Críticas de espectáculos

La revelación/Leo Bassi

Panfleto racionalista
Obra: La revelación
Interpretada, escrita y dirigida por: Leo Bassi
Auditorio de Ribadavia – 18-07-06 – Mostra Internacional de Teatro
Dadas las circunstancias, hay que aprovechar cualquier ocasión para ver este último trabajo de Leo Bassi, pues la jerarquía eclesiástica española lo ha colocado en el punto de mira de todos sus agentes violentos que han llegado hasta la bomba para intentar acallar su voz. Cuando no llegan con la simple censura, utilizan métodos más contundentes, de los que históricamente tanto saben.
Tres mil personas en Ribadavia estuvieron en total complicidad durante más de dos horas y media. Un auténtico acto de fe. Perdón, todo su espectáculo, como el anuncia, está destinado a hacer perder la fe a los católicos. Y para ello solamente utiliza un despiadado manifiesto racionalista, desmonta los pasajes de la Biblia, del Viejo Testamento, de todos los escritos en donde se pretende convencer a la humanidad entera de la existencia de Dios y de sus profetas con sus milagros. Un desmontaje cargado de ironía, que coloca por encima de toda la literatura escrita en bastardilla, la que s e escribe desde la razón, desde al filosofía.
Como no podía ser de otra manera, buena parte de los ciento cincuenta minutos los dedica Leo Bassi a explicar sus circunstancias, a mostrar las barbaridades que monseñor Cañizares y sus legionarios han ido haciendo desde que estrenó esta obrita en la que aparece el actual papa, Benedicto XVI pidiendo perdón por todos los errores históricos de la Iglesia y recomendando el uso de los condones para combatir la epidemia de Sida. Parece ser que esta escena, con la que arranca, es la que destapó todas las iras.
El resto es una lectura de la Biblia, una lucha de la razón contra la superchería. Un combate desigual entre un laico, ateo, bufón, contra el aparato de una multinacional. No es teatralmente nada del otro mundo, las energía de Bassi las negocia en cuatro momentos, el resto es un espectáculo de la palabra. Habla y habla, cuenta chistes y pretende provocar. Y en su libertad de expresión es donde coincidimos, porque su panfleto racionalista lo suscribimos pero no las formas en las que lo planeta escénicamente. Estamos rebajando demasiado los presupuesto,. Y nos reímos, a veces, y nos hace pensar, en otras, y siempre nos sentimos solidarios con su discurso.
Carlos GIL


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