‘La espera’, coproducción entre Hortzmuga y el Teatro Arriaga, inicia su gira en el Festival Internacional de Teatro de Vitoria-Gasteiz
Tras su estreno en Bilbao, “La espera. Nadar de noche”, la coproducción entre la compañía Hortzmuga Teatroa y el Teatro Arriaga, dirigida por Raúl Cancelo en base a un texto original escrito por el poeta y dramaturgo Josu Montero (Premio Serantes de Teatro 2008) se podrá ver dentro del Festival Internacional de Teatro de Vitoria-Gasteiz el 18 de noviembre, a las 20.30h, en el Teatro Jesús Ibáñez de Matauco. La espera pone en relación a tres personajes que aguardan su inevitable destino en la sordidez de una habitación. Él (Joseba Apaolaza) es un músico retirado que aguarda su inminente muerte en una casa junto al mar, pero no se resigna. Ella (Arantza Goikoetxea) es una reclusa que ha cumplido condena durante los últimos quince años, y se enfrenta a su última noche de encierro antes de adentrarse en un mundo que ya no conoce. Son dos personas que caminan en direcciones opuestas y que por un momento coinciden en el umbral que les encara con el otro lado. Para acompañarles en ese tránsito está La Mujer (Gurutze Beitia), una intermediaria, una Sherezade, un ángel de la guarda… Y también está la música (interpretada en directo por Alain Sancho), el alma de los personajes. Situado entre el atardecer de Él y el amanecer de Ella, “La espera” transita por el ambiguo espacio entre lo real y lo imaginado, cuando el sentimiento es tan fuerte que te deja sin aliento.
El propio director, Raúl Cancelo, define ‘La espera’ como una aventura compartida por todos los que han participado en el proceso, “se ha ido creando todo de una forma muy paralela, desde el propio texto, a la creación plástica y musical, pero sobre todo con la participación de estos tres actores que han sabido llevar a escena esa poética. De hecho, no es un espectáculo con una estructura clásica, de planteamiento, nudo y desenlace, sino que el conflicto está en los propios personajes. Para eso, necesitábamos algo más y ellos han sabido llevarlo más allá, incluso, de donde yo me había imaginado”.
Por su parte, Shanti Basauri, compositor de la música que es tan esencial en este montaje, sostiene que el trabajo en paralelo le ha llevado a trabajar con un sistema habitual en épocas en los que la música formaba parte del proceso de creación, el impromptu. «Es arriesgado, pero es doblemente honesto, teatralmente hablando. De este modo, la música está solapada a la labor actoral. Pero además, la apuesta musical era tener un músico en escena, Alain Sancho, del cual conocía que era un buen intérprete, pero ahora, en el trabajo del día a día me lo ha demostrado con creces».
“La espera” es una obra coproducida por el Teatro Arriaga, cuyo director artístico, Emilio Sagi destacaba el trabajo de todo el equipo que ha participado en el montaje. “El texto es maravilloso. Es de una poesía impactante. Es un texto que puede recordar a los grandes clásicos, duro, pero en el que se insertan magistralmente pequeños entremeses cómicos, que luego los intérpretes y el director han sabido llevar a escena”.
Si bien ‘La espera’ nos habla de dos personajes en sentidos opuestos, en palabras de su autor Josu Montero, son cercanos en la actitud vital: “Son hijos de la desindustrialización, dos insatisfechos, dos rebeldes que han vivido a trompicones, a contrapelo, que llega un momento en sus vidas –que es esa noche en la que transcurre la obra– en el que se ven en la necesidad de aceptar la realidad. Y había que buscar un equilibrio entre esa aceptación y su espíritu rebelde”.
Con todo, La espera no trata de la vida, ni de la muerte, ni del miedo, sino del individuo y del gran peso que supone saber y entender la vida, a través de pasajes en los que habla de temas como el amor, dios o la familia, e incluso hasta el propio teatro. Se trata de una obra compuesta por monólogos y diálogos cruzados. Trece escenas en las que aflora un conflicto que no está en la acción, sino en los propios personajes. Ellos son el conflicto, enfrentándose a ellos mismos y colisionando contra sus propios sentimientos, chocando contra sus propias contradicciones.