Y no es coña

Life is Beautiful

Cuando se acumulan las emociones, las yemas de los dedos al apretar las teclas de la computadora sienten, transmiten sensaciones que abarcan a todo el sistema nervioso y hasta el linfático, por lo que se convierte este ejercicio ritual en un episodio de la superación del colapso que produce la muerte de un amigo con el que en las últimas décadas se ha conspirado, hablado, discutido sobre teatro, sobre obras de teatro, sobre políticas culturales y teatrales, sobre la vida política, sobre la vida y que acuñó como lema ante cualquier adversidad la frase “Life is Beautiful”.

Me refiero a Mario Ernesto Sánchez, un cubano que llegó de adolescente a EE.UU, en un barco con un visado especial y formó parte de la llamada Operación Peter Pan y que en Miami se convirtió en una figura de la cultura hispánica al fundar el grupo de Teatro Avante que llegó a tener sala propia y el Festival Internacional de Teatro Hispano que este año debe cumplir la edición número 39. Se le puede ver en decenas de filmes, casi siempre haciendo de malo latino por lo que moría irremediablemente, asunto que nos tomábamos a broma sus amigos.

Este hombretón emanaba humor sarcástico, adhesión a principios democráticos muy genuinos y pasión u obsesión por las Artes Escénicas. Cada año en su festival estrenaba una obra a cargo de Teatro Avante. Si miran el histórico pueden entender su pensamiento escénico. Los últimos años unió este devenir a Abel González Mello con un tema recurrente, imposible de soslayar: Cuba, los cubanos de dentro y de fuera con todos sus matices imaginables. Un declaración de principios bastante clara. Había montado una obra de Mario Vargas Llosa que repuso en el 2024 y que coincidencias de la vida, visitará el Corral de. Comedias de Alcalá de Henares la semana próxima.

Más coincidencias: el año pasado el festival homenajeó a Juan Margallo y Petra Martínez. No pudieron deslazarse a Miami, fui el encargado de recoger la estatuilla del premio. Lo trasladé a Madrid y se la entregué a los galardonados. Perdonen la inmodestia: quedamos vivos Petra Martínez y este su seguro servidor.

Mario Ernesto era un generoso amigo, un hombre patriarcal, a su lado siempre notabas su interés por arropar a todos, su búsqueda de espectáculos para la programación de su festival le llevaba a visitar muchos otros festivales donde coincidíamos. Motivo para juntarnos a deconstruir el mundo teatral y volverlo a dejar en estado de revista, a discutir sobre el valor intrínseco o técnico teatralmente hablando de una obra u otra y en mi caso a aprender, de nuevo, por sus argumentaciones, que los festivales, las programaciones de los teatros se hacen para unos públicos y que se les debe atender para no perderlos, aunque la rutina de la vida vaya debilitando el número de fieles. No obstante, yo he visto en Miami alguna de las obras más importantes del teatro hispano de este siglo. Cito de memoria: la chilena “Amores de cantina” y la mexicana “Amarillo”, entre otras muchas, especialmente argentinas.

Con esto quiero recalcar que la amistad se forjó a base de admiración y tolerancia. Con él terminé con mis reticencias para ir a los Estados Unidos de América y admitir sus políticas, entendí de una manera real lo que significa Miami para muchos cubanos y que no todos eran reaccionarios, sino algunos eran disidentes. Se nos ha ido una persona que inundaba los espacios, que siempre estaba dispuesto a un abrazo, a un sugerencia programática o a una discusión con quienes no desdeñamos la posibilidad de un mundo basado en la igualdad democrática fuera del neoliberalismo.

Hoy lo recordamos con cariño, afectación, nos solidarizamos con familiares, compañeros y amigos repartidos por todo el mundo hispano, comprendemos que la edición del festival de este año pueda suspenderse o remodelarse, y sabemos que lo vamos a echar mucho de menos porque compartíamos con otros amigos y amigas del mundo de las artes escénicas un grupo en las redes en donde nos divertíamos analizando los momentos más delirantes de política internacional actual. Tuvimos la suerte de reiterarle en vivo y en diferido que le queríamos. Ahora lo proclamo: Mario, te he querido mucho. Te seguiré queriendo.

Vista desde la muerte, mi duda razonable es, ¿se puede uno despedir con un “Life Is Beautiful”?

Sea.


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