La estabilidad del cambio
Muchos de nosotros nos resistimos tozudamente a cualquier cambio en nuestro entorno, en nuestra rutina de vida e incluso en nosotros mismos. Los más extremos llegan a desarrollar trastornos de personalidad donde todo, todo tiene que ser siempre igual. Sin llegar a un TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) hacer y ser siempre igual es moverse en medio de lo conocido para tener una sobre valorada sensación de seguridad. A medida que el tiempo pasa nuestros temores aumentan porque, querámoslo o no, somos cada vez más frágiles. De niños fuimos débiles, nos fortalecemos en el camino e irremediablemente volvemos a ser niños.
Quien fue joven y no fue revolucionario, nunca fue joven, mientras que se me hace muy difícil el pensar en un anciano queriendo cambiar el mundo.
La excepción a la regla existe pero restrinjámonos a lo estadísticamente normal.
«Todo fluye, nada permanece»
«Nadie puede bañarse 2 veces en las mismas aguas de un río»
Heráclito de Efeso – 535 a.c. al 484 a.c.
Como siempre, no existe nada nuevo en lo que se refiere a lo fundamental en la vida del hombre. Hace más de 2.000 años el oscuro de Efeso ya había puesto en evidencia la gran verdad del cambio por todos conocida pero ignorada ex profeso.
Aferrarse a cualquier otra cosa que no implique el reconocimiento de esta ley universal del cambio permanente, es malgastar energías nadando contra la corriente del flujo natural de la vida.
No todos tienen la capacidad de enfrentar de buena manera la incertidumbre de lo desconocido pero el ser humano es un sobreviviente por excelencia y sean cuales sean los efectos de un cambio, aunque nos resistamos, terminaremos por sobrevivir y adaptarnos a él.
Sin duda es mucho más fácil adaptarse a las comodidades y al lujo pero queda en evidencia que incluso ante la mayor de las adversidades el ser humano logra sobreponerse y salir adelante.
Lo único inmutable es el cambio permanente y más que resistirnos, debemos tratar de obtener el mayor provecho posible de él, aunque en apariencia sea para desmejorar nuestra condición.
Evidentemente siempre querremos cambiar en pos de mejorías pero no estamos exentos de que algún cambio en nuestras vidas vaya en el sentido contrario. Así como las respuestas solo existen si primero existe una pregunta, muchas grandes iniciativas han surgido de grandes crisis. Ningún héroe se ha transformado en un hito de referencia por dormir la siesta en la pasividad de su hogar.
Ojalá nunca tuviésemos una crisis personal pero negar el hecho de que alguna vez pasaremos por una, sería como esperar que Rodolfo el Reno estacione el trineo frente a nuestra edificio mientras Papá Noel baja por una chimenea inexistente hasta nuestro departamento con un saco lleno de regalos.
A pesar de todo, la vida es un muy buen regalo pero sin duda el mejor de todos es la oportunidad de vivirla sin esquivar los problemas que se nos presenten, sino sacándoles el mejor provecho posible para salir fortalecidos después de la refriega.
La estabilidad del cambio es nuestro único punto de apoyo seguro.