y Beckett entre otros autores, escribieron un teatro que hemos llamado del absurdo, como absurda era una sociedad aburguesada que estaba en modo contradicción después de los desastres de la Segunda Guerra Mundial.

Ionesco escribió «a la contra» para desmontar el teatro que había al uso –lo mismo sucedió con la Commedia Dell ‘Arte en el siglo XVI-, salvando las distancias. Y así escribió «Las sillas» donde se organiza una multitudinaria reunión pero en la escena solo está una pareja de ancianos, y escribió «La cantante calva» donde no aparece la cantante ni es calva. En fin, la obra habla de una sociedad de la segunda mitad del siglo XX con un discurso disparatado, grotesco e irracional.

¿Qué ha hecho Lluïsa Cunillé ahora? Se ha inspirado en la obra de Ionesco para construir un texto absurdo intentando desmontar los convencionalismos del teatro actual. En este texto encontramos conexiones claras y evidentes con la sociedad ésta que nos está tocando vivir.

Los personajes están inmersos en un universo que puede representar lo más hortera tanto en el aspecto estético como en el punto de encuentro para la relación personal: un McDonald´s. Las situaciones, los diálogos, los mismos personajes forman parte de una contradicción permanente en sí mismos y en relación todo lo demás.

En este sentido, el discurso de Cunillé es idéntico al de Ionesco, solo que aquí todo nos resulta reconocible, nos acerca a nuestro contexto actual: la infidelidad, la inmigración, el exilio, el largo y precario historial laboral de la camarera, el aviso de bomba, todos los personajes están marcados por el fracaso personal y la frustración, los hijos que siguen en casa de los padres a pesar de ser inteligentes, el dueño de la cadena hotelera que es objeto del culto a la personalidad. La autora muestra un texto relacionado con el absurdo pero con un punto de verosimilitud porque en algunos aspectos, unos u otros nos podemos sentir aludidos. Desde esta perspectiva, podríamos decir que la obra nos dibuja un panorama realista aunque no comprendamos muy bien de qué va. Pero tampoco es necesario saber ni la metáfora ni el mensaje como es habitual en el teatro contemporáneo. Simplemente es un juego inteligente donde nada es lo que parece y todo se parece a la realidad.

La puesta en escena dirigida por Paco Zarzoso, con economía de medios, subraya todo el mundo de los tópicos, del sin sentido y de la pobreza intelectual de los personajes. El director parece que ha dejado fluir el texto destacando la interpretación actoral sobre los efectos escénicos. Una pared frontal con una decoración patética donde destaca el señor McDonald y tres lámparas con pantallas de distinto color aportan un guiño a lo cutre junto a un mobiliario feo a rabiar.

La cantante en «play back» que se cree la diva del mundo mundial, las sucesivas celebraciones públicas de cumpleaños, el ridículo uniforme de la empleada, el bombero a pecho descubierto, el anticuado vestuario de la Sra. Smith y del Sr. Martin, la entonación forzadamente trágica de la Sra. Smith –al parecer, esta entonación la debía usar la Sra. Martin en el texto de Ionesco- la ordinariez gestual… Paco Zarzoso ha destacado una ambientación grotesca y un tanto común para entrar en consonancia con el texto de Lluïsa Cunillé.

Con todo, pienso que «La cantante calva en el McDonald´s» tanto el montaje como el texto no parecen una adaptación del «clásico» Ionesco aunque se tomen algunos personajes e idénticos diálogos en apariencia incoherentes. Sin duda, aquí se aporta la necesaria contemporaneidad que tanto disgusta a un instruido escritor según él mismo denuncia en una conocida revista dominical. Quizá se podría profundizar más en el análisis de analogías y distorsiones entre ambos textos, pero no tiene cabida en esta crítica apresurada. Solo apostillar que ambos textos apuntan a cierto costumbrismo social: aquél burgués, éste vulgar.

Manuel Sesma Sanz

Espectáculo: La cantante calva en el McDonald’s. Autora: Lluïsa Cunillé. Intérpretes: Pep Ricart, Lola López, Mafalda Bellido y Marcos Sproston. Espacio escénico e iluminación: Damián Gonçalves. Vestuario y caracterización: Josán Carbonell. Dirección: Paco Zarzoso. Producción: Compañía Hongaresa. Sala Cuarta Pared de Madrid, 19 a 28 de enero.


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