Críticas de espectáculos

Lagos Business Angles/Rimini Apparat/LXVII Festival de Aviñón

Un viaje a Nigeria con Rimini Protokoll

 

El colectivo de autores-directores que hoy constituyen Helgard Haug, Stefan Kaegi y Daniel Wetzel empezó a cuajar cuando éstos se encontraron, en los años noventa, en el Instituto de Ciencias Teatrales Aplicadas de Giessen (Alemania), un centro de estudio y experimentación teatral que está en las fronteras de la investigación escénica y en el que se han formado multitud de los nuevos directores alemanes de vanguardia. Desde 2002 y bajo el nombre de Rimini Protokoll, estos tres creadores vienen realizando numerosos espectáculos en Europa que se caracterizan por el interés y la originalidad de sus temas, la variedad de su formato y su alto contenido documental.

En realidad, su arte está muy lejos del teatro convencional de hoy en día en cuanto no pretende «poner en escena» ningún texto dramático nacido en la mente de un autor ni proceder a una «representación» en el sentido estricto del término, con toda su parafernalia de intérpretes y técnicos expertos en el manejo de las artes escénicas. Para empezar, sus protagonistas no son actores sino «amateurs» que, tras un exhaustivo proceso de selección y pruebas, van a «presentar» en escena, lo mejor que puedan (y, en general, lo hacen muy bien), su propio papel. Los responsables de Rimini Protokoll se refieren a ellos como «especialistas de la vida», gente normal y corriente como la mayoría que, por cualquier razón, ha tenido que ver con la historia que se nos cuenta. Una historia que, una vez realizado un extenso y detallado proceso de documentación por parte de los directores y su equipo, se refiere a un suceso extraído de la vida misma, de eso que solemos llamar «la realidad». De modo que el espectador se encuentra, no con un argumento ficticio representado por un plantel de actores, sino ante un hecho o una situación del mundo real que relatan sus protagonistas verdaderos. Lo que no quiere decir, sin embargo, que el público no esté posicionado en ambos casos del otro lado de la cuarta pared, de modo que, para el espectador, lo que ocurre en escena le siga pareciendo «figurado». Y es en este juego entre la realidad y la ficción, en esta ambigüedad entre lo verdadero y lo fingido, donde se encuentra toda la magia y la fascinación de Rimini Protokoll, que no deja de moverse por esos descampados que, aun yendo más allá del teatro documental y «verbatim», no llegan a internarse en la «performance».

Más que estas explicaciones un tanto abstrusas, el repaso de algunos de sus temas puede que ilumine al lector sobre lo que pretende Rimini Protokoll. Así, en Deutschland 2 (2002), uno de sus primeros montajes que provocó una polémica nacional, los directores pretendían replicar el debate que se iba a producir el 27 de junio de aquel año en Berlín, en el Reichstag, sólo que situándolo en el abandonado hemiciclo del Bundestag de Bonn y esta vez proferido por ciudadanos ordinarios, es decir, por quienes habrían de sufrir sus consecuencias. Como no podía ser menos, el presidente del Bundestag en aquel momento, Wolgang Thierse, lo consideró como una afrenta a la dignidad de la cámara (¡teatro en el Parlamento, qué aberración!) y no dio su permiso para hacerlo, de modo que el acto, en el que intervinieron doscientos ciudadanos repitiendo las intervenciones de sus representantes que escuchaban a través de auriculares por la radio, se llevó a cabo en la Theater-Halle de la antigua capital alemana. En Sabenation. Go home and follow the news (2004), los «especialistas» eran trabajadores despedidos de la compañía aérea belga Sabena que, tras ser privatizada, había cerrado sus oficinas y finalizado sus operaciones dos años antes poniendo a todo el personal en la calle. Call Cutta. A mobile telephone theatre (2005) incitaba a los ciudadanos de Berlín a pasear por la ciudad siguiendo un itinerario que les era indicado, a través del móvil, por las operadoras de un centro de llamadas situado en Calcuta. Y en Cargo Sofía (2006), 45 espectadores se subían a un camión TIR de 40 toneladas de flete debidamente acondicionado para ellos para visitar, durante un recorrido de dos horas, algunos de los sitios – almacenes de carga y descarga, restaurantes «fast-food», peajes de autopistas, puestos de control de fronteras – que frecuentan los camioneros búlgaros que, por un mísero salario y prácticamente sin dormir, recorren las autopistas de Europa.

Trabajos más recientes se refieren a esos niños que, hijos de ejecutivos o diplomáticos, viajan continuamente por el mundo y tienen los aeropuertos por hogar (Airport kids, 2008), al drama de los muecines que llaman a oración en los cientos de minaretes de El Cairo y van a ser sustituidos por una sola voz retransmitida por radiofonía (Radio Muezzin, 2008), a la asistencia a una Junta General de Accionistas de la compañía Daimler Benz (Annual Shareholders Meeting, 2009) adecuadamente despanzurrada por agentes de bolsa al servicio de Rimini Protokoll, a una audición por parte de las víctimas de los archivos que les grabó la Stasi en los lugares de las ciudades alemanas en los que se efectuó la grabación (50 kilometers of files, 2011), o a esa revisión de las estadísticas que ponen de relieve los principales problemas de las grandes ciudades (100%…) que son comentadas en escena, sin ensayos previos y a las bravas, por una muestra representativa de cien de sus habitantes tomados al azar. Una experiencia en vivo que ha sido presentada hasta el momento en Berlín, Colonia, Viena, Karlsruhe, Melbourne, Brunswick, Londres, Zúrich, Cork, Copenhague, Dresde o San Diego. En Madrid tuvimos ocasión de verles dentro del Festival Escena Contemporánea en 2012, en La Casa Encendida, con Black Tie, una adaptación a la escena de una producción radiofónica de 2009, Welcome to you!, en la que una mujer surcoreana recogida de bebé por una familia alemana después de la guerra de Corea, Miriam Yung Min Stein, cuenta (¡y de qué manera!) sus propias experiencias al volver de visita a su país para conocer a sus parientes.

Ahora, en el auditorio del Gran Aviñón en Le Pontet, un pueblo extramuros de la ciudad papal, y ya que no nos puede transportar a Nigeria, Rimini Protokoll nos la trae hasta nosotros con un espectáculo estrenado, en marzo de 2012, en el teatro Hebbel am Ufer (HAU) de Berlín. Para ello, ha convertido el interior del pabellón en una especie de salón de exposiciones dividido en stands por entre los que el público, organizado en grupos de unas quince personas, se mueve de uno a otro al ritmo que le marcan las azafatas. Una vez llegados a un expositor determinado, los visitantes tienen la oportunidad de sentarse y atender a las explicaciones que, durante aproximadamente diez minutos, va a darles su correspondiente responsable sobre las actividades y funciones que desempeña en Lagos, la capital de negocios del país. Y es ahí donde se produce el asombro ante la profusión y diversidad de éstas y el ingenio y la imaginación de los emprendedores, nigerianos o no, que las llevan a cabo. Así, Oludolapo Babs Ajayi, conocido por su indumentaria como «el hombre de blanco», es abogado y promotor inmobiliario en un país en el que hacen falta 17 millones de nuevas casas. Nos trae un vídeo del jefe de la aldea en la que piensa construir una gran promoción. Naturalmente, el jefe está de acuerdo y dará su permiso, pero ¿de dónde se sacará el dinero? No hay por qué preocuparse, «el hombre de blanco» también es un banquero (o lo pretende ser). Frank Oko sí tiene un buen negocio y nos lleva a su furgoneta-taller para contárnoslo. Recupera las piezas de coches desahuciados, sobre todo Mercedes y Volswagen, en los parques de desguace alemanes, las carga en un contenedor y se las lleva para Lagos, en donde concesionarios y talleres se las quitan literalmente de las manos. Se dice capaz de desmontar un coche en cuarenta minutos. La historia de Frieda Springer-Beck, una dulce ancianita de la ciudad de Nuremberg que se dedica a hacer pinceles de pintura para niños, es aleccionadora. A la muerte de su marido en los años setenta, un despacho de abogados nigeriano le estafó cerca de 300.000 dólares a costa de una pretendida ganancia de 22 millones en un campo energético en el que, al parecer, había invertido el fallecido. Ni corta ni perezosa, viajó a Lagos y emprendió una batalla legal que duró decenios por la constitución de una comisión contra los crímenes económicos y financieros que finalmente se terminó creando, nombrándola el gobierno nigeriano miembro destacado de la misma. Una vez recuperado su dinero, volvió con sus pinceles (Springer Pinsel) a Alemania aunque sigue siendo asesora en Nigeria contra la corrupción.

Y así vamos pasando por múltiples stands al tiempo que tomamos contacto con algunos de sus protagonistas: Jude Fejokwu, gestor de fondos y analista de inversiones en la bolsa de Lagos que verifica como si fuera un Sherlock Holmes los resultados, generalmente trucados, que publican las empresas nigerianas; el pastor evangélico, actor y productor de cine Victor Eriabie, que desea implantar su congregación en Europa, convencido de que su carisma y entusiasmo conseguirá llenar a rebosar los desertados templos continentales; Kester Peters, que empezó vendiendo en Alemania peces de colores para acuarios procedentes del delta del Níger y terminó de consejero de una empresa de Hamburgo que chalanea con el petróleo que se extrae en dicho delta; o la doctora Silke Hagen-Jurkowitsch, nacida en la ciudad austríaca de Lustenau, en donde se producen – ¡oh, sorpresa! – los bordados que adornan los vistosos vestidos de las mujeres nigerianas de alto «standing» que tomamos al verlos como autóctonos. Para terminar la visita con el fabricante de zapatos Oluwafemi Ladipo quien, sin estudios ni formación alguna, consiguió abrir una fábrica en Surulere en la que tan sólo con cinco operarios fabrica 200 pares de zapatos de diseño al mes. Sus planes: llegar a fabricar 40.000 si llega a soportar la concurrencia china. Una de las espectadoras lleva unas sandalias que le gustan. La hace descalzarse y examina el modelo. Seguro que entrará a formar parte de su colección de inmediato.

Tras una presentación altamente profesional en inglés (las azafatas también son traductoras) con sus gráficos, sus imágenes y su «power point», todos los responsables nos entregan sus tarjetas de empresa por si vemos oportunidades de negocio o las podemos circular por ahí. Y es que, en la actualidad, con 150 millones de habitantes, 250 grupos étnicos y cerca de 500 lenguas que se hablan junto con la oficial, que es el inglés, Nigeria se está transformando en el primer mercado del África subsahariana, sobrepasando a Sudáfrica antes del 2020 y convirtiéndose, en el 2050, en la undécima potencia económica del planeta. Y todo ello gracias a su petróleo, del que es el sexto productor mundial y aporta el 80 % de los ingresos del Estado. Pero, evidentemente, la riqueza no alcanza a todos, la desigualdad es manifiesta y son únicamente los «nuevos ricos» de las ciudades quienes consumen desaforadamente productos electrónicos, artículos de lujo y automóviles. Estado democrático desde 1999, Nigeria se enfrenta actualmente a cientos de problemas: falta de infraestructuras, guerrillas en el norte del país, de donde la milicia musulmana Boko Haram quiere desalojar a los cristianos, contaminación en el delta del Níger, descontento general, atentados… problemas que no impiden que países como Alemania o China inviertan a raudales en el país.

Esta es la clase de trabajo que, en sus numerosas producciones, llevan a cabo los directores de Rimini Protokoll. Grupo favorito de Hans-Thies Lehmann, teórico de la escena postdramática, su teatro no se caracteriza en especial por ninguna de las peculiaridades que suelen definir dicha tendencia: ni es fragmentario, ni prescinde de la narración, ni reduce el texto a un elemento más de las artes escénicas. Pero goza de un elemento clave que lo hace singular: el hecho de que sea el protagonista de la acción, y no un «intérprete», quien desarrolle su propia narración en directo y sin intermediarios (tal vez por ello, el único fallo de Lagos Business Angels sea su brillante final, cuando todos los protagonistas reunidos en escena cantan, bailan y gesticulan improvisando un auténtico «show» en el que el artificio del musical de Broadway sustituye a la verdad de los «especialistas»). Ante la realidad – verdadera o falsa (puede que el protagonista mienta, disimule o se deje llevar por la teatralidad, como ocurría con el anterior «show») – que se instala en la escena, el espectador se convierte en testigo, analiza la trama y saca sus propias conclusiones dejando a un lado otros sentimientos y emociones. Si no postdramático del todo, el teatro de Rimini Protokoll es, sin ninguna duda, postbrechtiano. En el fondo, como quería el gran autor y director alemán, sus creadores documentan sin manipularlos aspectos concretos de la vida de los seres humanos y nos los presentan, por decirlo así, «en bruto». De los espectadores depende el integrarlos en el transcurso de la Historia.

David Ladra

Título: Lagos Business Angels – Texto y puesta en escena: Helgard Haug, Stefan Kaeri, Daniel Wetzel según una idea de Dorothee Wenner – Dramaturgia: Martin Baierlein – Escenografía: Silke Bauer – Música: Barbara Morgenstern – Cámara: Bernd Meiners, Yinka Edwards – Luz y dirección técnica: Patrick Tucholski – Producción: Heidrun Schlegel, Katja Sonnemann – Con Oludolapo Ajayi, Victor Eriabie, Jude Fejokwu, Silke Hagen-Jurkowitsch, Uwe Hassenkamp, Oluwafemi Ladipo, Frank Okoh, Olabiyi Olugbodi, Kester Peters, Frieda Springer-Beck – Producción: Rimini Apparat – Auditorio del Gran Aviñón – Le Pontet, 14, 15, 16 y 17 de Julio de 2013


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