La piedra
Hace unos días la prensa se hacía eco de la subida en los presupuestos de Cultura que ha presentado el Gobierno español de cara al próximo 2014. La partida correspondiente aumenta en 81 millones de euros. No explican con detalle en qué se utilizará el dinero. Lo que sí aclaran es que es una apuesta por el teatro y que servirá para reforzar a este sector que tanto está sufriendo. Hasta aquí, perfecto. ¿Cómo vamos a decir que no es buena noticia? ¿Cómo no alegrarse? ¿Cómo decir que no vienen bien los dineritos?.
Sí, nos alegramos pero vayamos con calma. ¿Qué ha pasado con la Cultura desde que el Gobierno presidido por Mariano Rajoy tomó las riendas de España?. Han pasado muchas cosas. Ninguna buena. Los presupuestos se han reducido paulatinamente hasta la extenuación. Se ha ayudado menos a los productores, a los exhibidores, a que las compañías realicen giras por el Estado español. Se ha asfixiado a las salas exhibidoras, sobre todo a las pequeñas, recuerdo por ejemplo a Garaje Lumiere, condenada a cerrar. La presencia internacional se minimiza. Si el mercado interno está mal, parecería interesante apoyar a los artistas a abrir nuevos mercados en el exterior. Pues tampoco. La presencia en los foros extranjeros también ha sido reducida drásticamente. Los festivales han visto como sus apoyos flaqueaban. ¿Y las ferias de teatro?. Exactamente lo mismo. Salvo gloriosas excepciones en dos años las ayudas se han reducido exactamente a la mitad. Cofae, asociación de ferias de teatro, ha organizado unas jornadas de reflexión dónde participarán representantes del INAEM. ¿Qué contarán?: «hagan Ustedes lo que puedan». «Todo pero sin pasta». «Que financien otros»,… Realmente tengo curiosidad. Se suponía que el INAEM apoyaba las ferias porque ayudaban a que las compañías que participaban consiguieran contratos y pudieran obtener la visibilidad suficiente como para llegar a muchos puntos de exhibición directa o indirectamente. Para aportar un dato, el dinero que se mueve de media en contratos después de una feria es el equivalente a multiplicar por 7 el presupuesto de la misma. Parece que no es suficiente para ellos. En fin, las AA.EE. estaban gravemente enfermas y los mismos señores que estos días presentaban el aumento presupuestario en Cultura, esos mismos, fueron los que cogieron al enfermo, lo trataron y lo metieron en la UVI con la genialidad médica de subir el IVA cultural del 8 al 21%.
El sector se moviliza, se les avisa, se les presentan estudios para argumentar la gravedad de la medida. El sector tiene que gastar recursos y dinero para demostrar lo que el Gobierno debería saber de antemano. Hacen caso omiso. Las consecuencias se veían venir por todos menos por ellos. Los datos son contundentes. Se pierden más de un millón y medio de espectadores. Los ingresos caen un 30% sobre el mismo periodo del año anterior. Se destruyen mas de medio millar de empleos directos. Difícil determinar los indirectos. Se reducen los salarios de los trabajadores del sector. Se apuntan situaciones de abuso laboral motivado por la precariedad. Y descienden en unos tres millones de euros los ingresos globales de la recaudación fiscal (IVA, IRPF e Impuesto de Sociedades) y de la Seguridad Social. Los que iban a recaudar más han dado en la diana. Pierden tres millones de euros y hunden el sector, no solo el teatro, también la danza, el circo, la música, el cine…
Como decía, han colocado las artes escénicas en la UVI, en una auténtica situación de emergencia. Era un sector que estaba resistiendo la crisis. Con la subida del IVA entró en franco desplome. ¿Cómo no van a buscar recursos si van a pasar a la historia como los ministros que se cargaron el Arte en España?.
Ahora, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro y el ministro de Cultura, José Ignacio Wert, los artífices principales de la debacle, sin ningún pudor se sienten orgullosos de su apoyo al teatro, sacan pecho y presentan un aumento presupuestario de cara al próximo año. Lo primero que tendrían que haber hecho es reconocer el grave error del IVA y anunciar la implantación de un IVA super reducido en Cultura. No volver al IVA anterior sino a uno más bajo como en países europeos desarrollados. Y dejar de tropezar en la misma piedra tantas veces, en la piedra.