La ‘mundança’ en el 11 GUIdance 2022
Después de la interrupción pandémica, vuelve el Festival Internacional de Danza Contemporánea de Guimarães, el GUIdance. No vuelve igual, no solo porque nada vuelve igual, sino porque la interrupción en las ciudades que no son grandes metrópolis, como es este caso, resultan, quizás, más profundas. Del mismo modo, el reenganche también es más intenso e ilusionante. De hecho, su director artístico, Rui Torrinha, no se ha andando con rodeos y, sin ambages ni timidez, se ha atrevido a afirmar que el GUIdance 2022, en su 11ª edición, va a intentar cambiar el mundo a través de la danza. Para ello ha inventado la preciosa palabra “mundança” (mundanza), compuesta por “mundo” y “danza”, para engendrar la mudanza, el cambio.
Del 3 al 12 de febrero, desde el San Blas, después de la Candelaria, cuando comienzan los días a crecer y ya están las mimosas en flor, la ciudad cuna de Portugal, Guimarães, es la capital de la danza del eje atlántico peninsular.
En la primera semana, del jueves 3 al domingo 6 de febrero, propuestas dispares han coincidido en aunar el movimiento de los cuerpos y el de los sonidos, en una conjugación que evidencia la importancia de la conexión entre las personas. Esa conexión sensorial y afectiva, producida por los sonidos que hacen vibrar nuestros tímpanos, que nos tocan, igual que nos llegan las presencias en su impetuosa fisicalidad y entrega. También ha coincidido una cierta apelación ecológica, en diferentes acciones escénicas de las piezas, reforzando la necesidad de tomar consciencia sobre la importancia de la naturaleza y el planeta.
A continuación, voy a intentar hacer un breve repaso, por las impresiones que me causaron las propuestas de la primera semana.
ESCALA de Sofia Dias & Vítor Roriz (Escenario del Gran Auditorio del Centro Cultural Vilaflor, CCVF, 03/02/22)
La «mundança», anunciada por Rui Torrinha, mudar el mundo a través de la danza, es conjugada a escala humana en la pieza homónima de Sofia Dias & Vítor Roriz. Se trata de una danza en comunidad, que nos incluye en su circularidad, que descubre su escritura, su coreografía, en ese encuentro en el que la respiración entra en un mismo ritmo. El movimiento, los gestos y los sonidos, son armonizados por el encuentro y por el hecho de compartir esa intimidad, constituida por la imaginación y las vivencias diversas de cada persona del equipo.
No hay mudanza, cambio, sin compartir y aquí, en ESCALA, la fisicalidad del movimiento y de la voz compartidas nos llevan casi a las tribus primigenias, en una recuperación del aliento del pueblo. Hay una danza de hálitos en la que podemos ver y oír los cuerpos, pero también sentir sus interiores, expresados a través de las ondas físicas del sonido melopeico de las voces, del ostensible movimiento de los diafragmas (el músculo de la vida). Esos sonidos vocálicos son, según las teorías de la Gestalt, expresión del alma, mientras que los consonánticos expresarían el pensamiento. Tal vez, en esta ESCALA, el pensamiento y las imágenes van en los gestos y movimientos, a veces próximos al mimo, pese a la tendencia hacia una abstracción liberadora.
ESCALA nos muestra que la liberación no es un acto de aislamiento, sino de unión.
TANZANWEISUNGEN (IT WON’T BE LIKE THIS FOREVER) de Moritz Ostruschnjak (Black Box de la Fábrica ASA, 04/02/2022)
El bailarín Daniel Conant trae al escenario una energética amalgama de danzas, quizás, en un reflejo de las muchas instrucciones y referencias que nos habitan.
Tanzanweisungen (instrucciones de danza) pueden ser todos aquellos hilos que mueven la marioneta, consciente o inconscientemente. Su constatación alegre y empoderada también es un modo de liberación. La liberación de tener que imitar a Dios creando el mundo y de ser originales. Además, el cuerpo es una máquina poderosa de retención y absorción del mundo.
Daniel hace música con el movimiento, hace sonar la danza. La percusión en el suelo, en su propio cuerpo y la enorme fisicalidad del movimiento, transitando por diversos estilos y danzas, de la marcialidad militar a los bailes de salón, nos ofrece una experiencia muy intensa y cautivante.
El cuadrilátero de lados luminosos, los efectos de luz, los pocos temas musicales (muy populares) y los dos carteles, colaboran en dar un contexto muy lúdico, con un cierto tono irónico y humorístico sutil.
«News: After a while we will stop thinking about it» es, por ejemplo, lo que podemos leer en uno de esos carteles que el propio bailarín mete en escena.
Pero, desde mi punto de vista, es la intensidad del movimiento y el carisma especial del bailarín lo que impresiona al público.
SAHASRARA de Maria Fonseca (Black Box del Centro Internacional de Artes José Guimarães, 05/02/2022)
Es impresionante como Maria se pone en riesgo, ya fue así también en el Romeo e Julieta a partir de Prokofiev de la Cía. Útero Teatro, para interpelarnos, de manera muy energética y sensorial, sobre asuntos acuciantes de la actualidad.
La pandemia pone en foco, según la performance de Maria, la necesidad de una mudanza, cambio, respecto a nuestro comportamiento con el planeta. En la acción caligráfica, encima del espejo que nos refleja, se torna clara esa mudanza que va de «FEAR / UNKNOWN / FUTURE» a «EARTH / NOW / NATURE».
La apoteosis sonora, la caída de las máscaras de las conveniencias, la danza ritual de la lluvia y la escalera de mano para alcanzar la roca, que nos recuerdan aquellas escenas increíbles de L’histoire des larmes de Jan Fabre, son solo algunas de las acciones que reflejan una lucha para salir de la crisis.
Geniales han sido los contrastes de humor irónico, como el sketch de la bañista, con el bikini confeccionado con máscaras quirúrgicas y la compulsiva desinfección de todo. Arrebatadora esa fisicalidad de las acciones corporales, sonoras y con los elementos escénicos. Humor, amor y furia reivindicativos.
KIND de los belgas Peeping Tom (Gran Auditorio del CCVF, 05/02/2022)
El éxito y la enorme popularidad de la compañía Peeping Tom, acompañados por los mass media, hacen que no podamos resistirnos a viajar para ver lo nunca visto. Velahí, por ejemplo, la perturbadora escena de danza bajo el tiroteo inmisericorde de la escopeta de caza, las contorsiones de los cuerpos en los pasajes surrealistas, en ese contexto de naturaleza artificial, esa «Vanitas» o naturaleza muerta en la que parece haberse convertido el escenario, metáfora del mundo.
KIND, en alemán “niño” y en inglés “amable”, no es nada amable, sino violenta y también, en los contrastes, cómica.
Alta calidad en todos los elementos de la composición y un sabor amargo en el final.
SONS MENTIROSOS MISTERIOSOS de Sofia Dias & Vítor Roriz (Auditorio pequeño del CCVF, 06/02/2022)
Una pieza de danza para todo tipo de público a partir de 3 años.
Me encantó el espacio blanco abstracto, casi como un lienzo para ser pintado por nuestra imaginación. Me encantó también ver un espectáculo para la infancia y para personas de todas las edades sin hacer uso de muchos colores o formas infantilizadas. Solo azul estampado con nubes blancas en las camisetas de los dos bailarines y la bailarina, y pantalones cortos blancos para los tres. También la no diferenciación de los tres según su género. Bailarina y bailarines tienen las mismas funciones y los mismos modos en el movimiento, son comunidad danzando y jugando con nosotras/os. Una danza en la cual la disyunción posdramática entre lo visual y lo sonoro se presta para los más sutiles juegos. Las metonimias sonoras y visuales, a través de acciones con objetos para hacer sonidos, y con dibujos simples, en blanco y negro, sin concesiones a lo naif, provocan asociaciones imaginativas cautivadoras.
Además, la pieza, es muy tranquilizadora, nada excitante para los nervios, sin violencia ni imposiciones. Una experiencia balsámica y de reconexión con el tiempo de la observación y de la evocación fantástica de la naturaleza.
Así pues, comunidad, decisión sin imposiciones, fisicalidad, reivindicación, naturaleza, planeta, cambio, alegría, liberación… han sido conceptos activos, a través del arte de la danza, en esta primera semana de la 11ª edición del GUIdance.
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