El Chivato

La sala Espai Moma cierra y la compañía entra en reflexión sine die

Tras un periodo de análisis, autoimpuesto al abrir al público sus puertas hace ahora cinco años, la sala ESPAI MOMA cierra después de un largo período dedicado a la producción y exhibición de espectáculos, siempre caracterizada por su vocación inequívoca de servicio público y de compromiso con las Artes Escénicas. La compañía MOMA TEATRE, por su parte, abre un paréntesis de reflexión sine die. Pincha en leer más para obtener el extenso comunicado en el que los responsables de Moma explican los motivos que les han llevado a tomar dicha decisión. Hace ahora unos meses, entre finales de la temporada pasada y comienzos de la actual, acometimos una evaluación de la trayectoria de la sala Espai Moma; una exigencia que nos impusimos cinco temporadas atrás, cuando abrimos las puertas al público. En aquel momento decidimos que al cumplir un lustro de actividad analizaríamos que cosas habríamos hecho y de qué manera, y cuales no y por qué motivos, y todo ello respecto de unos principios y objetivos bien identificados:

ofrecer a la ciudad de Valencia un espacio teatral íntimo, para el actor y el espectador, donde el rigor artístico dominara cualquier otra consideración
desarrollar la búsqueda de un lenguaje oral escénico en valenciano
plantear una dramaturgia contemporaneizadora a la hora de abordar un texto, estuviera escrito o no para el teatro, fuera ya clásico ya contemporáneo.
Adecuar el lenguaje escénico, en todas las formas de percibirlo, a esta dramaturgia
Buscar y dirigirse hacia aquel espectador de mirada abierta, atenta e inquieta.
Proyectar en él nuestra inequívoca vocación de servicio público, algo que siempre nos ha caracterizado.
Formar un núcleo artístico estable que deviniera la base y el soporte de este proyecto.

Era todo un reto y así lo afrontamos. Creemos que cinco años era un tiempo adecuado para encarar nuestro futuro desde una perspectiva u otra y tomar, en consecuencia, las decisiones oportunas, huyendo de las inclemencias circunstanciales propias de cualquier viaje de esta naturaleza.

A pesar de que dicha evaluación, en sus aspectos principales, concluyó el pasado mes de enero, la comunicación pública de las decisiones se ha aplazado hasta ahora con la idea de no interferir en la programación de la sala y quitar protagonismo a los espectáculos que en ella se han programado. Hemos de confesar que temíamos que un cierto clima de final de ciclo, acabara por contaminar aquello que se presentaba en la sala. Y nada más lejos de nuestras intenciones.

Finalmente, estas son las determinaciones: la sala ESPAI MOMA cierra después de un largo período dedicado a la producción y exhibición de espectáculos, siempre caracterizada por su vocación inequívoca de servicio público y de compromiso con las Artes Escénicas. La compañía MOMA TEATRE, por su parte, abre un paréntesis de reflexión sine die.

El por qué de estas decisiones, tal vez merezca algunas explicaciones de nuestra parte.

De acuerdo con los principios y objetivos antes mencionados, el balance de resultados no nos puede dejar más que satisfechos: Espai Moma ha sido una sala moderna y polivalente con una programación interdisciplinar que, en buena medida, ha conseguido ser un referente a juzgar por las innumerables compañías que han querido exhibir aquí sus espectáculos. El teatro, la ópera, la danza, los títeres, el cine, el teatro musical, las lecturas dramatizadas, los conciertos, etc. Todo ha tenido cabida y a todo le ha dado la sala un relieve especial. Y dos cuestiones han marcado la diferencia respecto de otras salas: el hecho de habernos empecinado particularmente en la búsqueda de una oralidad escénica en valenciano –por lo cual creemos haber contribuído, modesta pero intensamente, a un uso específico de la lengua con normalidad y estima- y, por otro lado, haber trabajado con ahínco por la contemporaneidad de las propuestas, poniendo los lenguajes escénicos al servicio de este compromiso dramatúrgico. Vale decir que todo ello se ha hecho pensando estar obligados a proporcionar al espectador verdaderas vivencias, o por lo menos a intentarlo. Dicho de otra manera, nos ha guiado el objetivo de servir al público de una manera vocacional. Al cabo, por tanto, quedamos satisfechos de la rentabilidad artística, social y personal del proyecto, especialmente si pensamos que su financiación ha sido, mayoritariamente, pública.

En efecto, desde los primeros momentos de la nueva etapa, junto al proyecto artístico, presentamos a las diferentes administraciones públicas una petición de recursos económicos para desarrollar las actividades. Querríamos remarcar, por lo que hace a esta cuestión siempre espinosa, que no compartimos la habitual sinergia que activa planteamientos artísticos desde una perspectiva puramente económica, olvidando que este factor es, en todo caso, consecuencia del otro y no al revés. Se trata, por tanto, a nuestro modo de ver, de priorizar el planteamiento artístico, o si queremos, la voluntad concreta hacia un criterio o línea de trabajo i después evaluar la financiación necesaria. En consecuencia, lo que hemos valorado para tomar las decisiones que hoy nos convocan, es el estado actual del proyecto en relación a los objetivos que nos marcamos, a sus recursos humanos, artísticos i, finalmente, también económicos y, por otra parte, los resultados de producción y exhibición, de presencia social, de reconocimientos, etc. que hemos conseguido. Y vale decir que desde este prisma nos sentimos tranquilos y avalados por el trabajo que a lo largo de estos años hemos desarrollado, con independencia de los recursos económicos que hayamos podido percibir.

El hecho es que, aun valorando, y agradeciendo, el apoyo dado por las diferentes administraciones, no podemos concluir sino que –tras cinco temporadas desde la inauguración oficial de la sala la temporada 1999/2000- en una tarea como esta, mantenerse simplemente comporta no crecer, y no crecer morir por falta de estímulos. Por eso, hemos terminado por aceptar que la única propuesta viable pasaba por reducir la actividad que hasta hoy hemos desarrollado y que, vale la pena decirlo, siempre ha tenido un volumen muy superior que aquel que nos exigían los diferentes convenios. Aunque por coherencia con nuestro espíritu y con una trayectoria que nos obliga, no queremos bajar el listón de mínimos que nos imponemos como aspiración.

Efectivamente, hemos conseguido, con cierta tozudez, producir y exhibir de manera muy considerable: 14 producciones pròpias (9 producciones y 5 coproducciones) y 65 espectáculos programados. Pero eso no nos ha hecho olvidar que tenemos deudas importantes, si damos un vistazo a los propósitos originales. Por ejemplo, aunque a lo largo del período se han llegado a contratar a 168 artistas, el grueso de los esfuerzos se han tenido que dirigir hacia un, todavía, insuficiente equipo técnico y de gestión estable, formado por 13 puestos de trabajo. Por cierto que una de las cosas que más nos duele de la situación que os avanzamos, es romper este reducido aunque consolidado equipo. Un equipo que ha sido consciente de la difícil conjunción del rigor profesional en un esquema empresarial, y la ductilidad y comprensión necesarias ante la siempre inevitable imprevisibilidad de todo proceso creativo, sustentado en gran parte con “material humano”. Un equipo que, no obstante, ha tenido que reinventar y personalizar su propio oficio –desconocido y a veces malentendido o ignorado- para abordar desde una sala privada, una gestión privada de teatro público. Probablemente sólo nosotros conocemos los años que hacen falta para ver madurar un grupo así.

Ahora bien, hemos conseguido fraguar un equipo de gestión y producción , pero echamos en falta la creación de un verdadero núcleo artístico, alma fundamental de un viaje como este. Y es posible que esta carencia haya sido uno de los objetivos que, finalmente, nos ha resultado más duro no cumplir, porque alcanzar ese propósito hubiera significado profundizar substancialmente en un lenguaje propio, todavía más personal. A pesar de todo, queremos hacer una mención especial, de profundo agradecimiento, a la confianza, comprensión y generosidad que hemos recibido por parte tanto por parte de compañeros de profesión como de compañías afines, que han colaborado con nosotros a lo largo de estos años. Sin ellos y ellas, los resultados que hemos alcanzado hubieran sido inasequibles.

En resumen, lo que ha sucedido es que ha acabado generarse una dinámica, entre sala y compañía, que nos obligaba a lastimar el aspecto creativo de esta última, poniendo en peligro su existencia, debido a la responsabilidad que impone ofrecer una programación en la sala, bajo los parámetros de servicio público y compromiso con las Artes Escénicas, y más con los recursos de que disponemos y que a lo largo de los años se han acabado por definir como los únicos posibles. Y nosotros, más que nunca, necesitamos ahora conservar y dedicar las energías, si llega la hora, a la tarea creativa de la compañía. Por tanto, no nos queda otra salida que cerrar la sala. Hasta la fecha estamos plenamente convencidos que Espai Moma ha sido la herramienta, necesaria y exigente, a través de la cual nosotros y el público hemos disfrutado y nos hemos servido mutuamente. Ahora es el momento de cerrar un ciclo para empezar uno nuevo, que nos permita seguir gozando juntos, evitando que aquello que un día fue un estímulo no se convierta hoy en una carga demasiado pesada.

Como es lógico, la dirección de Teatre de la Generalitat ha sido debidamente informada de todo aquello que aquí se ha comentado, como no podía ser de otra manera visto el convenio de colaboración que nos liga, y que obviamente había que modificar. Queremos, en este sentido, remarcar la sincera preocupación y atención que nos ha mostrado por esta nueva situación.

Para acabar, querríamos hacer un poco de memoria de estos años y plantear una última reflexión. La compañía Moma Teatre ha presentado en Espai Moma producciones como L’Altre, con la cual zarpó la nave; Càndid, que se movió entre la virginidad y las heridas del viaje; Naturalesa i propòsit de l’Univers, o sea, un melodrama esquizofrénico al cubo; Nascuts Culpables, o el pecado original histórico y europeo; Mirador, aquí al lado…la gente del barrio; Varietés a la Cuina, si, del Hadell y Barry y el decano Peiró y la supervedette Anamar con ese bailaor en pantuflas y batín; Paraules en penombra, con Albena y Gonzalo Suárez; Incendiaris, que coincidió con el 11 de Setiembre; Cosí fan tutte, una ópera de Mozart a dos palmos; La Caiguda, aquella confesión en el cogollo de la niebla; o el programa monográfico de la temporada Pinter con Nit-Monòleg-La Col.lecció, donde el hecho de recordar se volvía poético y contradictorio; Ràdio Pinter, repleto de píldoras en palabra y en silencio; Una Alaska particular-Estació Victoria-La penúltima copa-Celebració, ¡qué cosas nos hace y qué cosas hacemos con el lenguaje! ¡y qué satisfacción cuando recibimos la felicitación del autor! Y la última Les llums, la vida misma en los laberintos de la cruel y maravillosa gran ciudad. Si pensamos en ellas, finalmente las preguntas no pueden sino imponerse: espectáculos como Nascuts culpables, (Nacidos culpables, Errudun Haioak) o La caiguda (La caída) ¿podrían haber surgido de la dinámica propia del mercado privado? ¿Son necesarias este tipo de producciones en nuestra cartelera? Y si fuera así, ¿participaría entonces el público del sentimiento que a nosotros todavía nos mueve, que una compañía como Moma Teatre es necesaria en Valencia? Nosotros no lo dudamos y estamos seguros que el público, que ya nos lo ha demostrado, tampoco.

Por lo que hace al período de reflexión que la compañía ha decidido tomarse, y teniendo en cuenta la comprensión y agradecimientos que hemos recibido todos estos años, tanto de colegas como del público fiel, simplemente nos queda esperar que nuestra decisión sea comprendida y compartida, ya que no tiene otra finalidad que justamente no traicionarles. Con el deseo además que la decisión provoque en nosotros un punto de inflexión por lo que hace a la definición de criterios y objetivos artísticos. Esperamos, de ahora en adelante, trabajar para que la compañía se regenere y reencuentre caminos de crecimiento así como nuevas exigencias compartidas con compañeros y espectadores. Unas exigencias iluminadas, como siempre, por una mirada cada vez más abierta, atenta e inquieta. Y esto queda dicho en tanto que somos conscientes que podríamos mantenernos de una manera inercial, pero sospechamos que, sin darnos cuenta, correríamos el peligro de vernos por caminos ya trillados, cuando lo que necesitamos es vivir encarando retos. Es así como hemos vivido el teatro, ese ha sido siempre el sentir unánime de las personas de este equipo.

Desde aquí nuestro agradecimiento a todos aquellos, persona e instituciones, que habéis formado parte activa de este viaje que hoy llega a puerto. Gracias y hasta pronto.


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