La piel del lagarto/Javier Hernando/Pedro Casas
Fábula de la felicidad
La piel del lagarto está cubierta por laminillas a manera de escamas. Con aparente dureza y resistencia, el lagarto es uno de los animales que beneficia a la agricultura devorando infinidad de insectos; su valor ecológico es incalculable, pero aun así ha tenido que ser declarado especie protegida porque está en vías de extinción. ¿Metáfora de la institución familiar o quizá de la sociedad contemporánea que está en proceso de destrucción?
Javier Hernando ha escrito «La piel del lagarto» donde plantea el concepto tiempo y las relaciones personales en función de las apariencias, de las ilusiones y de la realidad. La obra presenta una fábula que describe la existencia de una familia de lagartos compuesta por el padre, la madre, el hijo y la hija. Con estilo surrealista, la fábula muestra la vida cotidiana que transcurre por los rutinarios cánones de concordia y felicidad.
El autor dibuja una sociedad que se aburre de parecerse a sí misma a lo largo de su existencia por aquello de que apenas ha evolucionado. Por ejemplo, la madre dice en cierto momento: «No me gusta como soy, tendría que haber sido de otra manera», y añora su pasado, evoca la música de los 80 con sus amigas y se lamenta de no haber sabido o no haber podido aprovecharse de cada oportunidad.
Dentro de la rutina diaria, todos tienen una doble vida. El texto no explora el orden moral, solo plantea una cuestión existencial. «¿Por quién se llora en un entierro, por el muerto o por uno mismo?» La hija, que decide llamarse con nombres diferentes según las circunstancias, realiza sesiones eróticas a través de una web: el hijo asiste a lugares donde se practican bailes de «camisetas mojadas» solicitando amistad; el padre está sin trabajo y transcurre su jornada dentro del coche en la soledad de un descampado; la madre se entrega sin recato a un amigo de su juventud…
Pero la familia, la sociedad, definida por la mentira y la frustración, disimula el aburrimiento con tópicos que van desde el rito de tomar el sol a la celebración del cumpleaños con los obligados regalos y la tarta incluidos, pasando por la costumbre de desayunar y comer juntos o por la obligada reunión familiar donde se cuentan chistes tontos: «Una señora entra en una zapatería y pregunta si tienen zapatos de cocodrilo; le responden que no; y ella dice, pues vámonos, cocodrilo». En fin, los personajes a veces reflexionan acerca de que «pasa la vida para darte cuenta como pasa la vida». No obstante, la vulgar familia, se auto engaña viviendo cierto tipo de felicidad.
Aparte de la familia feliz, en la obra aparece el personaje de una libélula que juega el doble papel de metáfora del tiempo que queda por vivir, y de maestro de ceremonias de un espectáculo que habla del teatro y de la simulación.
En este sentido, sin desvirtuar el contenido metafórico del texto, la puesta en escena resulta entretenida, dinámica y llena de imágenes sugerentes; se desarrolla a modo de espectáculo donde se compagina el estilo narrativo con la escenificación.
El espectáculo comienza con una especie de composición musical en forma de fuga a partir de toques de percusión en «obstinato». Por medio del sintetizador se añaden sonidos que se convierte de manera creciente en frases. Los personajes hacen de narradores al alimón para evolucionar a la escenificación de lo que se cuenta. Las historias se entrecruzan con los recuerdos personales, los deseos y la realidad.
Pedro Casas ha dirigido a un buen equipo de intérpretes con excelente pulso para no caer en lo que podría haber sido una comedia ingenua o un drama grotesco. Se ha puesto al servicio del texto equilibrando el surrealismo con el simbolismo, el juego escénico con el significado poético, la frivolidad festiva con la profundidad conceptual.
En fin, asistí al estreno hace unos meses en Cuarta Pared. El trabajo de la compañía Sr. Smith me pareció magnífico pero me fue imposible escribir acerca del montaje en aquella ocasión. De nuevo, ahora, en el local de la Asociación Cultural El Umbral de Primavera, donde estará el montaje hasta el 23 de este mes, he retomado notas e ideas de este espectáculo que ha crecido en ritmo y en seguridad tanto de los intérpretes como del desarrollo general.
Manuel Sesma Sanz
Espectáculo: La piel del lagarto. Autor: Javier Hernando. Intérpretes: Isabel Alguacil, Salvador Bosh, Javier Laorden, Alba Loureiro y Alejandro Pastor. Dirección: Pedro Casas. Compañía Señor Smith. Sala Asociación Cultural El Umbral de Primavera.