Un cerebro compartido

La interpretación teatral y la física cuántica (I)

Es curioso, créame. La mecánica cuántica es una de las ramas menos intuitivas de la física que explica el comportamiento de la materia y de la energía a nivel subatómico. Y si se habla de materia y energía, más de uno de nosotros piensa también en teatro. Ni se le ocurra al lector pensar que me voy a meter en el berenjenal de explicar cosas de la mecánica cuántica, primero por desconocimiento y segundo porque aquí hablamos de artes escénicas. Pero sí que es curioso ver las similitudes entre ambos dominios del saber inicialmente tan dispares… o no, al fin y al cabo, el comportamiento de la materia y la energía podría ser tratado desde la física, la química, la biología o la etología y también desde el teatro, en concreto el trabajo escénico. Veamos.  

En diciembre de 1900, el físico Max Planck enunció la hipótesis de que la radiación electromagnética es absorbida y emitida por la materia en forma de cuantos de luz o fotones de energía mediante una constante estadística que se denominó Constante de Planck. O sea, que las ondas de radio, las microondas, la luz infrarroja, visible y ultravioleta, los rayos X y los rayos gamma no son fuentes continuas de energía, sino que se presentan en cuantos o paquetes cada uno con un cuanto de información. Piénsese ahora en la manera en la que un intérprete desglosa su acción sobre la escena, en cómo la atomiza. Eugenio Barba habló de los sats a los que describe como “El instante que precede a la acción, cuando toda la fuerza necesaria se encuentre lista para ser liberada en el espacio, como suspendida y aun retenida en un puño, el actor experimenta su energía en forma de Sats, o preparación dinámica. El Sats es el momento en que la acción es pensada-actuada desde la totalidad del organismo que reacciona con tensiones también en la inmovilidad […]. Es la extensión o retracción de las que brota la acción”. Por tanto, la acción brota una vez que, analizada, se desglosa comenzando por una no-acción previa a la propia acción. El mismo concepto lo encontramos en la predigra de Meyerhold definido por el director y teórico como pre-actuación o momento de tensión que se descarga posteriormente en la actuación, intuitivamente, otro proceso de construcción basado en análisis de acción de una no continuidad. Lo expresó también Grotowski al hablar del silencio antes del movimiento o de este como integrante de la acción protagonizando una detención de esta, en definitiva, discontinuidad de algo que parecería ser continuo.

La idea de Planck hubiera quedado muchos años solo como hipótesis si Albert Einstein no la hubiera retomado, proponiendo que a la Luz le pasa lo mismo, se comporta como partículas de energía independientes (los cuantos de luz o fotones). La mecánica cuántica introduce una serie de hechos contraintuitivos que no aparecen en los paradigmas físicos clásicos. Con ellos se descubre que el mundo atómico no se comporta como esperaríamos. Además de la discontinuidad tratada en el párrafo anterior, se introdujeron los conceptos de indeterminación, probabilidad y la realidad onda – corpúsculo. Explico a continuación el primero y dejo los otros dos para otra columna.

En mecánica cuántica el principio de indeterminación afirma que no se pueden determinar simultáneamente y con precisión, ciertos pares de variables físicas, como son, por ejemplo, la posición y el momento lineal de un objeto dado. Se puede entender mejor este principio si pensamos en lo que podría percibir un espectador al respecto de la posición y velocidad de un intérprete sobre la escena. Para poder ver al intérprete es necesario que la luz choque con este, pero al hacerlo, se modifican su posición y velocidad; es decir, por el mismo hecho de estar trabajando bajo los focos, el espectador no sabría nunca la posición exacta del intérprete ya que estos introducen un error en el valor real. 

Menuda idiotez, podrás pensar, lector. Lo cierto es que solo quiero llamar la atención sobre realidades como esta que hacen convergentes distintos campos de estudio. Es cierto que yo no me plantearía saber con precisión la posición y velocidad de un intérprete en escena, pero vale la pena reflexionar sobre la percepción del movimiento en su relación con la luz: ¿percibimos igual a alguien bañado de luz cálida o luz fría?, piénselo, no es tan obvio y la respuesta condiciona la recepción. La luz afecta a la percepción y esta está relacionada con la velocidad/posición. No obstante, hay que recordar que el principio de incertidumbre es inherente al universo. Supuso un cambio básico en nuestra forma de estudiar la Naturaleza, ya que se pasó de un conocimiento teóricamente exacto a uno basado solo en probabilidades, y en el teatro nada es exacto. Nada debería serlo.


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