Círculo vicioso
Obra: La señorita Julia
Autor: August Strindberg
Intérpretes: María Adanez, Raúl Prieto, Chusa Barbero
Escenografía: Andrea D’Odorico
Iluminación: Juan Gómez-Cornejo
Vestuario: Ana Rodrigo
Música: Luis Miguel Cobo
Dirección: Miguel Narros
Producción: Producciones Andrea D’Odorico
Teatro Arriaga –Bilbao- 11-11-08
Por delante una obviedad: esta obra de August Strindberg es una maravilla, uno de esos hitos de la dramaturgia universal y revisitarla cada cierto tiempo es un placer y una manera de reconfortarse con la palabra escénica como creadora de todas las emociones que en este drama “naturalista” alcanzan categoría de revulsivo político.
Este montaje de Miguel Narros, sorprende por la carnalidad que se busca en la puesta en escena y en la interpretación, llegando en momentos a mostrarse excesivo, en la violencia de gestos, en la prosodia masticada, en la fisicalidad en las acciones, y hasta en lo crudo de las escenas sexuales. La escenografía es referencial, detallista y la iluminación describe le paso del tiempo de la ficción, de la noche al amanecer. En este ambiente quedan atrapados unos personajes poliédricos, en una historia que se plantea como un duelo constante, como una “lucha” entre sexos, clases, ideas. Una lucha dialéctica agresiva que lleva a los personajes a pasar por momentos de delirio, a mostrar sus ambiciones, sus deficiencias, colocados en un infernal círculo vicioso que instaura un punto de vista sicológico que se enmienda por el desarrollo de las acciones.
El trío actoral se acopla a la dirección, intenta estar a la altura de la grandeza del texto, pero si bien su parte física, su imagen, su composición externa, sus movimientos son impecables, adentrándonos en peripecias profundas, el recitado, su declamación pierde fuelle, nos deja la propuesta colocada en una sensación de excelencia no lograda.
Carlos GIL
