Críticas de espectáculos

La mala memoria/Una vida robada/Antonio Muñoz de Mesa

Oscura y tediosa memoria

 

Antonio Muñoz de Mesa firma el texto La mala memoria o Una vida robada, que es como se llamará en el Fernán Gómez. Sí, está de moda lo de los dobles títulos, uno para gira y otra para la temporada. Ya lo hemos sufrido recientemente con la insulsa Una más y nos vamos, rebautizada como El gran favor en su temporada madrileña. En la obra que tenemos entre manos, el autor pone en escena el recurrente tema de los niños robados. Sí, ahora también nos toca tragarnos este tema en los escenarios.

No bastaba con la irregular, pero hasta cierto punto interesante tv-movie Niños robados. El planteamiento, en forma de thriller con tintes cómicos, es sencillo. Un anciano con alzheimer aparece en escena con una campanilla llamando a su cuidadora con improperios varios: «Hija puta» es lo más fino que la dice. Se levanta el telón y, de hecho, el público piensa que es una comedia. Ríe ‘a pierna suelta’, pero aparece un personaje que lo pone todo patas arriba. La joven cuidadora, juega a recordar con el doctor y entonces se abre la caja de los truenos. Ella se llama Luz y la anciana cuidadora se llama Olvido, ojo al simbolismo de los nombres de estos dos personajes…

Si uno pierde el interés por esta propuesta a los diez minutos es por el abusivo uso de los fundidos en negro, ¿De verdad es necesario poner un oscuro cada cinco minutos? ¿Crea eso más intriga? Eso lo único que denota es un acartonamiento de la propuesta que tira para atrás y una ralentización del ritmo que hace tediosa esta propuesta escénica. Hay cosas que se salvan de la quema, es cierto. Y tienen nombres propios. El principal, Carlos Álvarez Novoa, con una construcción de personaje que solo podría calificar como magistral. Hay mucha verdad en cada palabra, en cada silencio de este personaje que transita entre el presente y un pasado demasiado oscuro. Le da la réplica una emocionante y llena de fuerza Asunción Balaguer capaz de hacerle frente. Completa el elenco acertado Ruth Gabriel, que se las ve y se las desea para poder sostener su gran nivel interpretativo ante el planísimo Liberto Rabal, que desde luego no ha heredado ni un ápice del poso dramático de su abuelo.

La propuesta hace aguas de principio a fin. El desenlace, mediante el recurso del incesto, parece más propio de un serial de sobremesa que de una función que trata un tema tan serio. Una pena, una ocasión desaprovechada para mostrar en escena una realidad que sigue escociendo aún en la sociedad española.

Carlos Rivera Díaz

 

Obra: La mala memoria/Una vida robada

Autor: Antonio Muñoz de Mesa

Reparto: Ruth Gabriel, Asunción Balaguer, Carlos Álvarez Novoa y Liberto Rabal

Escenografía: Iván Arroyo

Iluminación: Jesús Almendro

Espacio Sonoro: Inaki Rubio

Director: Julián Fuentes

Producción: Juanjo Seoane

Vista el viernes 13 de diciembre en la Sala Pereda del Palacio de Festivales de Cantabria


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