Le sort du dedans/ Baró d’evel Cirk Compagnie
Una obra imprescindible
Obra: Le sort du dedans Compañía: Baró d’evel Cirk Compagnie. Intérpretes: Camille Decourtye, Thibaud Soulas y Blai Mateu Trias. Escenografía e iluminación: Pierre Heydorff. Vestuario: Nathalie Prats. Música original: Thibaud Soulas. Concepción y dirección: Camille Decourtye y Blai Mateu Trias. Festival Periferias 2010. Carpa Recinto Ferial de Huesca 22 de octubre de 2010
Arrancó el pasado viernes en Huesca la programación de las artes escénicas de Periferias 2010 con “Le sort du dedans”, un excelente espectáculo de circo contemporáneo de la compañía francesa Baró d’evel Cirk. Lástima que sólo se pueda ver durante tres días, porque nadie se debería privar del placer de disfrutarlo. Cuando uno se acerca a una carpa de circo siente que ahí dentro late un mundo en el que casi todo es posible. La de Baró d’evel es pequeña, de una preciosa elegancia, de un rojo burdeos inmaculado que nos anuncia la embriaguez de los sueños.
Y al traspasar su umbral, al recorrer el pasillo circular que nos conduce a la pista, al corazón del circo, al atravesar sus cortinas sonoras, se presiente que, en efecto, nos espera un mundo especial y fuera de lo común. Se apagan las luces y comienza la función. Como un susurro en la oscuridad. Con delicadeza. Toda ella es una caricia para los sentidos. Poco a poco se despliega una explosión de sensaciones, de ternura, de comicidad, de inteligencia, de buen gusto. Te envuelve la luz, la sombra, el sonido, la música, la respiración, el eco de los cuerpos. Algo te inunda. Un aire mágico te llena los pulmones. Sientes que eso que estás viviendo sólo es posible ahí dentro, en ese momento y en ese instante. Nace ante tus ojos un mundo único e irrepetible, que más que ser especial, te hace ser especial. Y esa es una cima muy difícilmente alcanzable. Magnífico el uso del espacio, con esa pista exterior parcialmente tapada que rodea al público (rodeamos y somos rodeados al mismo tiempo) que posibilita un inteligente juego de sorpresas y crea múltiples focos de atención.
Excelentes las acrobacias, convertidas en piezas de un rompecabezas que van componiendo una situación teatral. Magnifico el canto de Camille Decourtye, el contrabajo de Thibaud Soulas, el clown de Blai Mateu Trias. Inquietante el caballo en entra y sale de la pista sin que nadie le traiga ni le lleve. Emocionante la cercanía de los payasos, sus gestos llenos de expresividad, su comicidad, tu ternura, su ingenuidad. En efecto, el clown es mucho más que alguien que nos hace reír tras una nariz roja. Una extraordinaria muestra de circo contemporáneo, pero que recoge lo mejor de la tradición francesa: elegancia, sentido del humor y una excelente formación. Chapeau.
Joaquín Melguizo Publicado en Heraldo de Aragón, 24-10-1o