Y no es coña

Las encuentros y los hechos

Recién llegado de Las Palmas de Gran Canaria donde he participado en el Mercado de las Artes Performativas del Atlántico Sur, MAPAS, mis reflexiones de esta estancia entre gestores y artistas de varios continentes se cargan de lo ocasionado en los puntos de encuentro multidireccionales y de la constatación de unas nuevas energías generacionales que todavía se canalizan por estructuras que vienen desde el siglo pasado aunque se hagan esfuerzos notables para acomodarlas a los nuevos tiempos, las nuevas necesidades, los nuevos sistemas de comunicación y, quizás, quizás, a los nuevos lenguajes escénicos que se apuntan con timidez. 

Aunque no he dejado de acudir a Ferias y Festivales durante este año que termina, no había estado en ningún evento donde lo propuesto me exigiera tanta atención y presencia. Hasta estaba como ponente en una mesa donde se habló del periodismo cultural, que sirvió para recordar a los presentes que es el periodismo en general, en sus formatos convencionales, el que ha sufrido el máximo deterioro desde la crisis del 2008, que se ha ido agravando por el crecimiento de la comunicación digital, las redes sociales y otros instrumentos de información exprés y no contrastada que unido al abandono de las publicidades en los medios de papel, han creado la tormenta huracanada que se ha llevado por delante cabeceras, firmas, éticas y proyectos.

Eso en general, en lo particular de la información cultural en los medios generalistas, se habló con detenimiento local, pero que era una radiografía a todos los medios que todavía existen en los quioscos, que se nota en los radiofónicos, que, como siempre, es inexistente en los televisivos y que quedan, con suerte, delegados en los medios especializados, ya sean revistas, diarios digitales o blogs. Cuanto más intento encontrar denominadores comunes, salidas viables y sostenibles, formas, formatos, propuestas que intenten superar la actual situación esclerotizada, más me hundo en estados de pesimismo conformista, aunque hay momentos que encuentre en personas dedicadas a ello esa luz que me señale un camino periférico de un optimismo moderado, una suerte de utopía viral.

Una constante que no varía demasiado con los años: los encuentros, mesas, programas de actividades donde se establezcan planteamientos teóricos, o visiones diferentes de lo que es la pura y dura gestión de compra y venta, la atención de los asistentes disminuye. Es algo que no varía, asisten los muy interesados o a los que les concierne el asunto tratado y al resto le parece que son lugares donde no se aporta nada para la práctica comercial. Estamos en un mercado, es obvio, pero si se habla de distribución, por ejemplo, se pueden intuir algunas estrategias a seguir. Lo del periodismo es lógico que se vea como algo que no concierne a casi nadie, pero sí piden después aparecer en los medios, sí necesitan de esa correa de transmisión porque está ya empezando a quedar claro que las redes sociales son necesarias, pero no suficientes para convocar a los públicos, tendrán que intentar atender la situación actual y qué aportan esos medios al común.

Porque voy a insistir, en estos encuentros, mercados, ferias, mesas de profesionales no se tiene en cuenta a la otra parte imprescindible para el hecho teatral: los públicos. Se hacen discursos para profesionales, para gestores, para instituciones, pero en ningún caso se tiene en cuenta que, por ejemplo, un periódico local tiene unos lectores que, con una buena información, detallada, fundamentada, se pueden convertir en públicos. Y si no se logra trascender al círculo cerrado estaremos hablando de una actividad muy condicionada por las decisiones administrativas, es decir, que si los públicos no tienen ninguna incidencia de ninguna de las maneras en los resultados finales de la programación, ya sea en términos económicos puros o como corrector del interés cultural de lo producido, nos moveremos en un terreno adocenado por los criterios de las comisiones que dan las subvenciones, de los programadores que ejercen su derecho de elección siempre en base a criterios de no correr riesgos, creándose estamentos sociales de acceso a una cultura de excelencia solamente en territorios donde la diversidad sea posible. Y debería ser algo que estuviera al alcance de todos, siempre que existieran programas adecuados elaborados concienzudamente desde distintos sectores para actuar en esta dirección.

Los hechos siempre certifican mejor lo existente que las declaraciones, y hemos visto espectáculos que nos han sorprendido por su calidad, otros que se comprende su inclusión por proximidad; hemos descubierto tres salas magníficas para espectáculos de formatos medios además de los dos grandes coliseos, el Cuyás y el Pérez Galdós, nos queda la sensación de que lo que más nos ha impactado de todo lo visto los pasados días, son dos espectáculos de origen africano, donde los cuerpos y las puestas en escena, especialmente el diseño lumínico, nos han parecido de una elaboración excepcional; la organización ha estado atenta a las necesidades de los concurrentes, hemos podido retomar conversaciones con viejos amigos, hemos descubierto la sabiduría de novísimos agentes de la gestión y la creación y hemos escuchado chismes, filtraciones sobre los posibles cambios que se van a producir en diversas organizaciones profesionales vitales en el sistema imperante en el Estado español. 

artezblai mercado artes performativas atlántico sur MAPAS 2021

Era la primera vez que acudía a MAPAS, pese a que cada año estaba invitado, pero coincidía con fechas ya comprometidas. La división en dos sedes, Artes Escénicas en Las Palmas y Músicas en Tenerife, es un estrés añadido para varios de los asistentes. Deberán analizar el asunto desde la organización. Cierto es que el último día en Las Palmas se notó una bajada de profesionales que afectó de manera muy concreta a algún espectáculo presentado. Otro sí, en muchas de las actuaciones la platea estaba ocupada casi exclusivamente por asistentes profesionales al evento, en los teatros de mayor capacidad y en horarios más habituales, había públicos sin acreditación, es decir espectadores independientes, en número variable, pero que dotaban al acto de otro aire más abierto y con respuestas más inmediatas a los estímulos de los escenarios.


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