Sangrado semanal

Lingote de mierda

Interesaos por todo, Artistas: el dibujo que trazan las vetas de madera sobre la mesa, el suspiro inadvertido del camarero cuando abandona la barra, los ojos cansados de quien responde: ¡Bien! a la pregunta de: ¿Y cómo va la Vida?

Recoged para procesar interiormente y devolver al mundo lo transformado. Ese dicen, fue uno de los grandes secretos de la Alquimia: transformar la mierda en oro. Quizás hablaban los alquimistas en sentido figurado y aquel que consiga sublimar la realidad transformándola en un objeto de arte esté muy cerca del secreto de aquellos buscadores de la verdad sutil e inasible que rodea todas las cosas del mundo.

¿Qué es ser artista? ¿Quién es el artista y qué papel ocupa en este planeta? ¿Qué haríamos sin cultura, sin arte, sin música y letras? ¿Sobreviviría la especie humana? Hay médicos, abogadas y fontaneros, peluqueros y trabajadoras sociales y también hay auténticos especialistas en las facetas más diversas del arte que viven camuflados entre los mortales. Los hay incluso anodinos, de forma que nadie sospecharía que aquel personaje espigado y con gafitas sabe soñar con los pies construyendo asombrosas estructuras de claqué; y que aquella niña de melena corta y que es tan poquita cosa toca el violín como los ángeles cuando pocos la ven y que aquel hombre apocado, sentado en el vagón del tren, tiene una voz que es la envidia del mismísimo Zeus; Que el dueño de aquel bar sabe más de historia que tres wikipedias juntas…

Y como parece que el ser humano no concibe las cosas sin su contrario, tampoco podía ser de otra manera en el caso de los artistas, donde también existe el ejemplo radicalmente opuesto: personas que hacen de su personalidad un personaje y que se labran una estética asombrosa para habitar la cotidianeidad. Son esos seres que uno ve por la calle y dice: «Ufff, este/a tiene que ser poeta o pintor o cantante…o cantamañanas; pero lo que está claro es que no tiene un trabajo de oficina de 9 a 7, entre otras cosas, porque no le admitirían con esas pintas. (Que conste que hay muchos artistas que trabajan más que de 9 a 7, sólo que no en oficina.)

Ellos suelen llevar largas barbas de chivo y sombrero, ellas turbantes y mucha máscara de pestañas. Son excéntricos. Quitándole el tono peyorativo a la palabra, este adjetivo hace referencia a aquello que se aleja del centro, de la masa, de lo comúnmente admitido. Eugenio Barba sabe mucho de lo que significa hacer arte en la periferia o hacer de la periferia un arte.

Independientemente de si uno elige o decide ser un artista cóncavo o convexo, todos tienen algo en común. Todo les interesa y de todo se alimentan. Los artistas cóncavos viven camuflados entre la masa e intentan pasar desapercibidos. Los artistas convexos son de los que van «hacia fuera», son un recordatorio constante de que la realidad es moldeable y de que nosotros podemos ser arquitectos de lo nuevo. Parecen decir: ¡Hola Mundo! ¡Mira lo que se puede hacer con un pantalón y unas gafas! La realidad puede conformarse de otra manera…¡DESPIERTA!

Conozco yo a uno de esos artistas convexos que, en realidad, es mucho más normal que cualquiera de nosotros. Esta persona lleva semanas dándole vueltas a su siguiente idea creativa y… ¿Adivinan qué? No hace más que pensar en construir un lingote de mierda.

Si esto no es alquimia pura, que baje Dios y lo vea.


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