Críticas de espectáculos

La cena/Produccions del Mar/Iguana Teatre.

Un buen menú


Obra: La cena – Intérpretes: Agnès Llobet, Carles Molinet, Irene Soler, Lluqui Herrero y Jordi Cumellas – Concepción y dirección: Joan Carles Bellviure – Compañía: Produccions del Mar/Iguana Teatre – – Teatro de la Estación (Zaragoza) – 26 de octubre de 2012 – Medio aforo.

 

Un acogedoramente remozado Teatro de la Estación, inició el viernes su temporada teatral con ‘La cena’, un particular espectáculo ideado y dirigido por Joan Carles Bellviure. Particular, porque minutos antes de su inicio no hay texto, ni personajes, ni argumento, ni conflicto… Sólo existe una situación, a saber, en una casa particular se celebra una cena, y cinco roles a interpretar. Los actores no saben cuál será su personaje hasta que el público les reparta los sobres que contienen cada uno de los roles. Cada intérprete se retira con un grupo de espectadores que le ayudaran a crear las bases de su personaje, su relación con los demás, su historia. Cada grupo sólo conoce las razones ocultas de su personaje y cada intérprete ignora la información que ha recibido el resto. Hay un tiempo para que cada actor asimile la información recibida y elija el vestuario más adecuado a su personaje. Los espectadores han participado de una forma absolutamente natural en un proceso que despierta su curiosidad y su interés. Han propuesto, han votado, han elegido y han disfrutado haciéndolo.

El público ocupa el espacio escénico, saboreando la intensidad de percibir el trabajo interpretativo en la cercanía del actor. Comienza el espectáculo y se va creando una situación creíble. Un padre y una hija son los anfitriones de una cena con motivo de la partida del padre a trabajar a Paraguay. Los invitados van llegando. El público ríe. Todo parece muy sencillo pero encierra una enorme dificultad: los actores han basado su trabajo en la información que acaban de recibir y al mismo tiempo deben construir una dramaturgia generadora de uno o varios conflictos y resolverlos satisfactoriamente. Los intérpretes están sobradamente a la altura, hacen que las situaciones funcionan, especialmente las que tienen un alto grado de comicidad. Pero cuando los diferentes conflictos van estallando, aparece alguna contracción argumental y se hace notar la falta de un trabajo dramatúrgico planificado, reflexivo y profundo. Creo que la propuesta difícilmente puede resolver esa carencia al cien por cien, pese a la magnífica respuesta actoral, pero lo que sí logra, y de manera notable, es enganchar al público, hacer que se sienta satisfecho de participar en una manera muy especial de sentir y disfrutar del teatro.


Joaquín Melguizo

Publicado en HERALDO DE ARAGON el 28-10-12


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