En cartel

‘La hija Rebelde’, dirigida por Helena Pimenta, se presenta en Madrid

Recientemente estrenado en el Teatro Nacional Dona Maria II de Lisboa, con puesta en escena y dramaturgia de Helena Pimenta y protagonizado por Ana Brandão, este espectáculo que podrá verse en el Teatro de Madrid entre los días 24 y 27 de mayo está basado en el libro A filha rebelde, de José Pedro Castanheira y Valdemar Cruz. ‘La hija rebelde’ cuenta la historia de Annie Silva Pais, hija única del último director de la PIDE (Policía Internacional y de Defensa del Estado durante el régimen portugués de Salazar), el Mayor Fernando Silva Pais, está casada con un diplomático suizo. En 1965, a sus treinta años, la estancia en Cuba y un encuentro con el Ché Guevara cambiarán la vida de Annie, que, saturada de una existencia en función de las apariencias, condicionada por el aparato represivo del régimen dictatorial portugués, se entregará integralmente a la revolución cubana y a sus ideales.
Desaparecida durante algún tiempo, Annie abandona a su marido, su familia y su país. En el Portugal de Salazar, todos temen que haya sido secuestrada y utilizada en el contexto de la guerra colonial. Pero Annie se envuelve en una profunda lucha de valores y convicciones, regresando a Portugal sólo después del 25 de Abril (Revolución de los Claveles) para visitar a su padre en prisión. El coraje será una de las principales marcas de Annie, protagonista de una pieza en la que el drama, la traición, los afectos, la muerte y los enfrentamientos políticos se cruzan en la que es una historia de vida extraña y ejemplar.
Tal y como explican José Pedro Castanheira y Valdemar Cruz, autores del libro, “si es cierto que el carácter de un hombre –o de una mujer– lo forja el destino, el encuentro con la Revolución Cubana tuvo el poder de crearle un nuevo presente y de delimitarle los caminos del futuro a la joven Annie. Educada en el seno de la burguesía lisboeta, hija única de una de las más relevantes figuras del aparato represivo de la dictadura de Oliveira Salazar, Annie Silva Pais optó por el más improbable de los rumbos que alguien le podría haber vaticinado. Sería simplista verla tan sólo como una mujer enamorada frente a la ilusión de un mundo que promete cambios. Sería simplificar en demasía una vida cargada de complejidades, imaginarla apenas como una mujer despedazada por las ruedas del tiempo en que vivió, como si no tuviese voluntad o deseo. Annie podrá no haber sido dada a elaboradas reflexiones ideológicas, pero no abdicó nunca de beber del singular espíritu revolucionario que marcó una época. Su militancia no puede haber dejado de chocar a sus padres y a aquellos que en el régimen conocían sus pasos. Annie supo mantenerse fiel a sí misma hasta el final de su vida. Cuando podía haber partido, prefirió quedarse. Cuando los negros años de penuria, después del final de la URSS, devastaron la sociedad cubana, optó por mantenerse al lado de sus camaradas de tantos días felices. En algunos momentos vaciló, llegó a tener dudas e incluso en alguna ocasión no se reprimió de expresar reservas en relación a decisiones del régimen de Fidel Castro. Sin embargo, en los momentos cruciales, su opción fue siempre la de estar con Cuba y en Cuba.
El trayecto y las elecciones de Annie merecerán, a los ojos de hoy, todas las reservas, todas las dudas, todas las perplejidades, pero también todo el aplauso, toda la comprensión, toda la simpatía, conforme el ángulo que cada uno elija para observar. Al fin y al cabo, ninguna buena novela se hace a partir de vidas ejemplares. Annie Silva Pais murió en la madrugada del 13 de julio de 1990. Tenía apenas 54 años de edad
”. Pimenta, por su parte, sostiene que “el material que dio origen a este espectáculo no es teatral, sino una investigación periodística. Es la crónica de una vida, de la vida de la portuguesa Annie Silva Pais, pero también de una época que va desde los años 60 hasta los 90 del accidentado siglo pasado, en dos países: Portugal y Cuba. La metamorfosis del teatro se realizó poniendo el acento en la “materia de los sueños” de la que somos hechos, sueños de memoria personal y colectiva” .


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