La Dama De Picas. Teatro Real
Una baza decisiva
Obra: LA DAMA DE PICAS. Ópera en tres actos
Autor: Piotr Ilich Tchaikovsky
Director Musical: Jesús López Cobos
Director escénico: Gottfried Pilz; realizada por Vera Lúcia Calábria
Intérpretes: Plácido Domingo, Nikolai Putilin, Hasmik Papian y Elena Obraztsova
Teatro Real – Madrid
“Estuve fuera de mí todo el día. No trabajé. Paso una etapa muy misteriosa en mi camino hacia la tumba. Algo que no puedo comprender me está penetrando hondamente….”
Quizá Tchaikovsky jugaba también una importante partida. En torno a una fama extraordinaria, obtenida por algunas de sus composiciones..Surgía, pasional e impulsiva, una obra maestra, imbuida por el romanticismo, por la influencia mozartiana del autor, por el folklore ruso… Y por la inevitable riqueza musical y melódica del compositor.
Estos caracteres conforman “La Dama de Picas”. Basada en la novela homónima de Alexander Sergeyevich Pushkin. El mundo sombrío y obsesivo de Herman; el mundo pasional y dramático de un amor imposible; la locura, la utopía de hacer posible ese deseo y un fatal desenlace, como una maldición donde un “As”, se convierte en la postrera burla de “La Dama”.
“La Dama de Picas” llega a Madrid tras haber obtenido un enorme éxito en Los Ángeles. Plácido Domingo suma, con éste, un nuevo rol (denominado “El Otello Ruso”) lleno de profundidad psicológica y fuerza dramática.
El montaje concebido por Gottfried Pilz gira en torno a una idea minimalista y conceptual. Un único espacio. Una habitación enorme, rodeada por una hilera de sillas será el palacio, la habitación de La Condesa, el salón de juegos.
La Luz jugará un papel primordial en esta “partida”; pues en un inmenso vacío (llenado por los intérpretes) será su lenguaje el que nos indique dónde se hallan los personajes; dónde transcurre la acción; dónde se disputa la baza final. Este espacio, esta plataforma está intencionadamente inclinada. El futuro de dos mundos se dirime en estos tres actos. El mundo adinerado de Lisa (Hasmik Papian) y La Condesa (Elena Obraztsova) y el mundo menos afortunado, el mundo de Herman (Domingo). Él intentará ascender a la cumbre para conseguir el amor de ella… Aunque este intento le cueste la muerte.
Si brillante y deseada es la actuación de Plácido Domingo, que vuelve al Coliseo Madrileño tras su visita en 2003, con La Valkiria, en un personaje intenso con una gran fuerza dramática y vocal que el tenor madrileño defiende con soltura; no podemos obviar la maestría y el conocimiento de la mezzosoprano rusa, Elena Obraztsova. “Su Condesa” es espléndida. El momento en el que recuerda su vida repleta de lujos, glamour y amor; el momento en el que se queda sola, recostada… Hasta la dolosa aparición de Herman, constituyen dos instantes sobrecogedores por el misterio que envuelve el propio personaje y por la profesionalidad y buen hacer de esta artista que “vive” un personaje esencial en su carrera; que ha ido madurando, según ha madurado como ser humano.
La aparente simplicidad de la puesta en escena, se complementa con la labor de unos intérpretes que forman un conjunto compacto, lleno de pasión y complicidad ante un proyecto extraordinariamente ilusionante.
Por su parte, la vuelta al foso de Jesús López Cobos, es algo celebrado, con razón, en el Teatro Real. El Director Musical ha manifestado la emoción que ha supuesto en su carrera dirigir la ópera de un autor, del que tan sólo había conducido sus sinfonías. Así, ha descubierto a un nuevo compositor. Una obra muy completa, donde la orquesta es protagonista en muchos momentos, guiando a los personajes y a sus intérpretes.
“La Dama de Picas” supone, pues, el brillante colofón de una nueva temporada. Un punto y final magnífico; en el que se han conjugado un equipo de profesionales sensacional, de gran veteranía e ilusión y una partitura que, para los que conocíamos al autor ruso como compositor sinfónico, nos descubre un mundo armónico inmenso, una gran eficacia teatral y la belleza propia del romanticismo llena de momentos y sensaciones sombrías y espectrales.
Únicamente nos queda por remarcar la petición de Elena Obraztsova y Nikolai Putilin: La cultura como algo primordial, esencial, vital para la buena salud de un país (Todos los países en general, Rusia en particular)… Parece ser que los que nos gobiernan… No piensan lo mismo.