Las Artes en vivo se hunden ante la retirada del apoyo público
La Plataforma Arte Bizia que agrupa a ESKENA (Empresas de Producción Escénica Asociadas de Euskadi); EUPREL (Euskal Promotoreen Elkartea-Asociación de promotores musicales vascos); ADDE (Asociación de Profesionales de la Danza del País Vasco); EAB (Euskal Aktoreen Batasuna) y el Colectivo de Músicos de Euskadi han suscrito un manifiesto conjunto ante el negro futuro de las artes en vivo. Aseguran que «los recortes económicos de los ayuntamientos ponen en peligro el modelo de financiación de la cultura y su supervivencia como servicio público».
Creadores, directores de escena, bailarines, actrices y actores, escenógrafos, técnicos, diseñadores, músicos, … todo el entramado humano y económico que forma la producción escénica en vivo está a punto de desaparecer ante la única respuesta que ofrecen la mayoría de los ayuntamientos vascos y también del resto del Estado, para luchar contra la crisis económica, los recortes en cultura.
Desde finales del año 2007, debido principalmente a una crisis económica generalizada, venimos asistiendo a una preocupante y continuada reducción del apoyo institucional a la cultura en general y a las Artes en Vivo, en particular. Esto ha tenido especial reflejo en los presupuestos a nivel estatal, autonómico y local. De manera especial preocupa este último nivel por su repercusión en la política más cercana a los ciudadanos y por la importancia de su aportación en el conjunto de la economía que dinamiza nuestro sector.
Esta situación junto a la imposibilidad de obtener recursos por otros medios, ya que no se ha trabajado paralelamente en la introducción de otras medidas de apoyo para la industria cultural que doten de margen de maniobra financiero, están provocando la mayor parálisis de los sectores culturales desde la época de la transición.
Algunos agentes muestran personalmente su apoyo ante la difícil situación del sector pero no hay reacción política ni planes alternativos. Lo peor de todo esto es que observamos a diario cómo se toman decisiones de gran calado económico y social sin medir las consecuencias, sin saber lo que significan. No hay estrategia, ni planificación ni mirada de futuro para reparar el daño que se está haciendo. Estamos acabando con el tejido cultural que tanto nos ha costado crear. Pero en algún momento la sociedad tocará fondo, habrá que empezar de nuevo y entonces nos echarán de menos. Como decía Jean Monnet, uno de los fundadores de la Unión Europea, «Si pudiera volver a comenzar, empezaría por la cultura». Entonces nos echaremos las manos a la cabeza y no encontraremos a nadie que dé explicaciones. Como ocurre habitualmente en el mundo de la gestión política, nadie da la cara.
No hemos tenido políticas serias ni visión estratégica para fortalecer las relaciones con el público, con la sociedad, y esta gran debilidad ahora nos deja desprotegidos y a merced del rechazo institucional.
La cultura es un lugar de aprendizaje no de consumo, sin embargo afloran las respuestas mercantilistas que buscan la rentabilidad de la taquilla como única vía de salvación.
Si nos planteamos salir adelante con un modelo sostenible, viable, que piense en el progreso, la cultura es una pieza fundamental de transformación y de cohesión social. La influencia de la cultura en el progreso de nuestras sociedades tiene efectos que perduran a largo plazo, es uno de nuestros mayores activos y fuente inagotable de desarrollo. La cultura es una apuesta que no interesa a los que buscan rentabilidad inmediata. Y por eso estamos pagando la crisis que tenemos.
Pero los recortes económicos que estamos padeciendo son como el tabaco. No nos damos cuenta de que nos están matando poco a poco y algún día nos diagnosticarán hipocresía crónica, estupidez incurable y mediocridad mortal que nos llevarán a un estado de crisis terminal. La cultura ha dejado de ser imprescindible y por tanto ya no es obligatorio asignarle un presupuesto. Ahora depende sólo de la buena voluntad de cada político. Por las fuentes a las que hemos podido acceder, los recortes presupuestarios a nivel municipal oscilan entre un 10% y un 40%. A esto hay que añadir una inercia aún más preocupante que es la decisión de programar desde esa merma presupuestaria sólo actividades de bajísimo cachet, no importando la calidad y la factura de las mismas o estrangulando al sector de las artes en vivo para que baje los precios a niveles casi insultantes o contratando sólo espectáculos comerciales, lo que supone un atentado contra la diversidad y la creatividad consustanciales al propio término de cultura.
La actitud que están tomando los líderes políticos de algunos ayuntamientos es de una gravedad enorme. Destacan por su dureza, la reducciones presupuestarias aplicadas por el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz al conjunto de las industrias culturales, estas van a suponer en nuestro sector una reducción considerable en la programación del Teatro Principal. La anulación de los programas de creación y formación de publico (Teatro Beñat Etxepare, Proyecto Bebés, Espacio Txoroleku y Programa Haur Antzerkia), que son referentes en este campo tanto en España como en Europa y la desaparición de La Muestra Internacional Titireando con una trayectoria de 10 años. También la Diputación Alavesa ha aplicado severos recortes de hasta el 40% a proyecto con más de 28 años de existencia, como el Taller de Artes Escénicas y la Campaña El Teatro llega a la Escuela.
Estamos ante una falta de responsabilidad y de compromiso con el servicio público sin precedentes. Porque son derechos fundamentales del ciudadano el acceso y la participación en la cultura, una participación que garantice a todos una calidad de vida digna y preserve la libertad y el desarrollo del individuo y de su sociedad. Y contienen la gravedad de menoscabar la garantía de un derecho universal, algo que está de moda en estos días donde se establece un estado de sitio para el Estado de Bienestar.
¡Lo más importante es salvar la prima de riesgo y los planes de pensiones de los altos cargos (responsables de entidades financieras, parlamentarios con pensiones vitalicias etc)! De verdad, ¿no hay mayor solvencia en nuestros dirigentes públicos?, ¿no hay valor ni conciencia política que sea capaz de enfrentarse a tanta especulación y tanta devaluación de valores? La cultura, como la educación o la sanidad, no tiene porque ser rentable. Pero incluso aquellos que mantienen que «con las que está cayendo» estos son gastos prescindibles, deberían aceptar que la cultura es económicamente viable y genera riqueza. ¿Por qué queremos tener si no una capital Europea de la Cultura? ¿Por qué transformamos la actividad económica de nuestras ciudades y nos apoyamos en el turismo cultural? Porque evidentemente, además de creer que es positivo por razones sociales, humanas, etc, también puede ser rentable y ese mismo criterio deberíamos trasladarlo a otros proyectos aunque sean de menor envergadura.
Algunas cifras que lo explican:
Contribución de las actividades culturales al PIB
La contribución de las actividades culturales a la economía queda reflejado en la última cuenta satélite de la cultura publicada por el Ministerio en mayo del 2011 y que recoge el impacto, la aportación global en el Producto Interior Bruto del 2,9%.
Gasto liquidado en cultura en relación con el PIB
Por otro lado, el gasto liquidado en cultura respecto a esta misma magnitud, el PIB, en la suma de las diferentes administraciones apenas llega al 0.66% del PIB según indican los resultados de la Estadística en Financiación y Gasto Público en cultura para el ejercicio 2008. Administración General del Estado 0.10%, Administración Autonómica 0.20% y Administración Local 0.36% del PIB respectivamente.
Esto nos indica, ante la ausencia de otros estudios más específicos del impacto económico general (que nunca ha interesado hacer, excepto si se trata de justificar las enormes inversiones en infraestructuras públicas como el Guggenheim, palacios de congresos, o innovadores centros del diseño y de la cultura vanguardista), que la actividad cultural tiene un efecto multiplicador en la economía y es capaz de generar muchos más recursos de los que consume. En aquellos estudios realizados sobre eventos culturales concretos como Festivales y sobre el impacto de instituciones culturales en la economía del entorno, siempre se ha podido observar una suma de efectos directos, inducidos y externos que generan beneficios económicos superiores al gasto en el análisis coste/beneficio. Son actividades que impulsan el consumo intermedio de muchas otras actividades económicas y son capaces de generar empleo neto.
Número de Puestos de trabajo en el sector Cultural
Respecto al empleo, los puestos de trabajo generados por la industria cultural están por encima de los 550.000 en todo el Estado Español, siendo éstos de perfiles principalmente universitarios y/o de grado superior. Un 2,9% del total del empleo. Por comunidades Autónomas no tenemos datos del Observatorio Vasco de a Cultura pero los datos del Anuario de Estadísticas nos dicen que en el País Vasco en el ejercicio 2009 se emplearon 27.400 personas en el sector cultural, el 2.9 del empleo total.
¿De verdad se han analizado las consecuencias para la economía y la sociedad de este abandono sin acuerdos?
Las decisiones que hay que tomar, entre todos, afectan de forma inmediata al modelo de financiación de la cultura, un nuevo modelo que deberá diseñarse y ponerse en marcha lo antes posible para que no tengamos un retroceso fatal en el sistema de creación y producción cultural, un modelo que debe contemplar un mejor aprovechamiento de los recursos públicos disponibles como son las infraestructuras que siempre han debido estar al servicio del creador y del público, y un modelo que proporcione herramientas suficientes a la iniciativa privada para desarrollar su proyectos manteniendo la vinculación con lo público desde la co-responsabilidad.
Debemos revalidar el importante papel de la promoción pública en la cultura social y la cultura económica de nuestro país, materializándose adecuadamente en las dotaciones presupuestarias, exigiendo unos mínimos que garanticen la supervivencia de los sectores que integran las Artes en Vivo. Debemos proteger igualmente la diversidad cultural como un activo indiscutible de nuestras sociedades, y lograr el apoyo social al margen de criterios puramente mercantilistas, defendiendo su libertad e independencia, y garantizando una cultura accesible e integradora.
Antes de que sea demasiado tarde, EXIGIMOS UN DIÁLOGO URGENTE con los responsables públicos y les reclamamos:
1. Un diálogo interinstitucional por parte de los Ayuntamientos, Diputaciones y Gobierno Vasco para que por encima de los intereses partidistas se prime el apoyo a la cultura y se garantice un suelo mínimo de financiación al sector
2. Que las instituciones locales comprometan un mínimo del 0.7% de su presupuesto global a programación de espectáculos en vivo.
3. Que los partidos políticos tengan un interlocutor en materia cultural.
Manifiesto suscrito por ESKENA (la asociación de Empresas de Producción Escénica Asociadas de Euskadi que reúne a una veintitrés compañías teatrales de Euskadi); EUPREL (Euskal Promotoreen Elkartea-Asociación de promotores musicales vascos que reúne a más de una docena de empresas); ADDE (Asociación de Profesionales de la Danza del País Vasco en la que están agrupados casi un centenar de profesionales); EAB (Euskal Aktoreen Batasuna en la que están afiliadas/os 450 actores y actrices vascas/os) y el Colectivo de Músicos de Euskadi.