Autora: Denise Despeyroux
Prólogo: Eduardo Pérez Rasilla
El drama de Hedda es el drama de la ausencia de libertad. Hedda se siente atrapada en una vida ridícula, ha perdido el contacto con su propio deseo y cree que solo tiene inclinación hacia una cosa en el mundo: aburrirse mortalmente. Las dinámicas psicológicas que vinculan y dominan a los personajes del drama de Ibsen han sido trasladadas a un entorno vasco y contemporáneo, fuertemente marcado por las ambiciones del mundo académico universitario. Desde ahí se fantasea con un posible romance entre el escultor vasco Jorge Oteiza y “una Hedda uruguaya”, la poeta Blanca Luz Brum, de quien no sería exagerado afirmar que enloqueció de amor a toda una generación de intelectuales y artistas en la década de los treinta.