La Francia que se respira en Lyon a 30 de junio
Hace bochorno en Lyon, Francia, un calor húmedo reconcentrado. Por momentos cae una lluvia terrosa. Un taxista nos dice que esa lluvia viene de África. La lluvia africana trae tierra. ¿Será una metáfora todo esto, ante unas elecciones en las que la ultraderecha, anti inmigrantes y contra los derechos humanos, amenaza con subir al poder, en un país tan culto y sensible como Francia? En Italia ya ha pasado, ¿no?
He venido a Lyon acompañando a Dani Salgado, vicedirector de la Escuela Superior de Arte Dramático de Galicia (ESADG), para encontrarnos con las direcciones de la ENSATT (École Nationale Supérieure des Arts et Techniques du Théâtre) de Lyon, la ESTC (Escola Superior de Teatro e Cinema) de Lisboa, ESMAE (Escola Superior de Música e Artes do Espetáculo) do Porto, y HFMT (Hochschule für Musik und Theater) de Hamburgo, con el fin de poner en marcha un Máster Internacional sobre ciudadanía y responsabilidad artística en el teatro.
Este posgrado nace desde el proyecto Nós/Nous, que aglutina a los estudiantes de los últimos cursos, integrando diferentes especialidades, de las citadas escuelas, bajo la batuta de una directora o director escénico, y a teatros públicos de Portugal, Galicia y Francia: Teatro Nacional Dona Maria II de Lisboa (TNDMII), Teatro Nacional São João do Porto (TNSJ), Centro Dramático Galego (CDG) – Salón Teatro en Compostela y Théâtre des Celestins de Lyon. Si algo me parece importante en este proyecto es el valor de la interculturalidad, el viaje y el diálogo entre culturas, lenguas y escuelas teatrales, además del valor intrínseco del teatro como espacio de investigación sobre lo humano y lo divino.
Pero estamos ‘À l’Heure des Chiens’, en la hora de los perros, tal cual nos plantifica el título del “espectáculo” de este año del Proyecto Nós/Nous, dirigido por el portugués Nuno M. Cardoso y con dramaturgia de la gallega Ana Carreira Varela. Una creación de todo el equipo artístico donde juventud y revolución se cruzan y se amansan en las incertidumbres de un futuro que no acaba de pintar bien y en esa necesidad de cariño y de contacto de la generación que está en torno a los veinte años. La que sufrió reclusión por la pandemia, cuando las hormonas más les pedían salir y andar de fiesta, y aislados por la “infocracia” fagocitadora de la tecnología. Me pregunto si es que estamos entrando en una época de renuncias. Renuncia a la ambición estética, artística, vital. Me pregunto si las crisis, la económica, la sanitaria y este momento actual de guerras, inflación etc. no estarán colocando a esta gente joven en ese lugar de lo simple, de lo fácil, pelar patatas con los espectadores, pintar las uñas, contar algún que otro sueño, renunciar al espectáculo y a la emoción estética… No lo sé.
El jueves me fui al Théâtre des Clochards Célestes, en 51 Rue des Tables Claudiennes de Lyon. Una sala pequeña, para unas cuarenta y nueve personas, de apoyo a la creación joven, que apuesta por compañías y artistas emergentes. Fue una buena recomendación de Laurent Ziserman de la ENSATT, porque allí descubrí a Valentin Clerc con su espectáculo ‘SATAND UP AND DOWN’, un ejercicio de comedia con una supuesta base autobiográfica centrada en su admiración por Robin Willians. Un trabajo de proximidad con el público, en el que concilia de manera seductora y muy lúdica la precisión del movimiento y de todas las habilidades actorales que requiere la comedia, con una simpatía que nunca abdica de la importancia de la presencia de la persona real que está jugando con nosotros desde el escenario. Un derroche de energía y una muy bien temperada relación con las espectadoras y espectadores que estábamos muy cerca de él. Magnífico el juego de espejos entre Valentin Clerc, Robin Willians y los personajes más icónicos de este famoso actor. Las luces y las sombras nos ofrecen el imposible relato de la persona, fuera de los focos, alejada de los escenarios o de las cámaras. Esa reflexión aquí, en ‘SATAND UP AND DOWN’, aunque se nos cuente, brilla porque lo más importante es que asoma en el cuerpo, en la actitud, en los estados por los que transitamos con Valentin Clerc. De esta manera, tenemos la comedia, su frenesí y su locura, pero también la otra cara, sin caer en la tragedia ni en el drama. Velahí una de las delicias de este espectáculo. Las imágenes, las fotos, lo que capturan y de lo que pueden dejar constancia para quien se refleje en ellas, es otro aspecto de esta aventura.
De la mano de Antonin Charbouillot, el amigo de Valentin, obtenemos otro reflejo, mientras hace fotos durante la función. Al final, podemos ver en la pantalla del escenario, en la que aparecía Robin Willians en secuencias memorables de películas de éxito, o en sus trabajos como showman en los teatros, nuestras imágenes en la experiencia de este ‘SATAND UP AND DOWN’. Y sí, arriba y abajo. Es ley de vida.
El viernes nos fuimos ver la función de fin de curso del alumnado de teatro de segundo año del Conservatoire de Lyon en el Théâtre Point du Jour. Representaban ‘EN RÉPÉTITION’ (ensayando) de Samuel Gallet, dirigido por François Rancillac. Otra comedia con su lado oscuro, porque la obra juega con la ficción de un casting para los ensayos de la obra escocesa, la maldita, esa que no se puede nombrar, del monstruo Shakespeare. Pudimos ver a jóvenes en un ejercicio actoral muy exigente, con un resultado más que eficaz, durante dos horas y cuarto. Un retrato de los tipos que pueblan el oficio teatral desde una sensibilidad nueva.
Al final de la función, después de los aplausos, bajaron del escenario y leyeron un manifiesto. Expresión de la conciencia sobre el peligro que acecha en Francia, en las elecciones de este domingo 30 de junio de 2024, si la ultraderecha asciende al poder.
Fuera el ambiente es denso, bochorno y tormenta. Los teatros continúan siendo lugares acogedores, donde el mundo parece cobrar un cierto sentido.