La fe mueve montañas
No creo que la fe tenga la capacidad física de realmente mover montañas, pero de lo que si estoy seguro, es de que la fe es capaz de alentar al espíritu humano como para ejecutar actos increíbles.
En nuestro mundo judeo cristiano, los numerosos actos de fe, muchos de ellos, si no todos, injustificables a la razón, son la prueba de que el sentimiento humano puede ser mucho más poderoso que su razón.
Lejos de ser una actitud católica, los kamikazes japoneses se suicidaban por su fe, no en una divinidad, sino en su causa.
¿Cuántos pensadores no fueron sacrificados en la hoguera por tener fe en sus pensamientos tan alejados del dogma religioso imperante?
Puede que la fe no mueva montañas, pero si es capaz de movernos a nosotros para llegar a la montaña; el 18 de mayo del 2010, Nelson Cardona de 47 años, un colombiano con discapacidad física, alcanzó la cima del monte Everest de 8.848 metros de altura.
Sin desmerecer las creencias religiosas individuales, tan necesarias para el espíritu, la fe más importante de todas es sin duda alguna, la que uno debería tener en sí mismo.
Si nos diésemos el tiempo como para buscar las miles de ocasiones en que la fe le ha permitido al ser humano sobrepasar los limites tanto reales como esos falsos que de vez en cuando nos imponemos, de seguro la lista sería interminable.
El primer paso para obtener un logro, no solo es creer, sino que estar convencido de que se puede.
La gran dificultad está en saber discriminar entre fantasía y realidad, porque, aunque tengamos toda la voluntad y nos tengamos la mayor fe de todas, no podemos respirar bajo el agua.
¿Que no?
Los buzos profesionales, con el equipo adecuado, pueden bajar hasta 75 metros de profundidad. Obviamente no respiran agua, pero si respiran bajo el agua los gases que llevan en sus equipos.
En el siglo 19 Julio Verne escribió lo que su fantasía le dictaba y solo 2 siglos después, muchas de sus locas ideas ahora son una realidad. De la tierra a la luna, La vuelta al mundo en 80 días, Veinte mil leguas de viaje submarino… cohetes, jets supersónicos, submarinos nucleares… fantasía hecha realidad.
Hace 50 años atrás ¿Cuántas películas no vimos con robots? Hoy esos robots, aunque no antropomorfos, fabrican autos, limpian la casa, nos asisten en múltiples tareas y los antropomorfos, en un futuro no muy lejano, quizás suplan falencias sentimentales.
La combinación fantasía/fe, es una poderosa fuerza creadora que ha demostrado su capacidad de hacernos mejorar nuestro día a día.
Lamentablemente, de vez en cuando, afortunadamente las menos de las veces, aunque sea una contradicción, también puede crear dolor y destrucción.
No se trata de ser el peor de los ciegos, ese que no quiere ver, pero prefiero centrarme en nuestro lado positivo, el que crea sinfonías, cuadros llenos de sentimiento, poesía capaz de llegarnos al alma, ayudar a quien lo necesite sin esperar nada a cambio, amar sin condiciones…
Imagino el día en que todos tengamos la fe necesaria en nosotros mismos como para mejorar la vida de todos.