La coreógrafa Gisèle Vienne llega a Barcelona con la rave catártica ‘Crowd’
La pieza para 15 bailarines se representa en el Mercat de les Flors, dentro de Dansa Metropolitana
La coreógrafa, directora de escena y artista plástica franco-austriaca Gisèle Vienne presenta en el Mercat de les Flors de Barcelona ‘Crowd’, una inquietante pieza para a quince bailarines que representa una rave catártica en la que un grupo de jóvenes se abandona a la música electrónica. ‘Crowd‘ se podrá ver del 17 al 19 de marzo, dentro del festival Dansa Metropolitana.
La intensidad de la música y la emoción que une a estas personas en este lugar crean una situación propicia para una especia de montaña rusa emocional, o más específicamente, «un gran número de trastornos interrelacionados» explica Vienne, que ha desarrollado la dramaturgia de la pieza en colaboración con Denis Cooper. Desde hace unos cuantos años, la artista se interesa por el lado oscuro de las personas y por nuestra necesidad de violencia.
En ‘Crowd’ hay una comunidad de jóvenes que se han reunido porque quieren experimentar sensaciones de euforia y porque comparten un interés por un género musical concreto: el tecno. El contexto escogido es el de una fiesta. La puesta en escena del grupo encaja muy bien con la cuestión de la intimidad y su relación con una comunidad de personas y con la relación entre las emociones individuales y las colectivas. «Desde un principio he estado interesada en las cuestiones planteadas por los sociólogos, los antropólogos y los filósofos sobre la relación entre el arte y la religión y, en especial, sobre los pensamientos y las emociones que son impropios, sobre sus espacios de expresión, sean arcaicos o contemporáneos, reales o potenciales. Tanto si se trata de erotismo como de muerte o de violencia, por ejemplo, estas cuestiones nos afectan a todos y pueden perturbarnos, hasta el punto de que, según la forma en que se experimenten, pueden poner en peligro la comunidad».
En ‘Crowd‘ a menudo vemos aspectos eufóricos y expresiones emocionales amplificadas que se desarrollan a través del deseo y del complejo anhelo de amor. «Las personas que acuden a esta fiesta y que, por tanto, forman una comunidad, están dispuestas a experimentar emociones particularmente intensas, sean del tipo que sean, y alcanzan un estado en el que sus sentidos están estimulados al máximo. El grupo encuentra la excitación a través de una pieza en la que la estructura y determinados comportamientos evocan diversas formas de ritual. Frente a esta montaña rusa emocional, es muy posible que el público establezca también una relación física y emocional con el espectáculo».
En esta pieza, los quince bailarines son individuos con unas psicologías, imaginaciones, sentimientos e historias muy distintas. «Cuando observas una fiesta, te das cuenta de que existe un número extraordinario de historias que desfilan ante ti. En Crowd hay historias y retratos de personas que Dennis ha desarrollado en base al trabajo realizado con los actores, lo que influye en la creación de la pieza y que la redondea. Es una especie de mezcla narrativa, como si tuvieras quince piezas musicales diferentes y ajustaras sus niveles de volumen. Por tanto, se trata de una composición que permite al público desempeñar un papel determinante en la manera de ver y experimentar el espectáculo».