La difícil normalidad
Malos días para los eventos colectivos artísticos o deportivos: se busca con desesperación la normalidad de antaño, y no se encuentra por ningún lado. El mal bicho Covid-19 sigue circulando, aunque se intente olvidar; enferma y mata, aunque los gobiernos hayan decretado una dudosa victoria.
Encuentro a París el día de la fiesta de la música y observo entre los jóvenes un loco deseo de fiesta y contacto. ¡Y que el virus se vaya por donde vino, que nosotros no queremos saber nada de él! Pero sigue ahí, taimado, oscuro y siniestro.
Los cines abrieron el 22 de junio a toda su capacidad, los teatros tratan de reconquistar a su público, la ciudad se disfraza de inmunidad. Entre los teatros que buscan desesperadamente a su público, encuentro una invitación de parte del Teatro Nacional de la Colina de París, (Théâtre de la Colline), para asistir a la reapertura de este centro escénico.
Dice la invitación que la primera parte de este reencuentro ocurrirá en la calle, para mayor protección de los participantes, aunque después se pase a la sala para que el director del teatro, el dramaturgo Wajdi Mouawad presente el programa para este verano. Esta mini temporada (el programa oficial 2020-2021 será lanzado en septiembre), ha sido bautizada Abierto-Viviente, y trata de ser el motor de una nueva etapa, a condición que de aquí a entonces no haya un rebrote que eche por la borda nuevamente todos los planes.
Y el primer espectáculo que proponen para el mes de julio es Litorales, obra escrita y dirigida por Mouawad. ¿De qué tenemos miedo?, es la pregunta que impulsó la creación de este espectáculo en 1997 y que ahora en este intento de normalidad regresa a la escena con más pertinencia que nunca: ¿De qué tenemos miedo? Un grupo de jóvenes actores sube a la escena para responder a las incógnitas del momento. La reposición de Litorales, está programada para los primeros días de julio.
El mismo lunes 22 de junio se abre la sala de espectáculos l’Européen con un stad-up de tres maestros del género que lleva el título de Regreso a la cultura. Los tres involucrados en el espectáculo, Paul Taylor, Aymeric Lompret y Tania Dutel, dicen sentirme más nerviosos para este regreso a las tablas que si actuaran ante un estadio. Y hay razón, nadie sabe cómo va a reaccionar el público con esta nueva normalidad.
Pero el director de l’Européen pone el acento en el cuidado del público con varias medidas; la más espectacular es el uso de una iluminación higiénica que elimina los gérmenes, la misma que se usa en los hospitales. En media hora purifica el aire de la sala. Y por supuesto que ordenaron la luneta para que haya el distanciamiento entre los asistentes. Todo con tal de que las salas vuelvan a funcionar.
Porque es una tristeza mirar en las calles los anuncios de las temporadas que se frustraron, obras que con mucha inversión económica y de talento colectivo fueron suprimidas. Carteles caídos, anuncios gastados que fueron vistosos, huellas de aquel tiempo en que éramos felices y libres sin saberlo, horas de teatro y convivencia. Las fechas claves quedan marcadas como las edades geológicas en la piedra, se detienen en el periodo del 15 de marzo al 15 de abril. Porque más allá fue el vacío del confinamiento.
La misión actual del espectáculo es recuperar al público y que las salas vuelvan a la actividad, aunque estemos a las puertas de la pausa estival.
París, mayo/2020