La cuenta atrás
Quizás es algo que sólo me sucede a mí. A causa de la inquietud que provoca el arranque, de la desnudez del inicio, de la incertidumbre del resultado final… Un cúmulo de sensaciones se aprietan, se empujan unas a otras antes del inicio. Así me siento hoy, un día antes de que comiencen los ensayos, la puesta en escena del texto, que diríamos técnicamente. Sí, quizás sólo me sucede a mí.
Además, en este caso, la dificultad del idioma se me asemeja a echar gasolina a la brasa que te está atravesando el pantalón y amenaza con quemar tu piel. Si, un escozor molesto que puede ir a más. Es posibñe que a otros les pase también. Tic-tac, tic-tac, y el texto está todavía cogido con pinzas, con las consonantes, demasiadas, amenazando las frases. Tic-tac, tic-tac, ¿es mi personaje sólido?, quizás el otro, el del compañero es mejor… Tic-tac, tic-tac, ¿estaré a la altura? No se de qué, pero ¿estaré a la altura? El reloj marca las horas con intensidad, en negrita. Llega el momento de la verdad.
Así me siento hoy, unas hora antes del comienzo. Es posible que sea sólo yo, o es posible también que esto que me sucede a mi sea un lugar común a todos , o a casi todos, los actores. Confesiones de un actor expectante y pelín angustiado. Sólo pelín.
Dejo a un lado a mí mismo para, con amplitud de miras, hablar del proyecto. Si mis recuerdos no me traicionan creo que es la primera vez que afronto un proyecto teatral con la idea de «servir a la sociedad». Hay en el planteamiento del proyecto y en la forma en que se va a llevar a cabo un profundo sentido de querer ser útil, de responder, si es posible, alguna de las múltiples incógnitas que jalonan el proceloso camino llamado educación. Enfocado además no tanto desde la perspectiva del sistema bajo el que se realiza esa «educación», sino tomando la relación padres-hijos como nexo central de ese proceso. El equipo, y la multitud de colaboradores que, desde diversas disciplinas, nos van a ayudar, dan un matiz «social» a este trabajo del que me siento, antes de comenzar, orgulloso. Sé que nuestro trabajo, las más de las veces, consiste en entretener, a secas. Pero aquí hay algo húmedo que espero empape a los espectadores que acudan a ver el resultado de este trabajo.
Para terminar una curiosidad «presupuestaria». Parte de la subvención que recibe este proyecto proviene de un fondo social formado por el cúmulo de herencias que no han tenido destinatario, esto es, que nunca fueron «heredadas». Así que gracias a unos cuantos suecos que decidieron donar sus bienes al «bien común» (perdón por la redundancia), este espectáculo, bueno parte de él, será puesto en pie de aquí a 9 semanas. La cuenta atrás ha comenzado.